Reconocen los analistas más sesudos estar al borde de la locura, porque las grandes cifras de actividad económica de los principales países del mundo no cuadran. La contradicción es algo ya tan normal que desnaturaliza la esencia misma del análisis. O, si se prefiere, que tanta confusión contribuye aún más al deterioro de las expectativas en los mercados.
No hubo sorpresas el martes. La Reserva Federal de EE UU se ajustó al guión previsto y bajó los tipos de interés en 0,25 puntos. La pelota está ahora en el tejado del Banco Central Europeo (BCE). Los analistas consideran que el jueves bajará los tipos en 0,25 puntos.
El proceso está en fase embrionaria, pero los mercados se agarran a un clavo ardiendo para tratar de recuperar precios y volúmenes. La fantasía no tiene límites, tanto en épocas de depresión como en situaciones de opulencia. Fueron las advertencias sobre resultados empresariales peores de lo esperado las que tumbaron las Bolsas, en un movimiento que comenzó el otoño pasado y que ha crecido como bola de nieve en lo que va de año. Ahora, las señales que provienen de Estados Unidos son diferentes.
La Bolsa española repitió ayer la misma jugada de la víspera. Amaneció al alza, perdió fuerza a la media hora de abrir sus puertas y volvió a recuperar terreno en el periodo de coincidencia operativa con los mercados estadounidenses. Siempre, eso sí, con un ojo puesto en Argentina. El Ibex encadenó su segunda subida consecutiva, al ganar el 1,15%.
De mejor a peor, pero al final, con alza del 1,34%. Y lo que es más importante, un poco más lejos de la zona de mínimos del año que tanto nerviosismo ha generado entre los inversores en los últimos días. La española fue ayer la Bolsa de mejor comportamiento en Europa tras varias jornadas muy penalizada.
Las reacciones a lo que acordó ayer la Reserva Federal de Estados Unidos se darán hoy en España y en el resto de los mercados europeos, a excepción de Alemania, que pudo cotizar el evento durante 15 minutos. La de ayer, así, fue una sesión de puro trámite. El Ibex mejoró un imperceptible 0,07%.
El mercado nacional, en línea con lo que sucede en la mayor parte de las Bolsas del mundo, ha vuelto a tocar la zona de mínimos anuales. Desde hace unos meses, los operadores a corto plazo descargan aquí toda su imaginación, también gran parte de sus efectivos, porque, al menos por ahora, el rebote técnico al alza siempre se ha producido.
Salvados por la campana, que en este caso fue, como siempre, la apertura al alza de los mercados de acciones estadounidenses. La Bolsa española vivió ayer la jornada más tensa de las últimas cuatro semanas, con una fluctuación del 2,5% entre el máximo y el mínimo del día. Al final sólo cayó un 0,12% por el maquillaje de los últimos compases.
El Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos, que decide sobre la evolución de los tipos de interés, se reúne mañana. Los analistas apuestan por un nuevo recorte tras los buenos datos de inflación conocidos la semana pasada.
Se ha acabado la temporada en Estados Unidos de advertencias sobre resultados empresariales. Las Bolsas, sin embargo, siguen obsesionadas con el asunto y apuestan por una nueva oleada de rectificaciones a la baja de resultados empresariales, expectativas y previsiones no cubiertas para el mes de octubre.
Pudo haber sido peor, decían ayer los operadores. Pintaron bastos durante todo el día, con caídas en el Ibex superiores al 2% a lo largo de tramos muy extensos de la jornada. Al final, las compras selectivas aliviaron la situación y el principal índice de la Bolsa española bajó el 1,5%, hasta los 8.322,90 puntos, después de haber tocado un bajo del día en los 8.242,30 puntos, es decir, muy cerca de los mínimos anuales.
El tercer viernes de cada mes es referencia obligada en las Bolsas del mundo, porque se produce el siempre temido vencimiento de opciones y futuros sobre índices y acciones. Los bolsistas definen el periodo del vencimiento (de cuatro y cuarto de la tarde a cinco menos cuarto, en el caso español) como hora bruja. Quizá por aquello de la magia, del recelo a lo desconocido.
La multinacional estadounidense Johnson & Johnson ha sido el valor del Dow Jones que más ha subido, un 6%, desde el viernes pasado, fecha en la que se hizo público el acuerdo de comercialización del anticancerígeno ET-743 que investiga la biotecnológica española Zeltia. En el mismo periodo de tiempo, ésta ha subido un 15%.
Las cifras de inflación divulgadas en la zona euro el martes fueron recibidas con aplausos, en algunos casos demasiado sonoros, por aquellos especialistas y agitadores que desde enero critican al Banco Central Europeo por su política de tipos de interés.
"La Bolsa tiene ganas de resarcirse del desastre de la semana pasada, cuando perdió algo más del 4%. Esto, sin embargo, no es nuevo, porque subidas y bajadas se suceden de manera alternativa, incluso con porcentajes similares, desde que comenzó el verano", decía ayer el analista de una firma de valores.
El viernes, tercero del mes, se produce el vencimiento del futuro de agosto. Será una de las sesiones más importantes de los últimos días desde un punto de vista puramente técnico, a decir de los expertos.
Volatilidad y volúmenes de negocio escasos volvieron a ser ayer los grandes protagonistas de un mercado que no acaba de encontrar una dirección concreta. Tras el varapalo de la semana pasada, con un retroceso superior al 4%, el Ibex subió un 1,64%, hasta los 8.337,70 puntos.
Una de las quejas que más se escuchan últimamente entre los corrillos de expertos o de simples observadores es la falta de volumen de negocio de la Bolsa. Pero marchan las cosas en el mercado como para asustar a cualquiera. No sólo se trata de que el Ibex acumule una caída tras otra. Se trata de que uno puede irse a comer y, a la vuelta, ver un valor un 5% más bajo sin motivo aparente.
¿Hemos visto los mínimos del año en la Bolsa? ¿Ha pasado ya lo peor en los mercados de acciones? ¿Cabe esperar un movimiento de recuperación de precios y volúmenes? La llegada de la Bolsa española a la zona más baja del año no ha logrado despejar estos interrogantes.
Los diferentes regímenes contables y fiscales de las empresas cotizadas hacen que en los últimos días convivan presentaciones de resultados semestrales ciertos con advertencias negativas sobre trimestres venideros. Este asunto no es nuevo en las Bolsas, pero alcanza ahora una especial relevancia debido al protagonismo de los balances de las empresas sustituyendo a la otrora todopoderosa política monetaria.
Las malas noticias siguen pasando factura a las Bolsas. La inestabilidad de Argentina y la oleada de advertencias a peor de los resultados empresariales en Europa y Estados Unidos han dejado los mercados en una situación difícil. El Ibex bajó un 1,1% y fue su tercera caída consecutiva en la semana, un fenómeno que no se producía desde marzo.
Mezcla de advertencias y resultados
La Bolsa cae el 1,45% por la incertidumbre renovada en Latinoamérica
Aumenta la presión sobre el BCE
Imposible eludir la composición del Ibex 35, que es el que sirve de guía a los grandes gestores de fondos del mundo, tanto nacionales como extranjeros. El grupo Telefónica y los dos grandes bancos representan más del 50%. Por ello, la influencia de éstos, para bien o para mal, es decisiva.
Lo que se dice del segundo semestre
La volatilidad es sinónimo de aumento del volumen en la Bolsa. La española vivió ayer una jornada de especial agitación. Estaba al borde de los mínimos del año al filo del mediodía y se recuperó súbitamente en el momento de la apertura de los mercados de acciones estadounidenses, con el Nasdaq, a la cabeza de las ganancias, una vez más. Los valores tecnológicos fueron, claro está, los que más agradecieron el gesto de las Bolsas de Estados Unidos.
Es la segunda vez en una semana que los valores englobados en el Nuevo Mercado se desmarcan de la tendencia general de la Bolsa e intentan ir por libre. Buscan precios y volúmenes más altos en un movimiento importado del mercado tecnológico estadounidense Nasdaq.
Como siempre sucede con la reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos, las decisiones de éste llegan ya con los mercados de acciones europeos cerrados, con lo que las reacciones al caso se producirán hoy.
Telefónica y los dos grandes bancos suponen el 54,5% de la capitalización total de la Bolsa española, que es lo mismo que decir que sin la anuencia de estas tres compañías resulta imposible que los índices avancen.
Sin dinero es imposible que los mercados de acciones recuperen el tono y precios más favorables. Los inversores están atrapados a precios sensiblemente más altos que los actuales y se niegan a promediar, es decir, a poner más dinero encima de la mesa para comprar las acciones que ya tienen en cartera, pero a precios más bajos y abaratar el coste total. Táctica la de promediar, por cierto, que conviene estudiar muy bien.
La Bolsa española ha vuelto a las andadas en lo que respecta a los volúmenes de negocio tras una mayor animación en la primera quincena de junio. El mercado continuo movió ayer 1.444,4 millones de euros, incluidas operaciones especiales, frente a un promedio diario en lo que va de mes del orden de 2.000 millones de euros.
Dos son los términos de moda en la semana que ponen el punto y final a un primer semestre que ha disgustado a todos en términos de evolución bursátil. El primero es la recesión, tanto en Estados Unidos como en algunos países europeos, que es el caso de Alemania. El segundo, los movimientos de los tipos de interés.
Alan Greenspan vuelve a ser centro de atención preferente esta semana. Mañana y el miércoles se reúne el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal de Estados Unidos. Los analistas apuestan por un nuevo recorte de los tipos de interés de entre 0,25 y 0,50 puntos. Se trata, dicen, de reanimar la economía.
No hay gestor que se precie de tal que no se muestre especialmente sensible al cierre de cuentas del primer semestre del año. Va en juego no sólo su prestigio. En numerosos casos peligra el puesto de trabajo, más en Estados Unidos, bien es cierto, que en nuestro país. Por eso, el cierre del primer semestre tiene un interés destacado.
Los grandes bancos centrales del mundo están decididos a sacrificar la inflación en aras de un mayor crecimiento económico. La Reserva Federal de Estados Unidos dio el primer aviso el 3 de enero, con un recorte drástico de los tipos de interés, al que han seguido otros. Y cabe que la semana que viene se produzca una nueva vuelta de tuerca.
¿Flor de un día? La respuesta hoy y en días sucesivos, hasta que se confirme una tendencia cierta. Mientras, los analistas y operadores resaltan el traslado de posiciones desde los valores de la vieja economía hacia los de la nueva economía. En el caso de la Bolsa española, están aglutinados en el Nuevo Mercado, el Nasdaq particular.
La crisis interna del primer banco nacional pasó factura a la Bolsa española la semana pasada y en los primeros compases de la actual. Las noticias fueron ayer más conciliadoras en este sentido y el mercado lo agradeció.
El Banco Central Europeo se reúne hoy, como cada 15 días, para evaluar la situación económica y monetaria de la zona. La coyuntura actual se presenta enredada en una maraña de despropósitos económicos que se sintetizan en un progresivo enfriamiento económico con alzas constantes en los precios.
El mercado continuo formalizó ayer operaciones por valor de 3.118 millones de euros (518.854,69 millones de pesetas), la tercera cifra más alta en lo que va de año. El volumen de negocio, no obstante, apenas refleja lo sucedido en realidad. Prácticamente la mitad de lo contratado correspondió a operaciones especiales.