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La rebaja de tipos llega a la gestión pasiva: ¿cuánto afectará a los productos indexados o a los ETF?

Las gestoras se dividen entre las que consideran que los indexados de renta fija se verán beneficiados por las decisiones del BCE y la Fed y las que ven que el efecto es neutro. La mayoría de expertos cree que es compatible formar carteras con fondos de gestión activa y fondos costizados

Growing stock price chart
Yuichiro Chino (Getty Images)


La política de tipos de interés de los bancos centrales dirigen desde hace meses los movimientos del mercado y condicionan también muchas de las decisiones que los gestores de fondos de inversión aplican a las carteras de sus fondos de gestión activa. Sin embargo, ¿qué ocurre con los productos indexados o los ETF? ¿Hasta qué punto afecta a la gestión pasiva un entorno de bajadas del precio del dinero como el que comenzamos a vivir?

Para los expertos de Invesco ETF, este escenario “puede ser beneficioso para la gestión pasiva, ya que suele impulsar la valoración en general, lo que a su vez favorece a los ETF que replican índices amplios. Además, en un escenario donde se reducen los tasas y, por tanto, los activos llamados libres de riesgo, los inversores prefieren pagar menos por los productos que escogen, ya que los márgenes que obtienen de rentabilidad tienden a estrecharse también”.

Cuando se reducen los activos libres de riesgo, el inversor prefiere pagar menos, opinan en Invesco

Carlota Corral, directora de inversiones de Indexa Capital, considera que una bajada “es beneficiosa para los mercados de acciones y para los de bonos a medio o largo plazo. Como es beneficiosa para los plazas financieras, también lo es para los fondos indexados, que buscan replicar la rentabilidad media de un mercado”.

También para Giorgio Semenzato, consejero delegado de Finizens, es positivo: “Históricamente, hemos observado que los mercados suelen reaccionar bien ante estos ciclos de tipos bajos. En particular, los vehículos de renta fija tienden a comportarse favorablemente en el corto y mediano plazo, mientras que en renta variable, hemos visto aumentos significativos en rentabilidad tras bajadas de tipos. Por lo tanto, al ofrecer nosotros toda tipología de carteras, que incluyen tanto renta fija como renta variable, lo más probable es que la rentabilidad de nuestras carteras siga aumentando a buen ritmo”.

A tener en cuenta antes de elegir

Desafío. En opinión de Tobias Schafföner, gestor sénior y miembro del junta directiva de Flossbach von Storch, cualquiera que compre un ETF se beneficia del índice subyacente, para lo bueno y para lo malo. “Cuando vienen mal dadas, son particularmente desafiantes, porque la presión psicológica en tiempos de crisis crece a medida que caen los índices. Muchos inversores fracasan porque sobreestiman su capacidad de sufrimiento y terminan vendiendo a la desesperada y en mínimos históricos porque no pueden aguantar más. Por otro lado, un buen fondo de gestión activa logra amortiguar las caídas y ayuda a aliviar esa presión. Al menos esa es la idea; permite a los inversores dormir tranquilos”. 

Costes. Javier Turrado, director comercial de Bankinter Gestión de Activos, hace hincapié en que “la selección de productos indiciados no debe guiarse por el coste, pues hoy en día en mandatos de gestión se utilizan clases institucionales y clases limpias con comisiones de gestión ya de por sí reducidas. Así que la decisión tiene que estar motivada por la voluntad de replicar los mercados o por tratar de aprovechar el valor añadido que aporten los gestores de los vehículos de inversión. 

Elección. En Invesco han observado que los clientes optan por ETF “cuando buscan eficiencia de costes, cuando se exponen a mercados muy eficientes donde incluso los ETF por su estructura pueden batir consistentemente a sus índices, y cuando buscan una exposición diversificada a mercados, sectores o factores específicos y generar su alfa a través de su asignación de activos”. Sin embargo, el cliente suele ir a la gestión activa “cuando identifica oportunidades específicas donde tienen menos experiencia y buscan aprovechar el conocimiento especializado de nuestros gestores para generar alfa, especialmente en mercados menos eficientes”.

En su opinión, los criterios principales para optar por gestión pasiva incluyen “menores comisiones, mayor diversificación y una mayor rentabilidad ajustada al riesgo. También consideramos el horizonte temporal del cliente, su perfil de riesgo y la necesidad de liquidez”.

Gonzalo Rengifo, director general de Pictet AM en Iberia y Latam, observa que la gestión pasiva suele beneficiarse de los mercados alcistas, los cuales pueden surgir en contextos de recortes de tipos, no obstante, “es importante señalar que la inversión pasiva no es excluyente. En un mercado alcista, puede tener sentido, pero en un entorno volátil como el actual, la selección de activos se vuelve fundamental” y, en este contexto, “la gestión activa puede optimizar las rentabilidades ajustadas al riesgo en horizontes de inversión a medio plazo”.

Reacciones

“La caída de los tipos de interés representa un factor positivo común para la mayoría de las estrategias de deuda y bonos por lo que las exposiciones pasivas a renta fija se verían beneficiadas”, indica Olivier Paquier, director global de ventas de ETF de AXA IM. Sin embargo, “los distintos sectores de los mercados de renta fija y de renta variable podrían reaccionar de manera diferente a la bajada de los tipos de interés, por lo que los gestores de carteras podrán tomar decisiones interesantes en materia de asignación de activos, de las que las exposiciones pasivas tendrían más dificultades para beneficiarse”, admite.

En cualquier caso, César Muro, jefe de ventas de Xtrackers, España y Portugal en DWS, no cree que la evolución de los tipos de interés vaya “a afectar de manera negativa la demanda de ETF, que es estructural y creciente, ya que suelen ser muy eficientes en sus resultados y cubren todo tipo de segmentos invertibles de los mercados financieros”. Eso sí, este experto considera que cuando estos son bajos se demandan más ETF de renta variable, “pero los de renta fija o monetarios para liquidez también encajarán, ya que todo inversor tiene una parte de la cartera de corte defensivo”.

Efecto neutro

Pero no todas las casas de inversión tienen tan clara una visión positiva. “El efecto de las bajadas de tipos de interés debiera ser neutro, sobre los productos de gestión pasiva. La clave no está en el entorno macroeconómico ni en las actuaciones de los bancos centrales, sino en la capacidad de los gestores de leer el mercado, anticipándose con una buena distribución de activos y posterior selección de subyacentes, de tal manera que su aportación al comportamiento de los vehículos sea superior a la beta del mercado”, afirma Javier Turrado, director comercial de Bankinter Gestión de Activos.

También Paz de Sebastian, directora de DPM & Private client Portfolio Management de CaixaBank AM cree que el escenario de tipos de interés es neutro para los instrumentos de gestión pasiva. “El mayor uso de la gestión activa respecto a la pasiva se tendrá cuando exista en el entorno potenciales ineficiencias de mercado que se desean explotar. La mayor volatilidad de la renta fija en los últimos años ha permitido explotar mejor esas ineficiencias con gestión activa”, aclara, y añade que la estrategia de gestión de CaixaBank AM combina tanto gestión activa como pasiva, dado que “los dos estilos de gestión son complementarios”.

Para WisdomTree, es más importante estudiar la exposición generada o subyacente que el vehículo

Por su parte, Nerea Heras, responsable de Fondos Core en Santander Asset Management España, no ve clara que la bajada de tipos de interés sea un factor único para afectar, para bien o para mal, la preferencia por la gestión pasiva. “Si bien, a nivel teórico, se podría pensar que cuando el mercado (el de la renta fija) tiene una clara tendencia (tipos a la baja), la gestión activa podría ser más flexible a la hora de capturar rentabilidad extra frente a un producto de gestión pasiva”.

“Los tipos de interés pueden tener impacto en las posiciones de cualquier cartera, ya sea un fondo tradicional o un ETF. Unas clases de activos inevitablemente se beneficiarán de una bajada de tipos más que otras; por lo tanto, para evaluar el impacto que esto pueda tener, creemos que es más importante estudiar la exposición generada, o el activo subyacente, más que el propio vehículo, el ETF”, añade Adrià Beso, director de distribución para Iberia de WisdomTree.

Fiscalidad

Pero dentro de la gestión pasiva siempre hay que distinguir entre los fondos que replican un índice, denominados fondos indexados o indiciados, o los ETF, un tipo de vehículos que también suelen seguir índices y que a su vez cotiza.

“En general, nuestros clientes con residencia fiscal en España prefieren las carteras de fondos indexados por el diferimiento fiscal que contemplan los fondos de inversión en España. En cambio, los inversores algo más sofisticados, que quieran invertir en dólares o con residencia fiscal fuera de España, tienden a escoger las carteras de ETF por su mayor versatilidad”, indica Jordi Mercader, CEO de inbestME.

Por su parte, Javier García Díaz, responsable de ventas de BlackRock para Iberia, destaca que los usos de la inversión indexada “han pasado de ser una opción propia de inversores institucionales, o fondos de fondos, a estar cada vez más presentes para un público retail (minorista) que es cada vez más dueño de sus decisiones de inversión y consciente de cuestiones como la eficiencia en costes”.

Composiciones de cartera para todos los gustos

La complementariedad de la gestión activa y la pasiva parece que ya se ha asumido en la mayoría de las grandes gestoras, pasando página a los debates sobre si un tipo de estrategia es mejor o incluso infalible frente a la otra. 

Javier García Díaz, responsable de ventas de BlackRock para Iberia, tiene claro que ambos modelos de gestión tienen cabida, ya que “la combinación de gestión activa e indexada es una forma eficiente de construir carteras”.

En su opinión, la decisión para ponderar ambas estrategias está, no obstante, condicionada por cuestiones como el coste, el control o la precisión sobre la exposición deseada, o bien, la filosofía de inversión. Así, “la apuesta por los ETF puede servir para optimizar los costes en clases de activos donde sea complicado generar retorno; mientras que la opción por una estrategia activa, por el contrario, puede resultar provechosa en casos en los que la rentabilidad justifique el coste del producto”.

“El uso de fondos de gestión activa o el de ETF viene más bien dado por el tipo de fondo “comprador” y por el proceso de inversión. En el caso de mi equipo, en el que gestionamos fondos mixtos perfilados por nivel de riesgo, la principal fuente de rentabilidad proviene de la proporción que se asigne a cada activo (renta variable, bonos, divisa, materias primas etc.) llamado asset allocation por lo que es crucial contar con vehículos de bajo coste que repliquen los mercados a los que queremos acceder”, detalla Nerea Heras, responsable de fondos core en Santander Asset Management España. 

“Dicho lo cual, hay casos en los que los mercados a los que queremos acceder son demasiado nicho (como podría pasar en el caso de los emergentes o de los small caps) o que requieren un know-how especial por su iliquidez (como suele pasar en el caso de high yield y similares) y, en estos casos, nos decantamos fundamentalmente por la gestión activa”.

“Los inversores pueden adaptar sus carteras al nuevo escenario tanto con fondos de gestión pasiva como de gestión activa. Por la parte de ETF contamos con una gama muy completa sobre índices de renta fija que permiten al inversor posicionarse en cualquier tramo de la curva y, por tanto, poder aprovecharse de los movimientos en los tipos de interés”, asegura Juan San Pío, director comercial de Amundi ETF, Indexing & Smart Beta para Iberia y Latinoamérica.

Para Nina Petrini, responsable de ETF para Iberia de USB AM, “los criterios para elegir uno u otro dependen de múltiples variables. Por ejemplo, si un cliente busca un valor transparente cotizado en Bolsa, un ETF ofrece una manera sencilla y eficiente de obtener una exposición concreta. En otros casos, la complejidad de la estrategia de inversión, o si se requiere algún tipo de personalización para cumplir con los requisitos del cliente, puede influir en la elección del producto de inversión”.

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