Al cumplirse un año de la invasión de Ucrania por Rusia, la energía confirma su rol como principal arma bélica y deja 141 millones de nuevos pobres, además de una fuerte tendencia inflacionaria y una reestructuración inminente del comercio global
Un año después del inicio de la guerra, el abandono del país por parte de las empresas extranjeras está supeditado a requisitos mucho más estrictos y complejos
Hay muchos escenarios posibles para el conflicto. El más probable es que ni Moscú ni Kiev se impongan en la guerra y no haya acuerdo formal de paz durante mucho tiempo.
Los rumores sobre la muerte del comercio internacional son exagerados: el volumen sigue creciendo, pese a las sanciones a Rusia, los aranceles a China y el aumento de los riesgos
Grecia, que sufrió un duro ajuste en la anterior crisis y tiene una deuda del 180% del PIB, se niega a regalar a Ucrania los Leopard que le vendió Alemania
El precio del litro de diésel se disparó un 30,2% en un año, tres veces más que en Italia.
El litro de gasolina ya cuesta casi lo mismo en España que en Francia
Berlín ha desplegado ha aumentando las importaciones por gasoducto de Noruega, Bélgica y Países Bajos e iniciando la construcción de terminales de gas natural licuado
Europa puede abastecerse de esta fuente por sí misma. Obtenerla de África y Oriente Medio solo reproducirá los actuales patrones de dependencia exterior
Junto a la inflación y la factura energética, las economías afrontan el problema de la sostenibilidad de la deuda y el estallido de una crisis geopolítica
Hay que distinguir entre el llamado tope al gas para generar electricidad, el de consumo doméstico (TUR) y el que quiere fijar la UE para el precio internacional