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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las sanciones contra Rusia: una estrategia fallida

Occidente debe imponer aranceles sobre las exportaciones de los países emergentes para disuadirles de seguir haciendo negocios con Moscú

Las sanciones impuestas sobre dictaduras dañan a su economía y afectan a su población, pero en pocos casos consiguen un cambio de régimen. Años de bloqueo contra Irán y Corea del Norte son una buena prueba. Fueron necesarias más de tres décadas de un fuerte boicot para acabar con el apartheid en Sudáfrica. Aislar a Rusia por su invasión de Ucrania es un reto inmenso. Es la novena economía mundial, con un PIB de 1,9 billones de dólares, una población de 145 millones y el mayor país en extensión. En 2021 fue el segundo exportador mundial de petróleo. Posee las mayores reservas de gas natural, y en 2021 fue el segundo productor y primer exportador de dicho producto. El año pasado fue líder mundial en exportación de trigo y aceite de semilla de girasol. Es asimismo un suministrador clave de metales como paladio, níquel, platino, aluminio y cobre.

Arrinconar al régimen de Vladimir Putin exige una estrategia muy meditada y tácticas eficaces que se adapten a las reacciones del Kremlin. Se debe elogiar a la Administración estadounidense por su inicial creación de una coalición integrada por EE UU, la UE, el Reino Unido, Canadá, Japón, Corea del Sur, Australia, Taiwán, Suiza, Singapur y Nueva Zelanda. Su PIB conjunto asciende a 54 billones de dólares, frente a los 20 billones que suman China y Rusia. El rublo se ha revalorizado frente al dólar desde el inicio de la guerra. Moscú lo ha logrado exigiendo a sus clientes que paguen en la moneda rusa. Europa vetó la compra de la mayor parte de gas natural, petróleo y carbón ruso. Putin reorientó sus exportaciones de hidrocarburos y otras materias primas hacia las principales potencias emergentes. Respecto a las cifras de 2017-2021, desde febrero el valor de los intercambios comerciales de Rusia se ha incrementado sustancialmente con China (64%), India (310%), Brasil (106%) y Turquía (198%). Los países emergentes jamás se han sumado a las prohibiciones de invertir y comerciar con Rusia. En muchos casos compran hidrocarburos a precios descontados mientras la UE y el Reino Unido registran tasas de inflación superiores al 10%.

Putin ha convertido los alimentos, la energía y los 7,8 millones de refugiados ucranianos en Europa en instrumentos de guerra. Bombardea indiscriminadamente edificios civiles e infraestructura energética ante el fracaso de sus ofensivas terrestres. Occidente responde con el envío de armas sofisticadas como artillería móvil y próximamente baterías antiaéreas Patriot. Pero Putin atemoriza a los líderes occidentales con su amenaza de emplear armas nucleares. De lo contrario hubieran entregado cantidades sustanciales de tanques y aviones de combate a Ucrania. El inquilino del Kremlin es un actor racional. No utilizará armas nucleares. No lo ha hecho después de incursiones y bombardeos en Rusia por parte de fuerzas ucranianas. Perdería el apoyo de muchas potencias emergentes si cruzara dicha línea roja.

La Yale School of Management describe desde febrero la situación de las empresas extranjeras en Rusia. De las 830 multinacionales que han cesado total o casi completamente sus operaciones en Rusia, únicamente 14 son de países emergentes. Un estudio de Reuters y el centro de estudios RUSI británico detalla cómo Rusia, entre febrero y octubre, ha sido capaz de importar 2.600 millones de dólares en componentes electrónicos incluidos en las sanciones. Una galaxia de empresas y suministradores localizados en Turquía, China, Hong Kong, Singapur y países europeos desde abril han podido exportar productos de Intel a Rusia por valor de 457 millones de dólares.

Los líderes occidentales deben ser implacables frente a los flujos de inversión y comercio de las potencias emergentes con Rusia. Es la consecuencia lógica de haber embargado los activos de empresas, oligarcas y políticos rusos. La Comisión Europea debe acelerar la directiva derivada de la decisión del Consejo del 28 de noviembre de castigar como un crimen en toda la UE la evasión de sanciones. Situará a personas y entidades de fuera de la UE que cometan dichas prácticas en la ilegalidad. Occidente debe imponer aranceles sobre las exportaciones de países emergentes para disuadirles de hacer negocios con Rusia.

Putin sabe que la población occidental puede agotarse de la inflación y falta de energía. En 2024, EE UU, Rusia y Ucrania celebrarán elecciones presidenciales y legislativas. La única incógnita es quién será el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Un presidente y Congreso republicano recortarían la ayuda a Ucrania. Nos hallamos ante una verdadera guerra económica entre Occidente y Rusia y sus aliados. Casi toda América del Sur está gobernada por la izquierda radical. López Obrador desafía abiertamente a Washington a pesar de que EE UU es el destino del 80% de las exportaciones de México. Arabia Saudí y la OPEP+ (que incluye a Rusia) decidieron recortar en octubre la producción de petróleo. Se deben suspender acontecimientos deportivos internacionales. Nunca se debió disputar el Mundial en Qatar, país que ha maltratado a los trabajadores africanos y hasta 2026 no suministrará GNL a Alemania. Hasta junio EE UU había exportado el 68% de su GNL a Europa. Los organismos internacionales e instituciones europeas deben acelerar con cofinanciación la construcción de las 33 plantas de regasificación de GNL proyectadas porque las 29 actuales son insuficientes.

Paralelamente, Occidente debe abandonar las aspiraciones maximalistas de Volodimir Zelenski. Crimea fue entregada por Nikita Jrushchov a Ucrania en 1954 y la mayoría de su población desea pertenecer a Rusia. Kiev debe otorgar la máxima autonomía al Donbás y equiparar el ruso al ucraniano. La OTAN y los cuerpos armados de la UE garantizan la seguridad de Ucrania, que debe convertirse en miembro de la UE pero no de la Alianza Atlántica. Así desaparecerían los pretextos de Putin para su invasión y se lograría mayor complicidad de las potencias emergentes.

Alexandre Muns Rubiol es Profesor de EAE Business School 

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