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LEALTAD, 1

<I>Llega la hora bruja en mal momento </i>

El tercer viernes de cada mes es referencia obligada en las Bolsas del mundo, porque se produce el siempre temido vencimiento de opciones y futuros sobre índices y acciones. Los bolsistas definen el periodo del vencimiento (de cuatro y cuarto de la tarde a cinco menos cuarto, en el caso español) como hora bruja. Quizá por aquello de la magia, del recelo a lo desconocido.

El vencimiento de este plúmbeo ferragosto llega en mal momento. Los volúmenes de negocio son testimoniales, porque se ajustan más a posiciones intradía de los propios intermediarios que a entradas o salidas ciertas de efectivo.

Mal momento, también, porque un elevado número de compañías cotizadas en los mercados de acciones estadounidenses vuelven a proyectar resultados venideros peores de lo esperado por el consenso. ¿Cuándo terminará la sangría? ¿Por qué no hacer proyecciones de una sola tacada y zanjar la situación con ello? Son preguntas que las empresas, al menos por el momento, no responden ni, es seguro, van a responder. O lo que es lo mismo, la incertidumbre se mantendrá en el tiempo, con el lógico impacto negativo en el ánimo de inversores y operadores.

Como se ha repetido hasta la saciedad desde el 3 de enero, fecha en la que la Reserva Federal de Estados Unidos decidió el primero y drástico recorte de tipos de interés, la política monetaria ha pasado a un segundo plano en las decisiones inversoras. Por ello, la batería de datos estadísticos que se publican en Estados Unidos en los últimos días no tiene el impacto esperado.

Vencimiento hoy, por tanto, del futuro. La atención de los expertos estará centrada en este hecho. Con frecuencia suelen producirse actuaciones compradoras o vendedoras de cierta intensidad, que servirán para poder intuir por dónde van los tiros del próximo vencimiento.

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