El mercado comienza a ver a Tesla como un fabricante de coches más
Redujo su cotización más de un 73% desde su máximo en 2021 Su valor empieza a asemejarse al del resto de sus competidores
Los nombres del fabricante de coches Tesla y Elon Musk no siempre fueron de la mano. Casi nunca se menciona, pero esta compañía no nació bajo el mando del excéntrico magnate que hoy parece demasiado liado tratando de que su aventura en Twitter no sea un absoluto fracaso. Tesla fue fundada en 2003 por los ingenieros Martin Eberhad y Marc Tarpenning, que crearon una compañía que quería dedicarse a hacer algo que nadie hacía por ese entonces: coches eléctricos.
Poco después se sumó Musk, que le aportó abundante financiación a una empresa que, desde un principio, se dedicó a proyectos innovadores y disruptivos. Su primer vehículo, el Roadster, no salió hasta cinco años después, en 2008, con una autonomía de más de 300 kilómetros (algo inédito en el mercado) y unas prestaciones de automóvil de lujo. Con él, Tesla comenzó a marcar el camino a los demás en el mundo de los vehículos eléctricos. Pero Tesla era mucho más que solo coches eléctricos, ya que también fue pionero en el desarrollo de la conducción autónoma.
Con el paso de los años, los innovadores proyectos de Tesla liderados por Elon Musk llevaron a la compañía a ser la automovilística más valiosa del mundo, muy lejos de sus competidores como el grupo Volkswagen o Toyota, con una cotización que superó el billón de dólares por primera vez en 2021. Sus números eran más propios de grandes tecnológicas como Apple o Amazon, pero eso parece haberse acabado.
Desde que marcase su máximo en noviembre de 2021, cuando llegó a los 409,97 dólares por acción (1,23 billones de capitalización), ha perdido casi tres cuartas partes de su valor. A día de hoy, quien quiera llevarse Tesla debe de poner algo menos de 335.000 millones de dólares. A pesar de que sigue siendo la automovilística con mayor cotización del mundo, este descenso abrupto le acerca mucho más a los valores del resto de sus competidores del motor.
Twitter y otras causas
Una de las principales razones para esta debacle de Tesla es la excéntrica aventura que inició Musk en el momento que dijo que quería hacerse con la red social Twitter. Después de varias idas y vueltas, el magnate terminó adquiriendo Twitter el pasado octubre por 44.000 millones de dólares, una compañía que, según afirmó el propio Musk, pierde cuatro millones de dólares al día. Para financiar dicha adquisición, el magnate tuvo que vender de forma progresiva una parte importante de su participación en Tesla, unos 40.000 millones de dólares. Esto produjo caídas en el valor de la empresa debido a que gran parte del valor de Tesla en Bolsa se debe a la confianza que los inversores tienen en Elon Musk.
Una muestra de que el valor de Tesla se basa en la figura del magnate y en sus proyectos innovadores es que, a día de hoy, la compañía vale unos 100.000 millones más que todo el grupo Volkswagen (que si se suma el valor de sus acciones ordinarias, preferentes y el de la marca Porsche, vale más de 234.000 millones de euros), una automovilística que tiene 122 centros de producción en todo el mundo contra seis de Tesla, y que matriculó el año pasado unos 8,88 millones de coches en 2021, solo por detrás de la japonesa Toyota, que entregó 10,49 millones de vehículos. Tesla ese año no llegó a vender un millón de coches, aunque lideró con comodidad las ventas de eléctricos en el mundo.
Pero esta, la de los vehículos eléctricos, ya no es una carrera en la que Tesla esté sola. Todas las grandes automovilísticas del mundo, como VW, Toyota, Stellantis, General Motors, Ford y chinas como BYD o Geely, centran todas sus energías en hacer la costosa transición hacia el vehículo eléctrico, un campo en el que aumentan sus ventas a paso ágil.
Esto restará cuota de mercado a Tesla, que en un importante mercado como Europa ya no es líder en la venta de eléctricos. Ese lugar en la primera mitad de 2022 fue para el grupo Volkswagen. Tras él aparece Stellantis, que relegó a Tesla al tercer puesto, según datos de Dataforce citados por Automotive News Europe. Estos fabricantes, además, no están centrándose solo en el ensamblaje de coches eléctricos, sino que están expandiendo sus raíces a negocios como la fabricación de baterías o el desarrollo de software.
Conducción autónoma
Otra de las grandes promesas de Tesla es la conducción 100% autónoma, algo que de momento no ha conseguido. La compañía había prometido entregar vehículos totalmente autónomos a finales de 2022, una meta que no pudo cumplir. A su vez, Musk afirmó el año pasado que en 2023 habrá un millón de Teslas 100% autónomos circulando por las carreteras, una promesa que ya ha hecho varias veces y que hasta ahora nunca ha podido cumplir.
Si bien la compañía no ha conseguido aún el nivel total de autonomía, su sistema Autopilot sí que tiene un cierto grado de autonomía. Dicho sistema ha generado varios accidentes mortales en los últimos años. Uno de ellos sucedió en EE UU en 2019, cuando un hombre que conducía un Tesla con el modo Autopilot estrelló su vehículo contra un Honda Civic, provocando la muerte de sus dos ocupantes.
En octubre, Reuters informó de que el Departamento de Justicia de EE UU estaba investigando a Tesla por afirmar que sus coches pueden conducirse solos cuando esto no es cierto. Dicha investigación se lanzó después de más de una docena de accidentes en los que estuvo involucrado el sistema Autopilot.