La Bolsa sube el 4,15% en la semana, animada por los grandes valores
El proceso está en fase embrionaria, pero los mercados se agarran a un clavo ardiendo para tratar de recuperar precios y volúmenes. La fantasía no tiene límites, tanto en épocas de depresión como en situaciones de opulencia. Fueron las advertencias sobre resultados empresariales peores de lo esperado las que tumbaron las Bolsas, en un movimiento que comenzó el otoño pasado y que ha crecido como bola de nieve en lo que va de año. Ahora, las señales que provienen de Estados Unidos son diferentes.
General Motors, Intel, Lucent o Cisco, por citar algunos ejemplos, han saltado al ruedo y cogido el toro por los cuernos en los últimos días. Para algunas de estas compañías, lo peor ha pasado. Para otras, la vuelta al beneficio está próxima. Coinciden todas en que se observan signos de mayor animación tras un año de fuerte crisis.
Los mercados, no podía ser de otro modo, han aplaudido este fenómeno, que a primera vista supone un intento de cambiar el sesgo de las advertencias negativas y animar a los accionistas para que reorienten sus posiciones en Bolsa.
Hay en esta política de gestos, puro mensaje hasta ahora, un punto que los inversores y operadores más dinámicos deben considerar. Se trata del factor tiempo. Las empresas consideran que el año que viene será mejor, pero ¿cómo serán los próximos meses? ¿Aguantará el mercado la presión de unos resultados trimestrales, los de septiembre, y anuales, los de cierre, negativos?
Los más optimistas confían en la capacidad de anticipación de las Bolsas a los acontecimientos y consideran que en las cotizaciones actuales, con los mercados muy cerca de los mínimos a pesar de las mejoras de esta semana, ya están recogidas estas circunstancias.
Los más cautos siguen sin actuar. Analizan con detenimiento, eso sí, las noticias que llegan de Estados Unidos y el deterioro que a su vez se produce en la zona euro. Permanecen con altas posiciones de liquidez, pero a la expectativa.
En lo que coinciden todos es en la idea de que las Bolsas cuentan con soportes a la baja muy sólidos tras las últimas noticias.
La moda peligrosa de operar al día
Si la montaña de los corretajes no viene a mí, yo me voy a la montaña a buscar corretajes. La sequía operativa de las Bolsas, el desfalco de Gescartera y la incertidumbre que ha rodeado, y sigue, a los mercados de acciones del mundo en los últimos meses han puesto a muchos intermediarios bursátiles contra las cuerdas. Las cuentas, sencillamente, no salen.
Se ha conocido en estos días que cerca del 15% de los empleados de firmas de Bolsa que trabajan en Wall Street serán despedidos. La Bolsa española, las firmas que operan en ella, sociedades y agencias de valores, no son ajenas a esta situación.
Se trata, así, de buscar fórmulas para hacer corretajes y que los balances no sangren más. Algunas agencias y sociedades, principalmente las pequeñas, han decidido que sus clientes jueguen al día a día y especulen con programas de trading. Esta fórmula, amén de peligrosa, porque exige un férreo control de los clientes para que no dejen fallidos, ha alicortado reacciones concretas de otros tantos valores ante la ausencia de inversores finales.
Los expertos comentan en estos días la fuerte presión que estos operadores singulares ejercen sobre valores como Indra, Terra, Jazztel, Telepizza, incluso con Telefónica, si bien el caso más sangrante ha sido el de Zeltia.