El Nasdaq sólo contagia para mal
Aludía ayer uno de los observadores avezados de la Bolsa española a la vieja canción de "ni contigo ni sin ti...", con referencia explícita al mercado tecnológico estadounidense Nasdaq y la capacidad de contagio al resto de los mercados de acciones del mundo.
Si sube el índice tecnológico, como sucediera el martes, porque sube mucho y eso nunca es bueno. Si baja, porque las cosas están mal y tarde o temprano se trasladarán a Europa. O lo que es lo mismo, que toca bajar sea cual fuere la evolución del Nasdaq, salvo que éste inicie un desarrollo más atemperado.
El miedo ha vuelto a instalarse en los mercados debido a la escasa o nula consistencia de las reacciones al alza; a la ausencia de inversores finales, atrapados a precios sensiblemente más elevados que los actuales, y al dominio de operaciones de arbitraje que sólo buscan diferenciales favorables en los precios, sin importar la tendencia de fondo del mercado. Esta actuación es posible con los derivados.
A medida que pasa el tiempo y se cumplen los plazos programados por gestores e inversores sin que se registren ganancias en las carteras, el fiel de la balanza comienzan a experimentar una inclinación peligrosa. Abunda la sensación, así, de que los mercados han entrado en una nueva fase, ahora a la baja, tras años de bonanza.
Resulta curioso comprobar cómo la tan cacareada, por esperada, caída de tipos de interés en Estados Unidos comienza a perder fuerza en los círculos de renombre. Hay quien considera que el descenso de los tipos de interés debe ir acompañado por mejoras en el crecimiento económico. Es decir, que por sí mismas no contribuirán a animar a inversores y operadores a tomar posiciones.
En los últimos días, con todo, se han registrado aumentos en los volúmenes de contratación, pero sin la continuidad necesaria para mejorar el fondo.