Los laboratorios, el segundo mayor inversor en innovación
Las grandes farmas destinan 1.267 millones a I+D y las ‘biotech’ dedican 1.038 millones
La investigación biomédica es igual a medicamentos, vacunas y test diagnósticos que curan o previenen enfermedades y aumentan la esperanza de vida. De hecho, el Covid puso en evidencia, más que nunca, la importancia de la inversión en I+D sanitaria. Si hoy la pandemia está controlada en España es gracias al impulso innovador de la industria farmacéutica y biotecnológica.
Los datos lo constatan. La inversión en investigación y desarrollo de la industria farmacéutica alcanzó los 1.267 millones de euros en 2021 –última cifra disponible–, según la patronal Farmaindustria. Esto supone un 9,2% más que en 2020, el año de la pandemia, cuando se produjo una eclosión de proyectos y se logró la segunda mayor cifra de inversión, 1.160 millones. Un desembolso que coloca a este sector como segundo mayor inversor de la industria española –representa el 19% del total–, tras el sector del automóvil.
Ensayos clínicos
De los más de 8.000 fármacos en ensayos clínicos en el mundo, el 10% se centra en patologías raras, según IFPMA (Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas). Cáncer, inmunología, neurología e infecciosas copan el 90%.
“Esta cifra histórica confirma la tendencia alcista iniciada con el comienzo de la recuperación económica en 2014 y que logró mantenerse incluso en 2020, pese a las dificultades excepcionales provocadas por la pandemia”, comenta Juan Yermo, director general de Farmaindustria.
Más del 60% de estos recursos (789 millones) se destinaron a ensayos clínicos, “donde España juega un destacado papel internacional”, resalta Yermo, y 156 millones a investigación básica, un 23% más. Pero este valor socioeconómico no siempre es reconocido, uno de los desafíos. “La dura experiencia del Covid-19 ha puesto de manifiesto lo que ya la evidencia científica había constatado: que la inversión en sanidad, medicamentos e investigación biomédica no es un gasto, sino una inversión con retornos sanitarios, económicos y sociales tangibles”, defiende. Dicha innovación es responsable de que en la primera década de este siglo se ganaran 1,74 años de vida en los países desarrollados, de los que el 73% se atribuye al efecto de los nuevos medicamentos, afirma.
Mientras que en 2021 el sector de biotecnología (7 de cada 10 fármacos) destinó 1.038 millones a I+D, un 14% más, según la Asociación Española de Bioempresas (Asebio). El capital privado alcanzó en 2022 los 142 millones, un 21% menos, y es el primer ejercicio que baja tras seis al alza. “Con la pandemia hemos dado un paso de gigante, ya que fue el año [2020] en el cual se incrementó un 50%, con la industria como gran protagonista”, resalta Ion Arocena, su director general.
Tras la crisis sanitaria sufrida hace tres años y de la que aún quedan secuelas, el Consejo de Ministros aprobó en noviembre de 2021 el Perte de salud, dotado con 1.469 millones, para reforzar el sistema. Sin embargo, Arocena lamenta que solo el 15% de estos fondos se destinen para financiar la investigación de empresas innovadoras. O la dificultad para acceder a los 4.000 millones de presupuesto de ciencia, “el mayor de la historia, cuando las grandes innovaciones disruptivas están siendo protagonizadas por biotech emergentes como BioNTech”. Arocena añade que las compañías están dejando de acudir a convocatorias nacionales en favor de las europeas (Horizonte Europa, EIC Accelerator) porque los instrumentos están formulados en forma de préstamos.
La cifra
1.000 millones de euros es el sobrecoste que asumido en 2022 por los laboratorios, equivalente al 5% de la facturación del sector, según cálculos de la patronal Farmaindustria, por el alza de la inflación y de los precios de la energía y las materias primas. Si se contabilizan 2021 y 2022, la cifra asciende a 1.500 millones, según un informe reciente de Analistas Financieros Internacionales (Afi) encargado por Farmaindustria.
El sector también se ve afectado por el entorno actual de precios altos. Las biotecnológicas manufactureras han sido las más dañadas, según Arocena, al cuadruplicarse la factura de la luz. En Farmaindustria admiten que el impacto de la inflación y el alza de precios de la energía y materias primas (cartón, vidrio, aluminio) se calcula en unos 1.000 millones. “Las compañías están asumiendo en su totalidad estos sobrecostes, ya que los precios de los medicamentos están regulados y la presión es muy alta, sobre todo en algunos estratégicos con márgenes estrechos”, apunta Yermo. De ahí que fortalecer la producción local sea el objetivo primordial, también el del Gobierno.
El fortalecimiento del tejido industrial y la revisión de la legislación farmacéutica europea, en el foco
Uno de los principales retos del sector es robustecer el tejido industrial en España, así como la fabricación de medicamentos estratégicos para reducir la dependencia del exterior y garantizar el abastecimiento. “La pandemia hizo patente la importancia de contar con una autonomía productiva de fármacos y otros productos sanitarios”, señala Juan Yermo, director general de Farmaindustria.
Así, además de la creación del Perte para la salud de vanguardia, el Gobierno publicó en mayo de 2022 el primer listado de medicamentos estratégicos (541 y 295 principios activos) y su protección especial. El objetivo es elevar la producción de fármacos (ibuprofeno, heparina, acetilcisteína, dexametasona o diazepam) y mejorar la capacidad de las cadenas de suministro.
De hecho, en diciembre de 2022, las farmacéuticas se comprometieron a invertir 8.000 millones y a crear 4.500 empleos en los próximos tres años. Una inversión que se enmarca dentro de un plan estratégico específico para la industria que anunció también en dicha ocasión el Ejecutivo y que las empresas definen junto al Gobierno. “Requiere de un entorno que lo facilite”, recuerda Yermo.
Las empresas están también pendientes de la revisión de la legislación farmacéutica europea, la primera en 20 años, y que busca que Europa recupere competitividad frente a EE UU y China (solo el 22% de las nuevas terapias se origina en la UE). Pero la propuesta de la CE, lanzada en abril y que incluye, entre otros, reducir de 11 a 9 años la exclusividad de los nuevos medicamentos o de 8 a 6 la protección de datos regulatorios, no gusta al sector. “Debilita los incentivos para invertir en I+D”, alertan.