Siete sorpresas para un 2025 impredecible
Un sector tecnológico en descenso, el alza abrupta del interés del bono de EE UU y una caída del dólar no están en el escenario base de los expertos pero son hipótesis para un año de máxima incertidumbre


El año comenzó con pocas certezas, y una de las escasas certidumbres era que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca marcaría el ejercicio Sus primeras medidas ya apuntan a dejar huella en los mercados financieros, quién sabe si tan profunda como la que ya sacude el plano geopolítico y social. A pesar de los esfuerzos de economistas y analistas por hacer previsiones, 2025 se muestra impredecible y las primeras sorpresas en el mundo de la inversión no han tardado en llegar, basta con ver el ímpetu con que ha iniciado el año la Bolsa europea en contraste con Wall Street.
Los sobresaltos no llegan solo desde el Despacho Oval; también con acontecimientos como la irrupción de la china DeepSeek en la inteligencia artificial. El rumbo que tomen este año los gigantes tecnológicos de EE UU será una de las grandes referencias para los inversores, que en este inicio de año ya tienen claro que habrá que mirar más allá de los siete magníficos. Todo puede pasar y habrá que estar preparados para que las previsiones, y los deseos de rentabilidad, no se cumplan. Al menos siete sorpresas podrían surgir y romper los esquemas de los inversores, empezando por lo que se espera de la estrella de nuestro tiempo, el sector tecnológico.
La tecnología, peor que el mercado
En 2025 toca diversificar, es el mantra que repiten los gestores, la advertencia de que este año no bastará con subirse a la ola del S&P 500 para sacar el máximo partido a la inversión. El alza de este índice en 2024, del 23%, estuvo sostenida por los siete magníficos (responsables de más de un tercio de la subida) y aunque estas compañías siguen presentes en las carteras, no se esperan los retornos del año pasado. Lo que sí sería sorpresa mayúscula es que la tecnología acabara 2025 comportándose peor que el mercado.
En UBS esperan que el sector bata al conjunto del mercado, aunque no por mucho, y aconsejan afinar con la diversificación. Su apuesta entre los gigantes estadounidenses se concentra en Meta, Microsoft y Amazon. Ya no aparece Nvidia en los primeros puestos: la aparición en escena de DeepSeek ha creado un nuevo escenario en la inteligencia artificial y buena parte del mercado ya ha empezado a sospechar que se pueden crear modelos de IA de forma más barata y eficiente. Los títulos de Nvidia aún no se han recuperado del golpe de desconfianza que ha supuesto la irrupción de DeepSeek y los resultados anuales que publicará la estadounidense el 26 de febrero van a ser más que nunca una prueba de fuego para sus mareantes múltiplos bursátiles.
En UBS avisan de que si el rendimiento de los bonos de EE UU ligados a la inflación sube por la preocupación de los inversores por la sostenibilidad de la deuda y la inflación, al tiempo que se enfría el crecimiento, los valores tecnológicos sufrirán.
El S&P sube el 25% y se instala en territorio burbuja
Pese al tirón del año pasado y a cotizar en máximos, los gestores afirman que no hay señales preocupantes de burbuja en el índice bursátil por excelencia. Las previsiones apuntan a que el S&P podría subir este año al entorno de los 6.600 puntos, lo que supone un alza superior al 10%. Una ganancia muy superior, en línea con la de 2024, sería una alegría para los inversores pero probablemente también un regalo envenenado.
En UBS tienen una previsión conservadora para el S&P 500, de un alza en el año del 6,5% al entorno de los 6.400 puntos. Si el índice trepara un 25%, se darían las condiciones para el estallido de una burbuja, según el banco suizo. Así, se habría alcanzado el final de un mercado alcista estructural, ya que las burbujas estallan cuando la Bolsa bate a los bonos en al menos un 5% en un año o más durante la última década y cuando hay un elemento que domina claramente el mercado, como sería el caso de los siete magníficos. “El contexto macroeconómico mundial se ha vuelto más incierto desde las elecciones estadounidenses, mientras que las primas de riesgo de los distintos activos son bajas y el posicionamiento de los inversores es más alcista”, añaden en Goldman Sachs.
El bono de EE UU escala al 5,5%
No es el escenario que manejan las firmas de análisis para este año, en UBS calculan que el bono de EE UU a una década acabe 2025 en el 4,25%. Pero si se dispara al 5,5% sería la confirmación del gran temor que late en el mercado, el de un alza de la inflación en EE UU que anule las rebajas de tipos al tiempo que crecen las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda de la mayor economía del mundo. La política de Trump se mueve al filo de la navaja, con una propuesta de aranceles que, de ser generalizada y muy agresiva, va a elevar inevitablemente el coste de la vida en Estados Unidos. “Trump debe ir a lo pequeño y no a lo grande en aranceles e inmigración en los próximos meses para evitar avivar una segunda ola de inflación”, advertía este viernes el estratega de Bank of America, Michael Hartnett.

El bono de EE UU a 10 años está ahora en el 4,5% y el hecho de que a principios de enero rozara el 4,8% ya fue una señal de alerta para la Bolsa. Rentabilidades al 5% encarecen la financiación de las empresas, además de atraer capital desde la renta variable hacia los bonos y contribuir a una corrección bursátil. Más aún en un mercado en máximos y con los inversores tentados a recoger beneficios. El riesgo es que los aranceles de Trump abran la caja de los truenos de la inflación y que por querer reducir el elevado déficit comercial de EE UU -en un volumen récord de 1,212 billones de dólares en 2024- se amplíe de paso el alto déficit público, del 6,4%. Con mayores tipos de interés en los bonos, más carga en el pago de intereses de la deuda, y más riesgo para su sostenibilidad.
La Bolsa de EE UU lo hace peor que el resto
La apuesta mayoritaria de los gestores que desean tener renta variable en cartera este año es la Bolsa de EE UU y de momento, es fallida. Pese a la amenaza arrolladora de los aranceles, la renta variable europea se anota un alza en lo que va de año de entorno al 12%, frente al 4% del S&P. En UBS señalan que el consenso de mercado a favor de la Bolsa estadounidense es el más elevado en más de tres décadas, un optimismo que puede truncarse si el crecimiento de EE UU se desacelera mientras acelera el del resto del mundo.
El inicio de año muestra que no habría que menospreciar el potencial de Europa. Cada recorte de un punto en los tipos de interés -y en la zona euro ya van rebajas de 1,25 puntos-, suma un punto de crecimiento al PIB europeo al cabo de un año, gracias en gran medida al alivio que supone para el consumo y la inversión el descenso en el pago mensual de los créditos. Además, las elecciones alemanas son vistas como la oportunidad para que la mayor economía del euro se decida a gastar más y a romper con el control férreo del déficit y la deuda. Y a ello se suma el fin de la guerra en Ucrania que está promoviendo Trump y que supondría un drástico abaratamiento del precio del gas y de la electricidad.
El dólar se debilita frente al euro
Parece el mundo al revés ya que el billete verde se ha revalorizado hasta casi rozar la paridad con el euro pero es una posibilidad. Tendrían que darse varios factores que en un año tan imprevisible como apunta a ser 2025 no se pueden desechar por completo. El dólar se debilitaría si los aranceles de Trump sobre Europa, y que están por concretarse, no son finalmente tan agresivos como se teme, una moderación que ya se ha visto en el caso de China, con tarifas de momento limitadas al 10%. También sería más débil el dólar si el diferencial de los tipos de interés entre EE UU y Europa no se amplía. Es decir, si la Fed recorta tipos algo más de lo que se espera y el BCE menos de lo previsto, gracias quizá a una mejora del crecimiento europeo por el fin de la guerra en Ucrania y un mayor gasto público de Alemania.
El riesgo de que el mercado empiece a inquietarse por el déficit comercial y público de EE UU también debilitaría al dólar. El billete verde sigue siendo la divisa reserva de referencia para los bancos centrales del mundo, aunque el proceso de diversificación de esas reservas está en marcha. Por ejemplo, India mantiene relaciones comerciales en rupias con 22 países y su principal socio comercial es Rusia.
El petróleo se desploma a 55 dólares el barril
En el escenario central que manejan en UBS, el barril Brent se estabilizará este año en los 75 dólares, el nivel actual. Algunas firmas como Citi prevén sin embargo un descenso hasta los 60 dólares y Trump ya ha manifestado su deseo de que EE UU disfrute de un petróleo barato. La geopolítica puede ayudar a ello si termina la guerra de Ucrania y Rusia vuelve a exportar crudo y si no hay nuevas sanciones sobre Irán. Además, existe el riesgo de que la guerra comercial iniciada por Trump dañe el crecimiento global, como así ha recogido la cotización del crudo en los últimos días.
La OPEP va con pies de plomo antes de decidirse a un aumento de la producción, que en principio debería llegar en abril y que Trump insiste en reclamar. Pero en UBS apuntan a un factor adicional para el descenso del crudo, más allá del exceso de producción actual, y es la posibilidad de que Arabia Saudí, tercer mayor productor del mundo, se canse de equilibrar el volumen de producción de la OPEP, habitualmente poco fiel a sus compromisos de reducción de la oferta, y se decida a producir más.
China sorprende con más estímulos
La Bolsa china es una invitada habitual a las carteras de inversión, siempre en la expectativa de las ganancias que puede aportar la segunda mayor economía del mundo. Pero su marcha ha sido decepcionante en los últimos años, atenazada por el miedo a un estallido inmobiliario o a un frenazo en el crecimiento. Las autoridades chinas se han puesto manos a la obra para estimular la economía del país con un paquete de estímulos y fruto de ese impulso, el índice CSI 300 remonta casi el 20% en los últimos seis meses. En las últimas semanas se ha notado además el optimismo que ha sembrado en el conjunto del sector tecnológico y también en el de automoción los anuncios de DeepSeek.
Para UBS, China puede ser una de las sorpresas positivas del año. “La Bolsa china puede ser la que tenga un mejor comportamiento”, explica el banco suizo, que espera que los estímulos fiscales de Pekín se concentren en el desarrollo de infraestructuras básicas y en impulsar el consumo interno, de modo que se vaya cerrando la brecha con Estados Unidos en cuanto al peso de consumo sobre el PIB. “Seguimos siendo optimistas sobre la renta variable china para los próximos 12 meses, con la expectativa de más medidas de estímulo y una sólida recuperación macroeconómica en el segundo semestre de este año”, añaden en Deutsche Bank. Los sectores predilectos del banco alemán son los que precisamente podrían recibir más apoyo político, como el consumo discrecional, las tecnologías de la información y la energía verde. “Mientras tanto, el viento en contra a corto plazo podría ser la escalada de las tensiones comerciales, con la probabilidad de un aumento de los aranceles estadounidenses en los próximos meses”, explican. Como sucede desde el 20 de enero, las medidas que anuncie la Casa Blanca van a seguir marcando el paso del mercado.
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