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Cuándo, cómo y dónde se devolverán en España las latas y botellas de plástico para su reciclaje

El sistema de depósito, devolución y retorno se utiliza en muchos países de Europa desde hace tiempo. El país tiene dos años para implantarlo e incrementar la tasa de envases reciclados

Una mujer tira una lata en un contenedor para su reciclaje.
Una mujer tira una lata en un contenedor para su reciclaje.Jacobs Stock Photography Ltd (Getty Images)
Daniel Alonso Viña

El nuevo sistema tiene ecos de un pasado en el que las madres obligaban a los más pequeños de la casa a ir hasta la tienda de la esquina, devolver el casco de la leche y regresar con botellas llenas de vuelta. Por aquel casco se pagaba una pequeña suma de dinero, una fianza, que permitía al tendero costear la pérdida de la botella. El nuevo sistema para la recuperación de envases es mucho más complejo –y los objetivos que persigue son diferentes–, pero el mecanismo es el mismo: el consumidor paga, por el envase de ciertas bebidas que compra en el supermercado, una pequeña fianza que se añade al precio del producto. Después, cuando vuelve al establecimiento, puede introducirlo vacío en una máquina y conseguir los 10 o 20 céntimos que le costó.

Como tantas otras leyes, todo empezó con una directiva europea. En concreto, la Directiva 2019/904 sobre plásticos de un solo uso, que establece metas claras de reciclaje para los países miembros: recuperar el 77% de los envases en 2025 y el 90% en 2029. En 2022, España traspuso esa norma y la convirtió en la Ley 7/2022 sobre residuos y suelos contaminados para una economía circular.

La Directiva 2019/904 de la UE fija metas claras de reciclaje del 77% en 2025 y el 90% antes de 2029

La regulación estipulaba que, de no conseguirse los objetivos marcados, se pondrían en marcha mecanismos para aumentar el porcentaje de envases que se reciclan. Hace dos meses, el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) certificó que en 2023 España solo fue capaz de reciclar el 41,3% de las botellas de plástico de un solo que se habían comprado.

La cifra está lejos del 70% que se marcó como objetivo para ese año, así que se activó la obligatoriedad de implantar el conocido como sistema de depósito, devolución y retorno (SDDR) para botellas de plástico y otro tipo de envases antes de noviembre de 2026. “Existe ya un grupo de trabajo para fijar la hoja de ruta en reutilización de envases”, informa a este periódico el Miteco por correo. “El modelo y el funcionamiento que se implemente dependerá de los productores del producto”, aseguran.

En 2023 solo se habían reciclado el 41,3% de las botellas de plástico en España, según un informe del Miteco

Los detalles sobre la forma que tendrá este sistema todavía están en el aire, pero hay en Europa suficientes países (al menos 15) que lo han implantado con éxito como para saber la forma que tomará en España. Alemania consigue reciclar con su SDDR particular el 98% de los envases de bebidas y latas de aluminio que produce, según datos de Reloop, una organización internacional que trabaja para la promoción de la economía circular y que apuesta por el modelo SDDR en Europa. Otros países de la región que también han apostado por este sistema son Dinamarca, que lo instauró hace décadas, Islandia, Países Bajos, Eslovaquia o Letonia.

Funcionamiento

Miguel Aguado, experto en sostenibilidad de la Universidad Europea, era uno de esos niños que llevaba a la tienda los cascos que le daba su madre cuando era pequeño. “Me mandaba a la lechería de enfrente de casa con tres”, cuenta antes de entrar en detalle. “Pero esa época ha quedado atrás”, dice. Dentro de poco, los ciudadanos irán al supermercado y pagarán el precio normal más una pequeña fianza por los envases de bebidas de hasta tres litros, ya sean latas de Coca-Cola o tetrabriks de Central Lechera Asturiana.

Esa fianza es un sobreprecio de unos 10 o 15 céntimos que busca incentivar al consumidor a devolver ese envase en la máquina que estará previsiblemente a la entrada del supermercado, y que será la encargada de devolver el dinero pagado por el envase. Hay marcas europeas muy importantes, como Tomra o Candam, que se han especializado en esta tecnología a raíz del bum del SDDR.

Un hombre introduce un envase en una máquina de reciclaje.
Un hombre introduce un envase en una máquina de reciclaje.Retorna

“Es un sistema complementario al actual”, asegura Aguado. La gente todavía puede ir a tirar sus envases al contenedor amarillo. “Y no tiene que hacerse la recogida específicamente a través de máquinas, pero es lo más normal”, añade. El usuario deposita las botellas o latas en el interior de una máquina que está equipada con un lector óptico capaz de determinar el tipo de envase y clasificarlo en unos contenedores interiores.

“Pero el envase tiene que estar en buenas condiciones”, avisa. No puede estar arrugado ni estropeado, y lo mejor es que se pueda leer el código de barras que lo identifica. Además de dinero, la máquina puede devolver el valor de la botella o el tetrabrik en forma de cheques de compra, si está en un supermercado, para gastar en el mismo establecimiento. El objetivo es que “quien emita, pague, porque yo he comprado la Coca-Cola, no el envase”, sentencia Aguado.

Retos y costes

Javier Clemente, representante de la iniciativa Todos Somos Reciclaje, tiene la misma idea que Aguado sobre el funcionamiento del SDDR en España, pero cree que aquí necesitará algunas adaptaciones. “Hay que adecuarlo a las condiciones socioculturales y del comercio en España”, dice, en referencia a la red de pequeñas tiendas que están dispersas por los barrios y que lo tendrán muy complicado si se vieran obligadas a recoger envases y dar esos 10 o 15 céntimos a los clientes. Eso les obligaría, primero, a tener un espacio reservado solo para estos restos en tiendas que ya son muy pequeñas, y segundo, a determinar ellos mismo si ese envase cumple los estándares y se puede reciclar.

“En los países nórdicos donde se ha implantado esto no existe, el modelo de pequeño comercio”, indica Clemente. Muchas veces, el ciudadano tendrá el mismo problema. Además de mantener un contenedor en casa para los plásticos y envases que no formen parte del SDDR, los consumidores tendrán que dejar un hueco para botellas, tetrabriks y latas de refrescos que no se pueden aplastar ni dañar en exceso, si es que quieren recuperar el dinero que pagaron por el envase. Tampoco se sabe todavía si las máquinas recogerán solo botellas de plástico, o si se incluirán también latas y tetrabriks. Esa parte todavía está por determinar.

Un consumidor deposita una botella de agua en un contenedor.
Un consumidor deposita una botella de agua en un contenedor.Candam

Implantar este sistema es caro. Un informe del Ministerio de Transición Ecológica de 2021 estimó que el SDDR costaría en España entre 440 y 617 millones de euros al año, dependiendo del alcance (si incluye algo más que botellas de plásticos) y las máquinas que sean necesarias. Los cálculos, dependiendo del escenario que se presente, dicen que harán falta entre 12.000 y 28.000 máquinas, con un precio unitario de unos 10.000 euros cada una, según Clemente. “Va a ser muy complejo poner todo esto en marcha”, sentencia Manuel Guerrero, director de la Fundación Economía Circular. “Está todo el mundo como loco en el sector para ver cómo se instaura finalmente”, cuenta.

En 2013, entre los meses de abril y junio, en Cadaqués, un pueblo costero de Cataluña, se realizó una prueba piloto de este sistema, que relatan desde Residuos Profesional. Los consumidores pagaban un depósito de cinco céntimos al adquirir bebidas en botellas de plástico. Se devolvieron 81.183 envases, un 76,7% de lo que se vendió, y al 85% de los ciudadanos le habría gustado que el sistema se implantara en toda la comunidad catalana.

Alemania y los pioneros en Europa

Líder europeo. Desde 2003, Alemania recicla el 98% de sus envases gracias a un sistema de depósito, devolución y retorno consolidado. Según Target 90, un estudio de Reloop, gestiona 8.000 millones de botellas y latas anualmente. Combina máquinas automatizadas con recogida manual, logrando una alta participación ciudadana y reduciendo drásticamente los residuos.  

Modelos nórdicos. Noruega y Suecia, otros dos países que también instauraron este protocolo, superan el 90% de recuperación con sistemas adaptados a su población. Noruega, por ejemplo, lo puso en marcha en 1999 y es un referente en el resto de Europa. Permite a pequeños comercios gestionar devoluciones manuales. Eso ha reducido barreras y mejorado la logística.  

Eslovaquia, éxito reciente. En 2022, Eslovaquia alcanzó un 70% de recuperación. El sistema de depósito, recogida y reciclaje solo llevaba un año en marcha. Su estrategia se basó en una planificación eficaz, una inversión en infraestructura suficiente y campañas de sensibilización para concienciar y educar a la ciudadanía.  

Estándar europeo. Para 2025, al menos 19 países europeos habrán puesto en marcha sistemas de depósito operativos, según Investigate Europe. El SDDR es clave para cumplir la Directiva europea 2019/904, la norma que exige reciclar el 90% de los envases de bebidas antes de 2029. En el resto de países, como Finlandia (97% de tasa de recuperación), Croacia (86%) o Suecia (88%), todos superan el 80% de recuperación, recoge Sensoneo.   

Impacto ambiental medible. El SDDR también ha reducido significativamente la basura en playas y ciudades, asegura Greenpeace. Países como Alemania y Noruega han minimizado la contaminación plástica y mejorado la calidad del reciclaje, y eso ha tenido beneficios económicos y ambientales. 

España, en transición. Obligada por ley a implantar el SDDR antes de noviembre de 2026, España tendrá que implementar este sistema en los próximos dos años y educar a la ciudadanía. Superar los retos logísticos y adaptar el sistema a la red de pequeños comercios será esencial para replicar el éxito de Alemania y los países nórdicos.


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