Hasta que cambie el sentimiento
Y ahora, a cotizar expectativas, que es lo que mantiene viva (a veces más muerta que viva) a la Bolsa desde siempre. Tras lo decidido ayer por el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos y una vez observadas las reacciones primeras de los mercados de acciones estadounidenses (en Europa todos habían cerrado ya sus puertas, como es habitual en estos casos), los agitadores se emplearán hoy a fondo en tratar de llevar las cosas al lado que más les convenga. Un caso, por lo demás, muy típico en mercados tan dinámicos como la renta variable.
Antes de desmenuzar el proceso, los observadores avezados recomiendan volver la vista atrás, aunque sólo sea un instante. Recuerdan, en este sentido, que con el estreno de la semana se produjeron numerosas manifestaciones de otros tantos gestores respecto a la importancia que tendrá la evolución de los mercados hasta el viernes. Por eso no se trata de lanzar las campanas al vuelo, o de rasgarse las vestiduras por el comportamiento de anoche en Estados Unidos y los que se esperan para hoy en Europa. Lo importante, dicen, es ver cómo se ajustan los movimientos.
Esta situación resalta, ante todo, el deterioro del sentimiento del mercado desde octubre. Se cumple ahora un año de la sobrerreacción alcista de inversores, operadores y analistas ante cualquier noticia positiva. El sesgo fue cambiando de manera lenta, pero continuada, ante la debilidad manifiesta de las acciones tecnológicas, y hoy el curso y las sobrerreacciones de los mercados ante las noticias son lo contrario. Es decir, se pasan por alto las noticias positivas y se magnifican las desfavorables.
El cambio de sentimiento de los mercados, en una secuencia repetida históricamente en las Bolsas, no se produce en 24 horas. Todo tiene un tiempo de maduración más o menos prolongado.