Cuentan los expertos en sus informes de situación que la crisis bursátil actual es muy diferente a la vivida en ocasiones anteriores, por ejemplo, la del verano de 1998, y que los impulsos externos, por tanto, también serán ajenos a los inducidos por la evolución de los tipos de interés.
El Nuevo Mercado español cumplió el martes su primer año de vida, con una caída acumulada del 70%. Se gestó de manera apresurada, a golpe de teléfono de las autoridades bursátiles para que las empresas entraran por el aro, y nació con fórceps. Para entonces el Nasdaq ya había iniciado la tendencia a la baja.
Cuestión de sólo tres valores
Inversores, operadores, gestores y analistas se niegan a cambiar posiciones. Más de lo mismo, por tanto, en la Bolsa española. Todo pasa, para bien o para mal, alrededor de Telefónica y los grandes bancos, que son los valores más capitalizados, los más líquidos, en los que resulta más fácil entrar y salir.
Volatilidad y ausencia de operaciones conforman el escenario en el que los mercados de acciones desarrollan su actividad en las últimas cuatro semanas. Al menos por ahora, no obstante, se mantiene la resistencia a la baja, con el Ibex afianzado por encima del nivel técnico de los 9.000 puntos.
Más de lo mismo. Inicio de la publicación de los resultados empresariales en Estados Unidos y expectación ante la reunión que el miércoles celebrará el Banco Central Europeo son los centros de atención preferente en una semana, la actual, marcada por las vacaciones de Semana Santa.
El otoño último marcó una nueva etapa en las Bolsas del mundo. Tras seis años de exuberancia y alzas continuadas, siempre bajo la batuta del mercado tecnológico estadounidense Nasdaq; tras seis años de desprecio a los valores fundamentales de las empresas y el aplauso a aquellas que acumulan pérdidas billonarias, los mercados giraron sobre sí mismos en octubre pasado.
La volatilidad, donde marzo de 2000
Nueva oleada de advertencias negativas sobre resultados empresariales en las Bolsas de Estados Unidos. Y ya van tres desde octubre. El desánimo se torna en miedo, y éste, en pánico vendedor. Fue lo que sucedió ayer en los principales mercados del mundo. El Nasdaq caía el 6% en el periodo de coincidencia operativa con Europa, y el Dow Jones, el 2,5%. El contagio fue automático.
La Bolsa sube un 0,17%, pero mantiene un volumen de negocio bajo
Las Bolsas estrenan abril con el ánimo encogido después del tobogán o montaña rusa, dientes de sierra que llamaban los clásicos hace 25 años, del primer trimestre. Hoy, como ayer, los resultados de las empresas cotizadas son decisivos.
La ausencia de inversores finales en la Bolsa española, tanto institucionales como privados, ha provocado un fuerte aumento de la volatilidad y la pérdida de referencias técnicas. Las riendas están ahora en manos de los operadores y especuladores intradía. El auge de este fenómeno ha puesto en guardia a gestores y analistas por las singularidades de esta fórmula operativa.
No hay gas suficiente para mantener las cotizaciones bursátiles, aunque el esfuerzo de los gestores de fondos de inversión y de las firmas de Bolsas que operan por cuenta propia parece ser suficiente para mantener los principales índices nacionales en terreno positivo.
La debilidad de los mercados de acciones estadounidenses en el periodo de coincidencia operativa, en esta ocasión por las advertencias renovadas de resultados empresariales peor de lo previsto, y la sensación de que el Banco Central Europeo decidirá hoy, finalmente, mantener los tipos de interés provocaron ayer un movimiento de realizaciones de beneficios en la Bolsa española, que no fue especialmente agresivo.
Los expertos en Bolsa resaltan en los últimos días el bajo nivel de actividad que se registra en el mercado. Para unos, este hecho resta credibilidad al proyecto en ciernes de recuperación de las cotizaciones, porque no tiene una base compradora firme. Para otros, la baja actividad observada en el rebote está justificada por el negocio más alto sumado en los días del hundimiento.
El deterioro de los resultados empresariales, unido al enfriamiento de la economía de Estados Unidos, que tanto monta, fue el detonante, allá por octubre, de la crisis actual de las Bolsas. El recorte de los tipos de interés no ha logrado enderezar la situación.
Pedir árnica a los poderes políticos
Hace un año las firmas de inversión sacaban en los medios a sus jóvenes más confiados y agresivos. Ahora prefieren enseñar a sus analistas más grises, experimentados y, por supuesto, escépticos. Mucho han cambiado las cosas en un año y diez días. La Bolsa está enrocada en un pesimismo que raya lo milenarista. Y, claro está, hace tiempo que entró en barrena.
Las ventas, bajo el 'efecto manada'
Pesimismo, caos y confusión. La Bolsa española vivió ayer la peor sesión del año. El Ibex terminó con un retroceso del 3,44%, la mayor caída desde el 20 de diciembre, y perdió lo ganado en 2001. La fulgurante recuperación de enero, con una mejora del 11%, es agua pasada. La debilidad de los mercados estadounidenses y la situación en Argentina han pasado factura al mercado nacional.
Hasta que cambie el sentimiento
<i>Greenspan y el 'efecto tango', claves</i>
El Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos se reúne mañana. El consenso entre los analistas es que bajará 0,5 puntos los tipos de interés debido al deterioro de las Bolsas.
La teoría del 'abrazo del oso'
El Nasdaq sólo contagia para mal
La Bolsa española vivió ayer la jornada más agitada del año, con una desviación entre el máximo y el mínimo del día del 4,76%. La caída en picado de los precios de los valores tecnológicos que cotizan en el Nasdaq ha contagiado al resto de los mercados del mundo. El nacional, no obstante, aguanta, al menos por el momento, la fuerte presión.
El Instituto Nacional de Estadística hará públicos el miércoles los datos de inflación correspondientes a febrero. Otros países de la zona euro harán lo propio y en Estados Unidos se conocerán los precios industriales. Alemania ya ha adelantado cifras desfavorables en este sentido.
El analista jefe de una de las entidades bancarias nacionales más importantes recalcaba a final de 2000 que el deterioro de los resultados de las empresas cotizadas iba a tener una influencia decisiva en la evolución de los mercados y que apenas sería compesado por un recorte de tipos, salvo que éste fuera violento.
La recuperación de los mercados latinoamericanos, con el de Argentina a la cabeza en el periodo de coincidencia operativa, y la apertura al alza del Nasdaq propiciaron ayer la mejora de la Bolsa española, dada su gran sensibilidad a estos dos factores.
En manos de la especulación y de los especialistas en el corto plazo. La ausencia de inversores finales en las principales Bolsas del mundo ha supuesto un aumento de la volatilidad en los últimos días. Este fenómeno coincide en el tiempo, además, con una grave depresión bursátil.
Greenspan y los tipos de interés
El principal indicador de la Bolsa española pierde posiciones de manera progresiva, aunque sin brotes alarmistas. El Ibex bajó ayer un 0,68% y se situó por debajo del nivel técnico y psicológico de los 9.500 puntos, hasta los 9.486,10. El volumen de negocio fue muy discreto, con sólo 1.460 millones de euros intercambiados en el mercado continuo.
Del mejor enero de la historia del Ibex al peor mes de febrero de este mismo índice. Son las reglas de juego, parece ser, de la coyuntura bursátil actual. Volatilidad y riesgo crecientes que alejan al inversor final de los mercados de acciones.
La economía turca no tiene el peso específico suficiente para arrastrar a la baja el resto de las economías más industrializadas del mundo, en general, ni a ninguna otra relevante, en particular. Además, el grado de exposición de los bancos alemanes en la zona no es preocupante.
El batacazo del Nasdaq en la sesión del viernes no tuvo ayer el impacto negativo sobre los mercados europeos augurado por los más pesimistas. "La caída del mercado tecnológico estadounidense obedeció a un hecho concreto, a unos malos resultados y expectativas de Nortel, y no a una debilidad de fondo generalizada", decía el analista jefe de una firma de Bolsa. "Los mercados", continuaba, "parece que van aprendiendo a diferenciar las cosas y a no generalizar".
El festivo ayer en Estados Unidos fue determinante en el desarrollo átono, sin garra, del resto de los principales mercados de acciones del mundo. Los movimientos del Nasdaq, de nuevo presionado por revisiones a la baja de los resultados empresariales, y la debilidad de fondo de las telecomunicaciones y empresas de móviles mantienen en vilo a operadores e inversores.
Los mercados de Estados Unidos permanecerán hoy cerrados, lo que obligará a los europeos a mirarse el ombligo y cotizar sus propias expectativas tras la resaca de la semana pasada. El nivel de los 10.000 puntos es la gran referencia para el Ibex.
Las Bolsas enfilan la recta final de febrero teñidas de rojo, que es el color de las pérdidas en las pantallas de cotización. La francesa y la italiana, con caídas acumuladas en el mes ligeramente superiores al 6%, son las más castigadas. Le siguen la alemana, con el 4%, y la española, con algo más del 3%. Salvo en el caso español, los mercados europeos mantienen la debilidad de fondo de enero.
El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos hablará mañana del estado de salud de la economía de Estados Unidos y de sus expectativas de futuro. Los analistas esperan nuevas señales sobre la política monetaria en un momento en el que abundan las dudas sobre la situación económica.
Eléctricas, valores de capitalización media y pequeña o empresas singulares, con alto valor añadido, como Zeltia, susceptible de ser opada en cualquier momento por un gigante farmacéutico, acaparan la atención de los inversores en Bolsa. O lo que es lo mismo, apenas media docena de compañías. En el caso de los chicharros, además, los movimientos son muy rápidos. Hay valores que suben y bajan a velocidad de vértigo, sin tocar pared.