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Tecnología

Elon Musk lanza una oferta por Twitter de 40.000 millones... ¿Qué busca?

El fundador de Tesla plantea la operación tras convertirse en el máximo accionista de la red social y promete "desbloquear" su potencial sacándola de Bolsa, pero amenaza con irse de la empresa si el acuerdo fracasa

El fundador de Tesla, Elon Musk, en un evento en Texas.
El fundador de Tesla, Elon Musk, en un evento en Texas.AFP
Marimar Jiménez

Elon Musk, el fundador de Tesla, quiere comprar Twitter. El multimillonario empresario lanzó este jueves una oferta hostil sobre la red social de 54,20 dólares por acción, valorando el 100% de la compañía en 43.390 millones de dólares (más de 40.200 millones de euros). La oferta representa una prima del 54% con respecto al 28 de enero, cuando Musk empezó a comprar acciones de Twitter, y del 38% respecto al precio de cierre del 1 de abril,  el último día de negociación antes de que Musk anunciara que había comprado el 9,2% de la plataforma social por 2.900 millones de dólares (2.600 millones de euros).

La propuesta, presentada ante la SEC, el regulador bursátil de EE UU, llega tres días después de que el ahora máximo accionista de Twitter rechazara un puesto en el consejo de administración de la red social, pese a haberlo aceptado unos días antes. Si el consejo da el visto bueno a la oferta y los accionistas la aceptan, Twitter sería excluida de Bolsa. 

"Invertí en Twitter porque creo en el potencial de ser la plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo y creo que la libertad de expresión es un imperativo social para una democracia funcional. Sin embargo, desde que hice mi inversión me he dado cuenta de que la empresa no prosperará ni servirá para este imperativo social en su forma actual. Twitter necesita transformarse en una empresa privada [no cotizada]", indicó Musk en una carta remitida al presidente de Twitter, Bret Taylor.

También agregó que "Twitter tiene un potencial extraordinario. Lo desbloquearé". Pero ha lanzado una amenaza: "Mi oferta es mi mejor y última oferta y si no es aceptada, tendría que reconsiderar mi posición como accionista". Además, aseguró que intentará mantener “tantos accionistas como lo permita la ley” en la sociedad no cotizada. Las acciones de Twitter cedieron este jueves un 1,68%.

Twitter emitió un comunicado en el que confirmaba haber recibido una oferta “no solicitada” y dijo que su consejo de administración la “revisará cuidadosamente” para tomar una decisión “en el mejor interés de la compañía y de todos sus accionistas”. Actualmente, Musk tiene el 9,2%, las gestoras de Vanguard el 8,3%, Morgan Stanley el 8%, State Street un 4,5%, el cofundador y ex CEO de Twitter, Jack Dorsey, un 2,25% y el fondo ARK un 2,15%.

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Solo el príncipe saudí Al Waleed bin Talal, que participa en la tecnológica a través de su conglomerado Kingdom Holding, afirmó que rechaza la propuesta. "No creo que la oferta de Elon Musk se acerque al valor intrínseco de Twitter dadas las proyecciones de crecimiento", dijo Talal en su cuenta oficial de la red social. Musk no tardó en responderle también a través de Twitter lanzándole dos preguntas: ¿Qué participación tiene [en Twitter] directa o indirectamente? ¿Y cuál es su opinión sobre la libertad de expresión de los periodistas? 

Financiación necesaria

Musk, que aseguró contar con la financiación necesaria para llevar a cabo la operación, "tengo suficientes activos. Puedo hacerlo si es posible", reconoció no estar seguro de si la operación que ha propuesto se cerrará y podrá comprar Twitter. El multimillonario sudafricano, que aseguró pocas horas después de lanzar su oferta en una conferencia TED en Vancouver que tiene "un plan B" si no sale adelante la compra, se apresuró también a lanzar la noche del jueves una encuesta en la red social donde planteaba si sacar a Twitter de Bolsa a 54,20 dólares "debería ser una decisión de los accionistas y no del consejo", y daba un "sí" y un "no" como opciones de respuesta. Y remarcó en otro tuit: "Si el actual consejo toma acciones contrarias a los intereses de los accionistas estarían incumpliendo sus obligaciones fiduciarias".

La entrada de Musk en Twitter se está convirtiendo en una pesadilla para los directivos de la compañía. El empresario, con casi 82 millones de seguidores en la red social, planea más cambios que sacar de Bolsa a Twitter y no ha parado de criticar a la plataforma, incluso después de convertirse en su mayor accionista.

El dueño de la aeronáutica SpaceX se ha mostrado a favor de introducir un botón de edición en Twitter que permita editar los tuits (algo que la compañía va a empezar a utilizar dentro del servicio de suscripción Twitter Blue) y cambios en el servicio de suscripción prémium, como reducir su precio, prohibir la publicidad y dar la opción de pagar en la criptomoneda dogecoin. El pasado fin de semana preguntó a sus más de 80 millones de seguidores en la red social si Twitter está "muriendo" y si su sede en San Francisco debería convertirse en un refugio para personas sin hogar "ya que nadie aparece de todos modos", criticando así la política de teletrabajo de la compañía.

Pero donde se sospecha que la mano de Musk actuará con más contundencia es en la política de libertad de expresión de Twitter. De hecho, el CEO de Tesla lanzó hace unas semanas la idea de crear una red social alternativa con menos restricciones sobre lo que la gente puede publicar, lo que ha llevado a pensar que relajaría las políticas de moderación de contenido de Twitter, pese a los discursos del odio y la desinformación. Este jueves en Vancouver volvió a insistir en su discurso: "Una fuerte intuición me dice que tener una plataforma pública en la que la mayoría confía y que es muy incluyente es extremadamente importante para el futuro de la civilización. Esto no es un asunto económico".

La red social afronta desde hace tiempo problemas que le impiden acelerar el crecimiento de sus ingresos y elevar su audiencia. La red social, que suma 217 millones de usuarios, según los datos del último trimestre, quiere alcanzar los 315 millones de usuarios para finales de 2023, y para ello deberá acelerar el ritmo de desarrollo de productos y diversificar sus fuentes de ingresos.

La compañía, que no tiene beneficios desde 2019, perdió 221 millones de dólares el pasado año, aunque supuso una importante mejora frente a los 1.135 millones que había perdido un año antes. Sus ingresos, por contra, crecieron un 37%, hasta los 5.077 millones. Según Insider Intelligence, se espera que los ingresos publicitarios de Twitter alcancen los 5.280 millones de dólares a finales de 2022, aunque su participación en el mercado se mantendrá en el 0,9%. 

Normas y rebelión

El culebrón Musk en Twitter sigue sumando capítulos. Tras la intención fallida del consejo de neutralizarle incorporándole en el consejo (lo que le obligaba a aceptar las estrictas normas del órgano gestor sobre lo que pueden decir públicamente sobre la compañía y superar el 14,9% del capital de la compañía), ha llegado la rebelión del multimillonario, que suma una fortuna de 260.000 millones de dólares, según Bloomberg. Primero, rechazando su puesto en el consejo, y ahora lanzando esta oferta hostil.

El CEO de Twitter, Parag Agrawal, ya advirtió el pasado domingo que “habrá distracciones por delante”. Pidió “desconectar del ruido” y “mantenerse enfocados en lo que estamos construyendo”. La gran pregunta que algunos se hacen es si de verdad Musk quiere comprar Twitter para hacer una plataforma distinta, impulsando su paso hacia la web3, haciendo una red social más descentralizada y permitiendo que su algoritmo sea de código abierto, o va de farol, y busca recoger ganancias moviendo la acción con sus cambios de guion constantes.

Si se cierra la compra (Musk cuenta con el asesoramiento de Morgan Stanley para la operación, según The Wall Street Journal), será la tercera mayor de una tecnológica, pues se situaría tras la adquisición de Activision por Microsoft por más de 68.700 millones de dólares y de la de EMC por parte de Dell, por 67.000 millones de dólares. Pero quedaría a años luz de lo que pagó Google en 2006 por Youtube (1.650 millones), los 1.000 millones que desembolsó Facebook por Instagram, e incluso muy lejos de lo que pagó esta misma compañía por WhatsApp (19.000 millones) y Microsoft por LinkedIn (26.200 millones).

Pretende ser un magnate de los nuevos medios

 

Antecedentes. Musk parece estar dispuesto, como otros multimillonarios de la tecnología, a convertirse en un magnate de los medios de comunicación. O más bien de los nuevos medios de comunicación, porque a diferencia de Jeff Bezos, fundador de Amazon, que compró en 2013 The Washington Post por 250 millones de dólares, y del fundador de Salesforce, Marc Benioff, que compró en 2018 la revista Time por 190 millones, el fundador y CEO de Tesla quiere lograr esa meta comprando Twitter.

 

Comunicación. Como aseguraba hace unos días Enrique Dans, profesor del IE Business School, en su blog “quien invierte en Twitter lo hace porque estima su valor como herramienta de comunicación social, sus características como vehículo para la expresión de las personas o sus posibilidades como canal de comunicación y, eventualmente, marketing, pero no tanto por sus perspectivas de rentabilidad como tales”.

Tinta o ‘bits’. En la misma línea, y según recogía hoy el Financial Times, el profesor de periodismo en la City University de Nueva York, Jeff Jarvis, cree que aunque Twitter es más una plataforma tecnológica que un producto editorial, la posición de Musk le aporta la influencia asociada a los “barones de los medios, estén basados en tinta o en bits”. Y es que Twitter es desde hace muchos años una de las fuentes de noticias más vistas del mundo.

Agitador. Elon Musk es un agitador del debate sobre la libertad de expresión en EE UU desde hace tiempo. "Ante la duda, deberíamos permitir que exista el discurso. Pero si es un área gris, diría que prefiero que exista el tuit... Obviamente en el caso de que haya demasiada controversia, no necesariamente vas a promocionar ese mensaje. No tengo todas las respuestas", dijo ayer en Twitter tras lanzar la oferta sobre la red social.

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Sobre la firma

Marimar Jiménez
Redactora senior en la sección de Empresas de CINCODIAS. Sigue la actualidad del sector de tecnologías de la información y del ecosistema emprendedor español. Antes de incorporse al diario en 2000 trabajó en Actualidad Económica y los suplementos Futuro y Negocio en EL PAIS. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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