La vacuna del virus del papiloma humano, vital contra siete tumores: “A partir de tres contactos sexuales con parejas diferentes sube el riesgo”
El VHP es responsable del 95% de los cánceres de cérvix y del 50% de los de orofaringe. Pese a la alta tasa de vacunación, del 90%-80%, su incidencia es aún elevada
La llegada de un cáncer supone siempre un antes y un después, por bueno que sea el diagnóstico, haya o no intervención quirúrgica o sea preciso un tratamiento de quimioterapia o radiológico. Siempre lo relacionamos con muerte prematura, pese a la información existente”, confiesa Longina Arroyo, de 59 años, a quien se le detectó un tumor de cuello de útero hace cinco años. “Puso mi vida y la de mi familia patas arribas, aun habiendo sufrido un carcinoma de mama hace 20″, admite.
El de cérvix o cuello de útero es el cuarto tumor más frecuente en mujeres en el mundo. Cada año se diagnostican 600.000 casos nuevos, 2.500 en España en 2023, señalan desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Las muertes globales se calculan en 348.874, datos de 2022 de Globocan. Sin embargo, en países subdesarrollados es la primera causa de mortalidad por este motivo, por delante del de mama. En el país la cifra es de 664, estima en 2023 el observatorio de la AECC. La tasa de supervivencia es del 65,5% a cinco años.
El virus del papiloma humano (VPH) es el responsable de este tumor en el 95% de los casos. Pero no solo. Si bien algunos tipos (hay más de 100) son de bajo riesgo, otros no y pueden producir también cáncer de vulva, pene, vagina, ano, recto y de orofaringe. De ahí la relevancia de la vacunación en niñas y niños preadolescentes, de 12 años, que no han iniciado aun la actividad sexual. En España se autorizaron en 2007 en niñas y desde 2023 se inocula en niños. La tasa de cobertura es del 90% para la primera dosis y del 83% para la segunda, recoge el Ministerio de Sanidad.
El oncólogo Ricard Mesía, presidente de la Fundación Española de Tratamiento de Tumores de Cabeza y Cuello (TTCC), cree que es demasiado pronto para valorar el efecto. “De momento, no se espera una reducción de la incidencia de casos del virus porque es a largo plazo y no hace tanto que se vacuna a niñas y niños. Y los cánceres de orofaringe aparecen entre los 40 y 60 años; son eventos más tardíos y hay que esperar”. No obstante, resalta que sí se ha visto un avance en lesiones de transmisión sexual benignas, como las verrugas relacionadas con el papiloma anogenital.
Desde la AECC también resaltan que se ha observado un descenso importante en el número de infecciones relacionadas con dicho virus y de la aparición de verrugas genitales o lesiones precancerosas de alto grado. “No se pueden ofrecer datos precisos del impacto de la vacunación hasta que pasen más años tras el inicio de los programas vacunales, pero en base a los estudios que se disponen hasta el momento, se estima que la incidencia de cáncer de cuello uterino probablemente disminuya en estas poblaciones vacunadas”, inciden.
Precisamente, un estudio publicado en The Lancet, con datos de Reino Unido y que refiere la patronal Farmaindustria en una información dada a conocer en marzo por el Día Mundial de Prevención de Cáncer de Cérvix, revela que las mujeres que se inmunizaron a los 12-13 años tenían un 87% menos de tumores de cuello de útero que las que no se vacunaron. O el de The New England Journal of Medicine en Suecia, que arroja tasas de cáncer un 88% menor en mujeres vacunadas en la adolescencia frente a las que no lo hicieron.
La mitad de los cánceres de orofaringe (4.000 nuevos casos al año en España), se produce por el VPH, apunta Mesía. El otro 50% se asocia al tabaco, el alcohol, a la sinergia de ambos, y a factores medioambientales. “Los que tienen mayor riesgo son la población con muchos contactos sexuales: a partir de tres con parejas diferentes sube el riesgo. Y si, encima, eres fumador, aumenta por dos”, advierte. Es que el patrón de contacto sexual en el país ha cambiado en los últimos 20 años, de ahí el incremento exponencial de la incidencia de este tumor relacionado con el virus, algo que ya se ha visto hace 15 años en el norte de Europa y en EE UU pero que en España ha sucedido de forma tardía, agrega.
Pese a que la tasa de supervivencia es del 85%, al cabo de 8-10 años los pacientes pueden desarrollar otro cáncer relacionado con el virus, como el de cérvix o de la zona genital, o al revés, los que padecen uno de cuello de útero y no tienen un seguimiento ginecológico adecuado pueden sufrir otro de orofaringe. “El virus se queda latente en el cuerpo, no desaparece, anida en zonas específicas con determinada inmunidad y provoca inflamación, y al mantenerse de forma crónica durante un tiempo, hace que las células se transformen en malignas”, explica. Si bien se investiga cómo eliminarlo por completo, aún se está lejos de conseguirlo, admite.
Longina Arroyo, que fue guía oficial de turismo durante 25 años, ya no puede trabajar. “Ahora me ocupo de mi casa, paseo a mi perrita, tengo algo de vida social y ayudo en lo que puedo a mis compañeros de partida...; me dedico a vivir, que no es poco”.
Más concienciación
Además de las medidas de protección (uso de condón), los especialistas aconsejan una mayor concienciación, sobre todo en los padres, sobre los beneficios de prevención de la vacuna del VPH frente al cáncer de faringe, cérvix, ano o pene. “Falta mucha educación sanitaria e información sobre su seguridad”, creen desde la Fundación Española TTCC.
En la AECC piden mejorar el acceso a la vacunación en las comunidades autónomas, mejorar las políticas de implementación para que llegue a toda la poblacion preadolescente y difundir campañas informativas y de prevención. Además, Sanidad aconseja la inmunización en adultos en riesgo, pero no está financiada (vale 300-400 euros y son dos dosis) por una razón de coste-efectividad.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días