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LEALTAD, 1

<I>La ausencia de dinero</I>

Sin dinero es imposible que los mercados de acciones recuperen el tono y precios más favorables. Los inversores están atrapados a precios sensiblemente más altos que los actuales y se niegan a promediar, es decir, a poner más dinero encima de la mesa para comprar las acciones que ya tienen en cartera, pero a precios más bajos y abaratar el coste total. Táctica la de promediar, por cierto, que conviene estudiar muy bien.

Las instituciones, por su parte, se enfrentan a uno de los periodos de sequía más prolongados de los últimos años. Cuentan los gestores que el flujo de fondos, la entrada de nuevo dinero para ser administrado, alcanza históricamente bajos. Y, lo que es más importante, no hay sentimiento favorable hacia la inversión en Bolsa.

Después de una primera quincena de junio en la que los promedios de actividad diaria mejoraron mucho los registros de meses anteriores, con cifras del orden de los 2.000 millones de euros, la apatía ha vuelto a instalarse en el mercado. Huelga de brazos caídos, en definitiva, a la espera de que alguien le ponga el cascabel de las compras al gato de la Bolsa.

Esta caída estrepitosa de la tensión provoca, asimismo, movimientos importantes de volatilidad y hace que la atención se centre en muy pocos valores, con fines, generalmente, perversos. Se trata de aprovechar las operaciones intradía y la debilidad del mercado para hurgar en viejas heridas.

Telefónica es el ejemplo más claro de esta situación. Muy comentada la revisión a la baja, sin miramientos, de los precios objetivos por parte de firmas de análisis extranjeras, justo cuando hace un año la situación era la contraria. Cuestión de ánimo de los analistas.

Las Bolsas, en este movimiento, esperan que el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal baje tipos y, si cabe, que lance mensajes concretos sobre el estado de salud de la economía de Estados Unidos.

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