Mezcla de advertencias y resultados
Los observadores bursátiles viven en un caos permanente. Consideraban que con el cierre del primer semestre del año se había acabado un periodo de advertencias negativas sobre resultados empresariales, que tanto daño ha hecho a las Bolsas, y se abría el ciclo de resultados ciertos. Por ello, pierden la orientación al escuchar cada día nuevas advertencias negativas.
Este fenómeno, que aturde a la mayor parte de los participantes en el mercado, tiene una explicación contable y fiscal. No todas las empresas cotizadas en las Bolsas del mundo tienen trimestres o semestres coincidentes. Por ello, lo normal es que, como sucede, en los últimos días, en los mercados convivan advertencias negativas sobre trimestres venideros con resultados ciertos de trimestres vencidos.
Este fenómeno no es nuevo, es decir, no debería sorprender a los teóricos en el grado actual. ¿Por qué tanta algarabía? Porque las noticias, ante todo, son muy negativas y salvo algunas perspectivas favorables, la mayor parte de las empresas, bien con trimestres fiscales vencidos, bien con trimestres por vencer, presenta balances decepcionantes.
Hay un hecho, en este contexto, que llamó ayer la atención de los profesionales. Marconi advirtió de un beneficio menor de lo esperado, a la mitad en concreto, y amaneció con un varapalo del 53% en la Bolsa de Londres. ¿Cuál habría sido la reacción de las Bolsas si en lugar de anunciar un recorte de beneficio, pero beneficio al fin y al cabo, hubiera anunciado que entraba en pérdidas? Los analistas apuntaban, con sorna, que la empresa habría desparecido de la Bolsa.
Este apunte refleja, una vez más, los episodios de hilaridad a los que se han abonado los mercados, sobrerreacciones, en suma, que alejan al inversor final de los mismos. Los resultados, en fin, vuelven a pesar más en las decisiones de inversión que los movimientos de los tipos de interés.