Turquía busca calmar los mercados tras la inestabilidad política, la caída de la Bolsa y la devaluación de la lira
El principal índice bursátil del país pierde un 10% en un marzo negro tras la detención del principal opositor a Erdogan

Turquía busca recuperar la confianza de los mercados tras sufrir la mayor crisis financiera reciente. El pasado 19 de marzo se desencadenó la tormenta política que hundió a la moneda local (la lira), las acciones y el mercado de deuda. El detonante, la detención del alcalde de Estambul, Ekrem Imamoglu, el principal opositor del presidente Recep Tayyip Erdogan y que ha hecho entrar en pánico a los inversores, echando por tierra el relativo optimismo que rodeaba a la economía turca tras el regreso a la ortodoxia en su política monetaria y al margen del castigo arancelario de EE UU.
Nada más conocerse la detención de Imamoglu, la Bolsa de Estambul se desplomaba un 17%. Durante las últimas sesiones ha recuperado algo de oxígeno, pero la caída en el mes es del 10%. En el año el descenso es similar, pues enero y febrero resultaron planos. “Los mercados han reaccionado negativamente a los acontecimientos recientes y probablemente seguirán volátiles a corto plazo, pero a medida que disminuya la reacción política a la detención de Imamoglu, el impacto también debería disiparse”, ha apuntado Priyank Shah, especialista senior en mercados emergentes de Amundi.
Igualmente, la lira turca profundizó en su depreciación frente al dólar estadounidense hasta rozar las 42 unidades por cada billete verde ese mismo día 19, un descenso del 11%. Poco después se ha estabilizado en los 38 dólares (-4% sobre los niveles previos), pero persisten las dudas en el mercado. La contención de las caídas ha estado propiciada por la intervención del banco central turco, que según los analistas de Goldman Sachs, ha destinado unos 25.000 millones de dólares para defender la lira. También ha adoptado un plan de emergencia para evitar el colapso del sistema, como la prohibición de las ventas en corto o relajar las normas para las recompras de acciones por parte de las compañías cotizadas.
Algunos analistas advierten que si el sentimiento de los mercados cambia aún más, el banco central podría perder su capacidad de aguantar la moneda. Según cálculos de Bloomberg Economics, si el banco central turco continúa interviniendo al ritmo de la semana pasada, las reservas netas podrían caer a cero para mediados de abril. “Incluso el banco central de Rusia, que tiene reservas de divisas mucho mayores, tuvo que dejar caer el rublo cuando enfrentó una presión de venta significativa”, ha señalado Piotr Matys, estratega senior de divisas en In Touch Capital Markets. En marzo, la moneda turca se ha debilitado un 4%, su peor desempeño en casi dos años.
Además, los analistas creen que Turquía podría verse obligada a detener su ciclo de recortes de tasas de interés el próximo mes. Los últimos acontecimientos han obligado a los bancos a revisar sus previsiones sobre la política monetaria. JP Morgan ya no espera un recorte de tipos en la próxima reunión, el 17 de abril, y Goldman Sachs incluso considera probable un aumento de los tipos de 350 puntos básicos. Se trata de una revisión importante, ya que antes de la detención de Imamoglu la mayoría de los analistas preveían un cuarto recorte consecutivo de las tasas.
Tras las elecciones de 2023, las autoridades turcas dieron un giro a la política monetaria, adoptando una estrategia más ortodoxa centrada en tipos de interés elevados y una moneda estable. Este enfoque marcó un cambio respecto al modelo anterior de crecimiento rápido y tasas bajas, que había provocado una inflación descontrolada. Gracias a estas medidas, la inflación se redujo por noveno mes consecutivo en febrero, situándose en el 39,05%, por debajo del 42,12% registrado en enero. Más recientemente, el banco central había iniciado un ciclo de recortes de tasas; sin embargo, la inestabilidad política y la necesidad de mantener la confianza de los inversores ahora ponen en duda su continuidad e incluso hacen probable un aumento de los tipos de interés.
No obstante, según explica Erkin Isik, economista jefe de QNB Bank, el peligro de una crisis cambiaria inmediata parece haber disminuido, ya que los inversores están más convencidos de que la reciente agitación política no alterará las políticas económicas ortodoxas defendidas por el ministro de Hacienda, Mehmet Simsek. Los analistas explican que lo que realmente preocupa al mercado es la incertidumbre política. “El uso de las reservas de divisas difícilmente estabilizará la lira mientras la incertidumbre política continúe presionando su valoración”, señaló Ulrich Leuchtmann, jefe de investigación de divisas en Commerzbank.
En el mercado de deuda, el rendimiento de los bonos a dos, cinco y 10 años se ha disparado reflejando la desconfianza del mercado en el país turco. En concreto, el rendimiento del bono a dos años ha pasado del 35,2% antes de la detención de Imamoglu al 49%, el de cinco años ha pasado del 29,9% al 38,4% y el bono a diez años ha pasado del 26,4% al 33,7%.