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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Incluso una Rusia débil es un problema para Europa

Hay muchos escenarios posibles para el conflicto. El más probable es que ni Moscú ni Kiev se impongan en la guerra y no haya acuerdo formal de paz durante mucho tiempo.

Guerra Ucrania
Un equipo de artillería ucraniano dispara proyectiles contra posiciones rusas en Bakhmut.DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

Casi un año después de que Rusia invadiera Ucrania, es difícil ver que Vladímir Putin vaya a ganar su guerra. Pero una paz duradera tampoco está escrito. Europa parece destinada a una carrera armamentística y a un mayor desacoplamiento económico de su vecino, que podría prolongarse incluso si el presidente ruso se va. Aun así, los costes de los gastos adicionales en defensa, la pérdida de negocios y la reconstrucción de Ucrania son mucho mejores que una victoria rusa.

Hay muchos escenarios posibles de cómo evolucionará el conflicto militar. El más probable es que ni Rusia ni Ucrania se impongan en el campo de batalla y no haya un acuerdo de paz formal durante mucho tiempo. Después de todo, eso implicaría que Ucrania ceda tierras, algo que no puede aceptar, o que Rusia renuncie a todo el territorio que ha ocupado, incluida Crimea, lo cual Putin no va a hacer. Esto significa que ambos bandos seguirán luchando o habrá un conflicto enquistado como el de Corea del Norte y Corea del Sur. Cualquiera de estos desenlaces impondrá unos costes elevados no solo a Ucrania y a su rival, sino también al resto de Europa.

La economía de guerra rusa produce cada vez más tanques, misiles, municiones y aviones. Al Kremlin, cuyo déficit presupuestario se elevó a 25.000 millones de dólares el mes pasado, pronto le resultará imposible proteger a los rusos de a pie para que no les afecten estos costes. La población lo pagará con unos impuestos más altos, un menor gasto social o inflación. Por otro lado, Putin llevará más soldados jóvenes al frente de batalla de Ucrania. Como consecuencia de ello, la fuga de cerebros que comenzó hace un año continuará. La economía rusa está abocada a un estancamiento o a un declive, señala Tim Ash, un estratega de BlueBay Asset Management.

Ucrania será la más afectada por el conflicto en cuanto a pérdida de vidas, edificios destruidos y penurias económicas, como lo fue durante el año pasado. La UE y Reino Unido también sufrirán algunas dificultades. Ya tienen que encontrar alternativas al gas ruso. Y aunque los futuros del precio del gas para el próximo invierno han caído con respecto al pico del año pasado, todavía son cuatro veces más elevados que hace dos años. Esto ha disparado la inflación y ha perjudicado a la competitividad industrial. Mientras tanto, al rechazar el petróleo ruso, Europa paga más por las importaciones de crudo, mientras que China e India compran el oro negro con descuento.

Es probable que se produzca un mayor desacoplamiento económico. La UE baraja un endurecimiento de las sanciones contra Rusia. Las empresas europeas ven que hacer negocios en el país es menos rentable y sus clientes, sus empleados y sus accionistas les presionan para desvincularse.

La otra gran pregunta es qué sucederá si Putin muere o es expulsado. Una vez más, existen múltiples hipótesis. Bruno Tertrais, subdirector de la Fundación para la Investigación Estratégica, un centro de estudios francés, esboza cuatro: Rusia realiza una transición como hizo Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial; se aísla del resto del mundo como Corea del Norte; refuerza sus reivindicaciones con el objetivo de reconquistar territorio cuando sea más fuerte; o se desmiembra.

Otros son más optimistas. Radoslaw Sikorski, un ex ministro de Asuntos Exteriores polaco que ahora es miembro del Parlamento Europeo, afirma que Rusia solo se ha reformado después de derrotas militares como la Guerra de Crimea, la Guerra Ruso-Japonesa, la Primera Guerra Mundial y la Guerra Fría.

Otra posibilidad es que un lider diferente, que sea menos agresivo con Europa, sustituya a Putin. El nuevo autócrata podría llegar a la conclusión de que es más fácil controlar a la población rusa si el país no está económicamente aislado y no desea convertirse en un peón de China. “Un Putin 2.0 podría ser más realista sobre la economía y China”, explica Michel Duclos, un asesor especial de geopolítica del think tank Institut Montaigne.

En este último escenario, a Europa y Estados Unidos les interesaría un acercamiento, especialmente si vieran una manera de sacar a Rusia de la órbita de China. Sin embargo, antes de cualquier distensión significativa de las relaciones tendría que producirse un acuerdo de paz formal con Ucrania. Incluso entonces, Rusia no podría volver a convertirse en un proveedor de gas importante para Europa, ya que la UE y Reino Unido habrán conseguido pronto unas fuentes alternativas y habrán aumentado su energía renovable. El país tampoco será un lugar interesante para que los inversores, las empresas tecnológicas o los fabricantes de productos de consumo hagan negocios. Además, una Rusia menos agresiva seguiría siendo una amenaza a menos que hiciera una transición completa hacia la democracia. Y aunque el conflicto de Ucrania ha debilitado enormemente su Ejército, seguirá poseyendo armas nucleares.

Europa, que tardó en darse cuenta del peligro que representaba Putin, no olvidará rápidamente la lección, incluso si se marcha. Alemania y Francia ya planean unos presupuestos de defensa mucho mayores, mientras que Reino Unido también baraja realizar un mayor gasto. Como Estados Unidos quiere centrar su atención en el desafío de China, Europa pagará más por su protección en los próximos años.

Y luego está el coste de reconstruir Ucrania, que el Banco Mundial ahora calcula en 500.000 millones de euros y que sigue aumentando. No hay forma de que el sector privado pague todo esto, dado que la producción económica anual de Ucrania antes de la guerra era de solo 200.000 millones de dólares. Parece probable que la UE, que ha prometido a Kiev ser miembro del bloque, asuma la mayor parte de la factura.

Estos costes son insignificantes en comparación con un escenario en el que Putin venza en Ucrania. En ese caso, Europa tendría que preocuparse de cómo proteger a los Estados bálticos y a Polonia de una agresión. Sin embargo, incluso una Rusia debilitada por un año de guerra y sanciones sigue siendo un problema para Europa.


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