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Los resultados empresariales marcarán la tendencia de las Bolsas

Las Bolsas estrenan abril con el ánimo encogido después del tobogán o montaña rusa, dientes de sierra que llamaban los clásicos hace 25 años, del primer trimestre. Hoy, como ayer, los resultados de las empresas cotizadas son decisivos.

Los últimos indicadores divulgados en Estados Unidos han llevado el sello de la confusión, como siempre. Se alternan signos positivos con negativos, pero toma cuerpo el sentimiento de que la economía no ha entrado en recesión. Mejoran, es más, los índices de confianza, que es lo que siguen ahora los expertos con especial interés.

Hay coincidencia entre los analistas, seis meses después del estreno en los mercados estadounidenses de la moda de los profit warnings, de que la crisis bursátil actual no es comparable a las anteriores, porque obedece a un deterioro rápido de los resultados de las empresas cotizadas en un contexto de enfriamiento económico.

Esta situación coincide en el tiempo, además, con la llegada de las principales Bolsas del mundo a niveles históricos. El análisis, por tanto, es muy fácil. Los mercados de acciones están sobrevalorados; llega el ajuste y las valoraciones a la baja y los tipos de interés no tienen la capacidad, al menos a corto plazo, de actuar como antídotos y nivelar las cosas.

Términos como PER o relación PER-valor contable, hasta hace muy poco en desuso y despreciados por los mercados, alcanzan un protagonismo especial en los últimos meses. Por eso, los resultados trimestrales serán determinantes en la conformación de las tendencias bursátiles a corto plazo.

Mientras, los analistas discrepan sobre la evolución inmediata de los tipos de interés tanto en Estados Unidos como en Europa. Los recortes, dicen los más prestigiosos, tardarán en llegar.

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