Un mal año para cambiar el esquivo Perte del motor
El Gobierno se lanza a modificar un complejo programa de ayudas en un ejercicio electoral y con una ministra de salida
El Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (Perte VEC) era y es el programa industrial estrella del Gobierno de Pedro Sánchez. Tan es así, que este fue el primero de los varios Perte (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) que el Gobierno anunció desde la presentación de su Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que el Ejecutivo elaboró para gestionar los 140.000 millones que España recibirá de los fondos europeos Next Generation. Echando la vista hacia atrás pareciera que fue mucho más sencillo para el Gobierno haber conseguido esa montaña de dinero (una clara victoria política de Sánchez en las instituciones europeas), que gestionarla.
El Ejecutivo dotó al Perte del motor de 2.975 millones de dinero público, sin embargo, nueve meses después de su primera convocatoria, apenas se ha usado una cuarta parte. Esto supone un fracaso para un programa que estaba destinado a “hacer historia” en el automóvil español, según había dicho la propia ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto.
Un sector que esta década se juega seguir manteniendo su posición privilegiada en el mundo: España, un país que adolece de tener poca industria, es el noveno fabricante de coches mundial (pelea cabeza con cabeza con un gigante como Brasil, que hoy ocupa el octavo lugar) y el segundo de Europa, solo por detrás de la maquinaria industrial alemana. España, sin tener siquiera un solo fabricante nacional (Seat, aunque se la suela mencionar como “marca española”, es alemana), tiene plantas de producción de grandes automovilísticas internacionales como Volkswagen, Stellantis, Ford, Renault y Mercedes-Benz.
Unas multinacionales que se encuentran en una costosa transición hacia el coche eléctrico y que no dudan en presionar al Gobierno con llevarse su producción fuera, si no se les dan facilidades y fondos públicos. Un claro ejemplo de esto se produjo en octubre pasado, cuando Volkswagen amagó con no hacer su planta de baterías en Sagunto (Valencia) si no le daban más fondos del Perte, algo que finalmente consiguió.
Sin embargo, se quedaron fuera proyectos muy relevantes de Renault, Ford y Stellantis, a los que no les servía las condiciones del primero. Ahora, el Ejecutivo se ha lanzado a modificarlo de arriba a abajo, tal y como adelantó este jueves CincoDías (un plazo mayor para presentar proyectos, más tiempo para acometer las inversiones, posibilidad de presentar proyectos unitarios y que se incluya también a los coches híbridos). Cambios que no serán fáciles, ya que dos de ellos dependen de Bruselas, uno de los cuales es clave: que haya más tiempo para hacer las inversiones. Todos los fabricantes consultados por este medio coinciden: sin esa modificación, el Perte del motor será un fracaso.
Esta ingente cantidad de trabajo que hará falta para convertir el Perte VEC en un programa de éxito la llevará a cabo un equipo nuevo, ya que el anterior secretario de Industria y Pyme, Raül Blanco, el hombre que tenía todo el Perte en la cabeza, fue destituido por el fiasco que supuso la primera convocatoria. Su sustituto, Francisco Blanco, junto al comisionado especial para este Perte, José María López, tendrán que hacer una tarea mastodóntica sabiendo que en pocos meses su jefa dejará el cargo para presentarse a las elecciones de mayo al Ayuntamiento de Madrid. Unos comicios que serán el pistoletazo de salida de un año electoral muy intenso que culminará con las elecciones generales a finales de 2023.
No parece este el mejor contexto para llevar a cabo una transformación profunda del Perte VEC, aunque, al menos de momento, las sensaciones entre los fabricantes y el nuevo secretario de Industria “son positivas”, según afirman ambas partes. Otra duda que se resolverá en los próximos meses es si el Perte seguirá quedando bajo el paraguas del ministerio de Industria o, si tras la salida de Reyes Maroto, el programa pasará a estar gestionado por la cartera de Nadia Calviño.