Kerstin af Jochnick (BCE): “Los bancos tienen que hacer más esfuerzos por mejorar su gobernanza”
La supervisora bancaria advierte que el mantenimiento de impuestos extraordinarios a la banca puede tener efectos preocupantes en las entidades
Kerstin af Jochnick es una testigo privilegiada de la banca europea. Desde su puesto como Miembro del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE) vigila y monitoriza minuciosamente los movimientos de la banca para asegurarse de que las entidades cuentan con suficientes colchones de capital y no asumen riesgos que pongan en jaque la estabilidad financiera. En un momento de previsible cambio de la política monetaria con recortes de tipos, la supervisora pide a las entidades que vigilen una morosidad al alza, los nuevos riesgos como el cambio climático y la inteligencia artifical y que se esfuercen en mejorar la gobernanza.
Pregunta. Desde el punto de vista de los supervisores, ¿en qué momento se encuentran los bancos europeos?
Respuesta. Ha habido un enorme desarrollo en la regulación y supervisión durante los últimos diez años que ha ayudado a construir un sector bancario más robusto. Hemos pasado por varias crisis y aun así los bancos se encuentran en una situación sólida. Los niveles de capital y de liquidez son holgados y la morosidad sigue controlada. Por supuesto, existen riesgos, pero por el momento tenemos un sector bancario sólido en Europa.
P. ¿Cuáles son esos riesgos?
R. En diciembre publicamos nuestro programa de prioridades para los próximos años para que los bancos entiendan en qué queremos que se centren. Lo primero es asegurarnos de que están alerta para identificar nuevos riesgos. En el contexto económico actual, les pedimos que vigilen el riesgo crediticio en particular. Los tipos de interés son altos y estamos viendo un pequeño aumento de la morosidad, especialmente en las carteras de financiación al consumo y de crédito inmobiliario comercial. También estamos pidiendo que hagan más esfuerzos en materia de gobernanza y gestión de riesgos: las personas que toman las decisiones tienen que entender los riesgos y gestionarlos adecuadamente. En nuestro proceso anual para evaluar a los bancos, hemos examinado la gobernanza y muchos han obtenido calificaciones bastante bajas, así que hemos hecho de esto una prioridad. En tercer lugar, está la transformación digital. Es importante que los bancos aprovechen las nuevas tecnologías, pero que se aseguren de contar con resiliencia operativa. Por último, pedimos a los bancos que vigilen y gestionen adecuadamente el riesgo climático.
P. El BCE ya anunció que podría sancionar a los bancos que no midan adecuadamente los riesgos climáticos. En general, ¿están cumpliendo las entidades con las expectativas del supervisor?
R. En 2020 comunicamos nuestras expectativas en este ámbito, y hace dos años y medio establecimos plazos para que los bancos las cumplieran. Esperamos que todos estén alineados con nuestras expectativas a finales de este año y hemos establecido hitos intermedios que los bancos deben ir cumpliendo hasta esa fecha. También hemos anunciado que si no cumplen nuestras expectativas, tomaremos medidas más estrictas en caso necesario para obligarles a corregir esa situación. Podríamos, por ejemplo, seguir un proceso de escalado aplicando distintas medidas, como por ejemplo pedirles que aumenten el capital en algunas áreas o imponerles multas hasta que cumplan los requisitos.
P. ¿Hay algún banco que ya haya sido multado?
R. A algunos bancos se les ha notificado que, de acuerdo con nuestra valoración actual, no estaban cumpliendo los hitos intermedios, lo que significa se enfrentan a una posible multa. Los supervisores tendrán que examinar la documentación que presenten los bancos y hacer un recuento del número de los días que no habrían cumplido desde que finalizaron los plazos que se les concedieron. En función de ese recuento se propondrían las posibles sanciones, que necesitarían ser aprobadas por el Consejo de Supervisión. Por tanto, el proceso aún no ha concluido.
P. En relación con los nuevos riesgos que mencionaba, hay muchas conversaciones sobre el uso de la inteligencia artificial, ¿qué riesgos representa esta tecnología para la banca?
R. Aunque está en sus comienzos y continuará desarrollándose, la IA ya está aquí. Y, por supuesto, tenemos que seguirla. El año pasado hicimos una encuesta que reveló que entre los bancos que supervisamos, el 60% ya está utilizando la IA de una forma u otra. Lo importante para nosotros es asegurarnos de que la utilicen de manera sensata y prudente, que tengan una gestión de forma que si ocurre algún fallo con la tecnología, puedan tener una alternativa de dar servicio a sus clientes.
P. Mencionaba al principio que los bancos europeos son robustos. En los últimos años los bancos han aprovechado los buenos resultados para distribuir dividendos y lanzar programas de recompras de acciones. ¿Les preocupa que destinen demasiados recursos para remunerar a los accionistas y no tanto para aumentar los niveles de solvencia?
R. Para nosotros lo más importante es asegurarnos de que los bancos cuentan con capital suficiente para asumir los riesgos de sus carteras. Y hemos trabajado duro en los diez últimos años para que sea así y hagan una buena gestión de los riesgos. Dicho esto, sabemos que durante mucho tiempo los inversores se mostraron reacios a invertir en los bancos europeos porque tenían niveles elevados de préstamos morosos y porque no generaban beneficios. Por ello, en cierta medida, es comprensible que los accionistas quieran obtener rentabilidad de sus inversiones. Los bancos están en general bien capitalizados, pero no es momento para la complacencia.
P. ¿Pero hay algún nivel de payout que consideren preocupante?
R. Analizamos los planes de reparto de dividendos y las trayectorias de capital de forma individualizada, así que depende. Si los bancos quieren recomprar acciones necesitan nuestro permiso. Y antes de concedérselo, siempre les pedimos que presenten un plan de capital a medio plazo que tenga en cuenta escenarios adversos plausibles para aseguramos de que disponen de capital suficiente para mantener su actividad y cubrir los riesgos de sus carteras.
P. Gracias a los altos tipos de interés, los bancos han logrado altos beneficios. Algunos países, entre ellos España, han decidido poner un impuesto extraordinario para gravar esas ganancias. ¿Les preocupa que se mantengan estas medidas en un momento en que bajarán los tipos y los bancos ingresarán menos?
R. Ha habido un debate en los últimos años. El BCE ha dado su opinión oficial a los países que han aplicado o están planeando establecer un impuesto especial, y hemos mantenido la misma posición general en todos los casos. Creo que esto surgió porque el año pasado los bancos obtuvieron beneficios considerables. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, el año pasado probablemente fue un año de transición, así que este año, puede que los beneficios no sean tan altos. Puedo entender la discusión política, pero nuestro análisis se basa en una perspectiva prudencial. En un año de beneficios altos, puede estar bien aplicar un impuesto a la banca, pero hay que tener en cuenta un panorama más amplio y asegurarse de que los bancos continúan apoyando la economía y concediendo crédito a hogares y empresas.
También es importante que haya igualdad de condiciones, porque si impones un impuesto adicional a los bancos de tu propio país, tal vez compitan con bancos de otros países donde no existe ese impuesto. Y hay que tener cuidado al decidir sobre impuestos especiales a los bancos porque los accionistas y los posibles inversores pueden mostrarse reticentes. Los bancos en Europa necesitan su base de accionistas y es importante que los inversores puedan confiar en qué tipos de actividades se gravan regularmente. Por lo tanto, algunos de estos efectos pueden ser preocupantes y es importante que haya un buen análisis alrededor de una decisión como esta.
P. En España BBVA ha lanzado una opa para comprar Sabadell. En los últimos años, ha habido mucha concentración bancaria. ¿Hay alguna preocupación por estas operaciones o ayudan a mejorar los niveles de solvencia?
R. Cuando se produce una fusión intervienen muchas autoridades. Nuestro papel es asegurarnos de que haya un modelo de negocio viable, que cuente con suficiente capital y liquidez y una buena gobernanza. Eso es algo que discutimos con los bancos y hace años emitimos directrices para asegurarnos de que se entienda cuál es el papel del supervisor, porque hubo un momento en que se tenía la sensación de que los supervisores estaban obstaculizando las fusiones, y eso no es cierto. Analizamos todas las propuestas de fusión desde una perspectiva estrictamente prudencial.
P. ¿Afecta de alguna manera a la estabilidad financiera que cada vez haya menos bancos pero más grandes?
R. Tenemos cerca de 110 bancos bajo nuestra supervisión y es algo muy importante para la estabilidad financiera armonizar la supervisión en la zona del euro. Después de la crisis financiera, hubo una gran discusión sobre qué se podría haber hecho mejor. Y se discutió cómo mejorar la regulación de las entidades más grandes. Se implementaron medidas para que los bancos de importancia sistémica global tengan unos requisitos de capital más altos y puedan resolverse en una situación de crisis. Así que se han tomado medidas para mitigar este riesgo y para que no se utilice dinero de los contribuyentes si hay un problema.
P. Pero aun así, en los países hay cierta preocupación con estas operaciones…
R. Hemos observado un elevado grado de consolidación bancaria en ciertos países, y algo menor en otros. Como supervisores europeos, consideramos la unión bancaria en su conjunto. Es importante ver que tenemos una moneda única, una supervisión única y una resolución única. Y también sería importante poner en funcionamiento el fondo de garantía de depósitos común porque eso daría plena confianza en todo el sistema. Pero actualmente, el sistema financiero es sólido y disponemos de normas para mitigar estas preocupaciones.
P. Hay también mucho interés en las fusiones transfronterizas, ¿tendrían sentido en la UE?
R. Cuando comenzamos a construir la unión bancaria, pensábamos que con un código normativo único, un supervisor común y una junta única de resolución abriría la puerta a la actividad transfronteriza, que sería fácil expandirse y habría beneficios en diversas áreas. La razón por la cual no hemos visto muchas fusiones transfronterizas es que, aunque tenemos una normativa uniforme, todavía hay diferencias en otros ámbitos. Las normas fiscales son diferentes, las prácticas contables son diferentes, hay diferencias en la legislación de quiebras y los fondos de garantía de depósitos siguen siendo nacionales. Esto hace que sea más difícil para los bancos fusionarse a nivel transfronterizo. Hay que superar ciertos obstáculos para facilitar la libre circulación de capitales y de liquidez entre grupos bancarios en un contexto transfronterizo. Por ello deseamos ver más esfuerzos para completar la unión bancaria. Dicho esto, en el marco jurídico actual, todavía hay cosas que los bancos pueden hacer para expandirse fuera de sus fronteras nacionales. Por ejemplo, un banco español puede abrir sucursales y ofrecer servicios financieros en cualquier país de la UE, incluso si no existe una filial en ese país.
P. Comentaba al principio que los niveles de morosidad siguen siendo bajos. Pero con el esperado recorte de tipos, ¿cómo afectará esta relajación de la política monetaria a las carteras de los bancos?
R. No puedo comentar sobre la política monetaria, pero la morosidad se ha mantenido muy estable en niveles bajos. Ya se mantuvo durante la crisis de la Covid-19 y con la invasión de Rusia a Ucrania. Si el crecimiento se desacelera un poco y los tipos de interés están en un nivel alto en comparación con épocas anteriores, sería normal que veamos un ligero aumento en los préstamos morosos. En la financiación al consumo y en el inmobiliario comercial hay un ligero aumento. Aunque aún no es significativo, creemos que durante este año o el próximo veremos probablemente un aumento de los préstamos morosos.
P. Este año se cumple el décimo aniversario del Mecanismo Único de Supervisión. ¿Qué retos afronta para los próximos años y cuál será su papel en futuro del sector financiero?
R. Nuestro proceso de revisión y evaluación supervisora anual abarca a 21 países y es enorme, por lo que representa todo un desafío. Lo que hemos hecho durante el último año es invitar a expertos en supervisión para que nos den su opinión sobre cómo podemos hacer nuestro proceso de supervisión más eficiente. También hemos decidido utilizar mejor la digitalización para que nuestros supervisores puedan realmente centrarse en los riesgos más importantes, en las discusiones con los bancos y en la comunicación con ellos. Como supervisores, nuestro principal desafío es estar a la vanguardia, y asegurarnos de que los bancos hacen todo lo posible para identificar los riesgos de manera temprana y de que tengan suficiente capital para estar preparados ante cualquier imprevisto.
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