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La irrupción de la IA china DeepSeek sacude las Bolsas al amenazar el dominio de la estadounidense Nvidia y otras tecnológicas

El Nasdaq cae un 3%, con los fabricantes de chips retrocediendo con fuerza en todo el mundo. Los proveedores eléctricos de firmas de IA y las empresas expuestas a los centros de datos también se desploman

Un ingeniero de la holandesa ASML, en una planta de la empresa en Veldhoven, en junio de 2023.
Un ingeniero de la holandesa ASML, en una planta de la empresa en Veldhoven, en junio de 2023.Piroschka Van De Wouw (REUTERS)
Álvaro Sánchez

Una start up china de inteligencia artificial, DeepSeek (búsqueda profunda, en español), desconocida para el gran público hasta hace solo unos días, ha puesto este lunes patas arriba las Bolsas de Estados Unidos. Su potente irrupción, que la ha convertido en la aplicación gratuita más descargada por los iPhone en EE UU, China y otros países, por delante de ChatGPT, ha sido todo un terremoto bursátil. La empresa precisa para desarrollar su modelo chips menos potentes y menos inversiones, lo que pone en entredicho el modelo de negocio de Nvidia y cuestiona las enormes sumas que están desembolsando las tecnológicas en comprar sus semiconductores. Además, pone en duda la tesis de que las enormes barreras de entrada, a priori necesarias para competir, protegen el liderazgo de Nvidia.

La hasta hoy empresa más valiosa del mundo por valor en Bolsa, con casi 3,5 billones de dólares, ve sus acciones caer al cierre de la sesión un 16,86%, o lo que es lo mismo, 589.000 millones de dólares evaporados en una sola jornada. Es la mayor pérdida de valor por parte de una acción en la historia de la Bolsa, y el castigo la ha relegado al tercer puesto en el ranking mundial, por detrás de Apple y Microsoft.

De magnitud similar es el desplome de su rival Broadcom, y también supera el doble dígito el de Super Micro. Las réplicas se han sentido, aunque con menor intensidad, también al otro lado del Atlántico: ASML, fabricante de máquinas de fotolitografía para la industria de semiconductores, y hasta hoy tercera compañía por capitalización de Europa, se desploma un 7%, y la alemana Siemens Energy, un 20% abajo, aparece entre las más penalizadas, al suscitar dudas su papel clave como proveedor eléctrico de las infraestructuras de IA. En otros puntos de Asia la escena se repetía: las principales firmas de chips japonesas, entre las cuales hay proveedores de Nvidia, cayeron con fuerza esta madrugada.

Desde 2022, Estados Unidos aplica un bloqueo a las exportaciones de ciertos semiconductores especialmente sofisticados. El objetivo era evitar el acceso de Pekín a tecnología puntera que pudiera utilizar para su desarrollo tecnológico o militar, pero el resultado parece haber sido el opuesto: ante las restricciones, China ha desarrollado su propia versión de ChatGPT. Y no solo eso: lo ha hecho en un tiempo récord, apenas dos meses, y a un coste muy inferior, de menos de seis millones, una cantidad irrisoria en un universo, el de la IA, en el que se invirtieron más de 200.000 millones en 2024. Algo así como si un recién llegado comprara una casa por 200.000 euros en un vecindario donde hasta entonces se vendían por 10 millones, devaluando de un plumazo las del resto.

Las implicaciones geopolíticas son claras. “Es probable que el surgimiento de modelos de capacitación más eficientes en China, que se han visto obligados a innovar debido a las limitaciones de suministro de chips, intensifique aún más la carrera por el dominio de la IA entre EE UU y China”, apunta un informe del banco de inversión estadounidense Jefferies.

Todavía es pronto para conocer el alcance real de DeepSeek R1, como se denomina la versión lanzada hace unos días. Si se trata de una tormenta invernal cuyas expectativas se han hinchado demasiado, o de un nuevo actor que ha llegado para quedarse. Pero los inversores, con la desbandada de este lunes, descuentan que tiene potencial para cambiarlo todo: el Nasdaq pierde en torno al 3%, borrando un billón y medio de valor en Bolsa, casi tanto como el PIB de España, y contagió al S&P 500, donde las tecnológicas suman un gran peso, con números rojos del 1,46%, aunque conservó los 6.000 puntos. El principal índice europeo, el Eurostoxx 50, logró reponerse de los fuertes descensos iniciales y caer un 0,6%, mientras que el Ibex 35, menos expuesto al sector tecnológico, sumó un 0,1%, con ACS y Merlín a la cola por su apuesta por los centros de datos.

Fundada en mayo de 2023 por Liang Wenfeng, a sus 40 años el jefe del hedge fund High-Flyer, DeepSeek desarrolla modelos de IA en código abierto, con la diferencia de que el coste de entrenarlos y desarrollarlos parece ser solo una fracción de lo que se requiere para los mejores productos de OpenAI o Meta.

El historiador estadounidense Chris Miller, autor de La guerra de los chips (Ediciones Península), y uno de los mayores expertos mundiales en la materia, estima que la ventaja está aún del lado norteamericano. “No creo que DeepSeek cambie drásticamente nuestra comprensión de los avances de la IA. Es cierto que ha reducido los costes, pero estos ya venían cayendo rápidamente, por lo que no es un cambio. DeepSeek redujo el coste de entrenamiento de su modelo en gran parte gracias a que aprendió lecciones de líderes de la industria como OpenAI. Es un alumno rápido y exitoso, pero sigue siendo claramente un discípulo”, explica por correo electrónico.

Jefferies, en cambio, cree que se abren dos escenarios para la industria: o bien seguir buscando más potencia informática para impulsar mejoras de los modelos aún más rápidas, o replegarse y volver a centrarse en la eficiencia y el retorno de la inversión, “lo que significaría una menor demanda de potencia informática a partir de 2026″. La primera idea, la de la huida hacia adelante, la encarna el proyecto Stargate anunciado por Trump la semana pasada: una alianza de OpenAI, Oracle y Softbank para invertir hasta 500.000 millones en inteligencia artificial que incluiría la construcción masiva de centros de datos y plantas de generación eléctrica.

¿Cisne negro?

La aparición de DeepSeek puede alterar la ambición de esos planes. Y llega cuando todavía continúa la polémica por la prohibición temporal, luego revertida, de la red social china Tik Tok, a la que ahora se busca comprador estadounidense. También en plena escalada de la incertidumbre por el uso que el presidente estadounidense, Donald Trump, pueda hacer de los aranceles como arma comercial frente a países con los que EE UU tiene déficit en sus intercambios, caso de China.

La noticia, con potencial para convertirse en el primer cisne negro del año para los mercados financieros (o como mínimo para las tecnológicas estadounidenses y sus proveedores), llega en un momento de vulnerabilidad, con el debate centrado en si las Bolsas están demasiado caras, especialmente los títulos de los llamados Siete Magníficos —Nvidia, Apple, Microsoft, Alphabet, Amazon, Meta, y Tesla—, que han aupado a los índices a máximos históricos aprovechando precisamente el tirón de la inteligencia artificial.

Numerosos expertos confiaban en que la llegada de Trump, con su enfoque amable con el mercado y sus rebajas de impuestos a las empresas sería suficiente para prolongar el rally de 2023 y 2024. Y señalaban a la tormenta geopolítica y al regreso de la inflación por los aranceles como los mayores riesgos. A ellos habrá que sumar ahora la competencia tecnológica china, que ha elevado los temores a que las valoraciones de las tecnológicas estadounidenses se hayan pasado de frenada, y acelerado la recogida de beneficios. Esa pugna ya se da en otros ámbitos, como el del coche eléctrico, donde como sucede con DeepSeek y su inteligencia artificial low cost, también preocupa la capacidad del gigante asiático de copar el mercado a precios mucho más competitivos.

Más allá del aspecto económico, y como en todo lo que se refiere a contenidos y China, el uso de DeepSeek plantea preguntas sobre el uso que se da a la información que se vuelca en ella y a los datos de sus usuarios. También hasta qué punto intervendrá la censura en su funcionamiento: algunos usuarios han compartido imágenes de cómo, cuando se le pregunta por lo sucedido en la plaza Tiananmen de Pekín en junio de 1989, elude responder.

Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.
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