Motor, industria y alimentación sufren a Trump: “Cuando EE UU pone un arancel a un producto, lo saca del mercado”
Las víctimas de la guerra comercial iniciada por EE UU se extienden por diversos sectores en los que hay numerosas empresas españolas como Tubos Reunidos, Cie Automotive, Antolin, así como productores cárnicos y vitivinícolas. Volkswagen, por su parte, negocia cómo esquivar la tormenta
La bomba de racimo en forma de aranceles lanzada por el presidente estadounidense Donald Trump ya tiene heridos. Uno de ellos ha sido el automóvil, donde grupos como Volkswagen o Stellantis (los dos principales fabricantes europeos) han sufrido en Bolsa por contar con plantas de producción en Canadá y México, dos países amigos de EE UU que sufrirán un arancel extra del 25%. Si bien aún es pronto para hacer valoración de daños, Volkswagen ha asegurado que mantiene “conversaciones constructivas entre los socios comerciales para garantizar la seguridad de la planificación y la estabilidad económica” de sus actividades en Norteamérica y evitar “un conflicto comercial”. El grupo cuenta con fábricas en las localidades mexicanas de San José Chiapa, Puebla, Querétaro, Silao y Escobedo, donde hace modelos como el Tiguan o el Audi Q5, además de componentes de automoción, muchos de ellos exportados a EE UU.
Además de al automóvil, esta guerra comercial golpeará de lleno a actividades tan variadas como microchips, industria pesada o alimentación. Este último ya sufrió un arancel del 25% adicional para 113 productos españoles en la primera legislatura de Trump, con el pretexto de las ayudas públicas a Airbus. La mayoría de los mismos fueron suspendidos en 2021 en un acuerdo entre los gobiernos de ambos países, ya con Joe Biden al frente de la Casa Blanca. Este vence en 2026, pero nadie tiene la certeza de que vaya a llegar hasta ese año. Los dos productos alimentarios más exportados al gigante norteamericano son el aceite de oliva y el vino, por valor de 640 y 313 millones en 2023, respectivamente, según datos del Ministerio de Agricultura. Rafael Pico, director de la asociación de exportadores de aceite de oliva Asoliva, recuerda que el arancel impuesto en 2019 impidió la exportación del 80% del aceite envasado. “Es una preocupación, aunque aún no tenemos constancia de que se vayan a volver a aplicar”, señala Pico, quien advierte: “En el momento en que EE UU pone un arancel a un sector de un determinado país, te saca del mercado”.
José Luis Benítez, presidente de la Federación Española del Vino, explica que EE UU es, de forma habitual, el principal mercado exterior del vino envasado español. “Más que una caída de ventas, nos preocupa el impacto sobre el margen del productor, que tendría que asumirlo para seguir vendiendo allí”, dice Benítez, quien afirma que “el vino vive gracias al libre comercio”.
Un golpe más para el automóvil
Si hay un sector al que los aranceles le llueven en un momento especialmente delicado es al automóvil. El motor, que ha invertido miles de millones de euros en el coche eléctrico, vivió un 2024 de estancamiento (caídas, en el caso europeo) en este tipo de movilidad, excepto en China, donde el mercado sigue creciendo dominado por las marcas locales. El poderío chino en el vehículo eléctrico llevó el año pasado a la Comisión Europea a aprobar aranceles a los coches eléctricos producidos en China, lo que se convirtió en un efecto bumerán para las automovilísticas europeas más expuestas al gigante asiático, sobre todo las alemanas BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen, cuyos resultados dependen en buena medida del mercado chino. Particularmente Volkswagen sufrió el año pasado por su atraso en la tecnología eléctrica, lo que le llevó a acordar en Alemania un recorte de 35.000 empleos hasta 2030 y una disminución de su capacidad de producción allí de 734.000 vehículos al año, con el objetivo de sacar lastre y ganar en competitividad.
Ahora, Volkswagen sufre un nuevo contratiempo en un 2025 en el que se enfrenta a la posible imposición de aranceles por parte de Bruselas, por la nueva norma de emisiones CAFE. Un camino para evitar ese escenario sería pagarle a Tesla por sus derechos de emisiones, pero para ello tendría que apuntarse al pool de fabricantes que lidera la automovilística de Elon Musk, la cual podría embolsarse unos 1.000 millones por la operación. Stellantis vive una situación parecida, tras un 2024 en el que su beneficio se desplomó un 48%, motivado principalmente por el exceso de stock en EE UU. Stellantis cuenta en Norteamérica con fábricas en México, Canadá y EE UU.
Entre las europeas, una de las que parece estar más refugiada de la tormenta es la francesa Renault, que no tiene presencia en el mercado estadounidense. Mercedes-Benz, por su parte, exportaba desde España a EE UU la Metris, la versión yanqui de la Vito que se hace en Vitoria. Sin embargo, la planta española dejó de hacer esta furgoneta para EE UU el año pasado, por lo que no está expuesta a posibles aranceles de Trump. La compañía de la estrella no cuenta con fábricas ni en México ni en Canadá. BMW, uno de sus clásicos competidores en el mercado prémium, sí ensambla en San Luis Potosí (México).
“Al cuantificar el impacto de los aranceles, se podría argumentar que las marcas prémium tendrían más posibilidades de repercutir los costes arancelarios a los consumidores, frente a los fabricantes masivos y los de camiones. Lo más importante es que esperamos que las automovilísticas se comprometan con el gobierno de EE UU en términos de empleo y producción de vehículos en el país frente a México y Canadá esta semana. Hasta ahora hemos tenido señales de que Volkswagen está considerando construir una planta en EE UU para las marcas Porsche y Audi. El presidente de Setllantis, Elkann, también ofreció recientemente compromisos que incluyen la creación de 1.500 empleos y la reapertura de una planta en Illinois para construir una nueva camioneta pickup mediana en 2027 o el ensamblaje de una nueva versión de la SUV Dodge Durango en Detroit, la cual se planeaba hacer en México”, señala el banco JP Morgan en un informe de este lunes.
En el ámbito de los fabricantes de componentes de automoción, la española Cie Automotive está construyendo una fábrica en el norte de México en la que invertirá más de 100 millones. La compañía tiene 12 plantas en el país azteca y otras cinco en territorio estadounidense, lo que hace que Cie Automotive tenga “un componente local en ambos mercados”. En el escenario que marca Trump, “son los fabricantes de vehículos los que tienen que tomar decisiones respecto” al anunciado aviso de subida de aranceles, según la española, que añade: “Es necesario clarificar la situación y para eso se necesita más información y algo de tiempo para entender mejor la evolución” del impacto de estas medidas, si es que llegan a materializarse. “Estamos monitorizando la situación y lo que hagan nuestros clientes, que son los que marcan la pauta”, añaden. Otros fabricantes de componentes españoles como Gestamp, Teknia o Antolin también se verían afectadas por su presencia industrial tanto en México como en EE UU, un impacto que se encuentran analizando.
“Los aranceles anunciados por Trump representan un desafío para la cadena de suministro del sector del automóvil, y Antolin no es una excepción. Dada la fuerte interconexión de la industria en América del Norte, estos cambios pueden afectar tanto a nuestras exportaciones directas de México a EE UU, como a la producción destinada a vehículos que luego se comercializan en EE UU. Ante esta situación, algunos fabricantes de vehículos en México están evaluando ajustes en su producción y posibles traslados a EE UU, y en Antolin analizamos cómo estas decisiones pueden impactar en nuestra estrategia industrial y comercial en la región. No obstante, lo que nosotros fabricamos en México y exportamos a EE UU es residual en comparación con el total de nuestra actividad en México”, señalan fuentes de Antolin.
EE UU, clave para el campo español
Pese a que la suspensión de los aranceles para 113 productos del campo español firmada en 2021 vence en un año, hasta ahora no han habido negociaciones para su eliminación definitiva. Ni desde Asoliva ni desde la FEV (Federación Española del Vino) pueden asegurar que la administración Trump no vaya a romper el pacto con antelación. “Si se confirma, veremos qué posibilidades hay para trabajar”, dice Rafael Pico, de Asoliva.
Otro de los sectores que crece con fuerza en EE UU es el cárnico español. Entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones crecían un 33% en volumen, siendo el décimo mercado de destino. En valor es el octavo, con un crecimiento cercano al 28% en ese mismo periodo, con 53,5 millones, según datos de la patronal Anice. “Es un mercado estratégico a largo plazo, sobre todo para el jamón y elaborados”, dice su director general, Giuseppe Aloisio, quien cree que la estrategia proteccionista de Trump “podría abrir nuevos y positivos escenarios para la industria porcina española”. Este explica que, en los últimos años, España ha perdido terreno con China, pero que una guerra comercial entre EE UU y el gigante asiático podría “favorecer la recuperación de posiciones perdidas con el gigante asiático”.
El sector alimentario y el Gobierno español quedan a la espera de movimientos. El ministro de Agricultura, Luis Planas, dijo este lunes que España y la UE tomarían las “decisiones oportunas”, y que el acuerdo de Mercosur abre una “gran oportunidad” para para sectores como el vinícola.
La industria pesada española también vende a EE UU
Otro de los grandes afectados sería Tubos Reunidos, compañía española que consigue la mitad de su facturación en EE UU. Tubos Reunidos exporta desde su fábrica de Amurrio (Álava) los tubos sin soldadura que luego se someten a procesos de acabado en sus instalaciones de Houston, donde invirtió 7,3 millones para duplicar su capacidad. Ahora, puede procesar hasta 75.000 toneladas al año.
Desde Tubos Reunidos manifiestan estar “a la espera de ver cómo se define el escenario”, pero la siderúrgica recuerda que Trump quiere aumentar la producción nacional de petróleo y gas. Analistas del sector matizan que la industria estadounidense solo tiene capacidad para cubrir el 60% de la demanda de tubos sin soldadura, los equipos que se utilizan en esos pozos de extracción. Tubos Reunidos destaca que tiene “una posición de prestigio” y un “importante conocimiento” de EE UU, algo que “minimizará un posible impacto”, mientras el grupo “continúa con su estrategia de ampliación a nuevos mercados”.