Cazar al cáncer antes de que sea demasiado tarde
Los programas de cribado, claves para la detección precoz
El cáncer de cérvix de Lucía Ribeiro era cuestión de tiempo. Diagnosticado en agosto de 2020 tras acudir a urgencias, la previsión fue demoledora: lo tenía en estadio 4. “La oncóloga que me vio me vino a decir que me quedaba año o año y medio de vida”, recuerda casi tres después y con su tumor “parado totalmente”. La última citología que se realizó antes de saber la enfermedad que tenía fue en 2017, ya que los programas de cribado en el también conocido como tumor de cuello uterino tienen carácter trianual para jóvenes (entre 25 y 34 años) como ella, que en aquel momento tenía la treintena. En 2020 volvía a revisarse.
“Cada tres años no puedes hacer una citología. Creo que las revisiones en ese aspecto tendrían que ser mucho más constantes”, comenta. El suyo fue un “diagnóstico precoz oportunístico”, precisa Jaume Galceran, presidente de la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan). Y, junto a las mejoras terapéuticas y los programas de cribado, han contribuido a reducir la mortalidad al detectar tumores en fases más tempranas. Ya en 2012, un estudio publicado en Lancet concluyó que estas pruebas periódicas pudieron contribuir a la prevención de hasta una de cada cinco posibles muertes (20%) por cáncer de mama en el Reino Unido.
Más investigación y concienciación contra el cáncer de mama metastásico
El Sistema Nacional de Salud (SNS) integra en su cartera de servicios tres tipos de pruebas de cribado: mama, colorrectal y cérvix. Cada comunidad autónoma, responsable de la gestión sanitaria (excepto Ceuta y Melilla, competencia del Ingesa), decide cuáles pone o no en marcha. Esto ha provocado “inequidades” debido a su implantación “desigual”, admite Mónica Granja, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), a las que se añaden factores como el nivel socioeconómico, educativo, la etnia o el lugar de residencia de la población invitada a participar.
Colorrectal
A Galceran le preocupa especialmente la incidencia del colorrectal: solo para 2023 se prevén 42.721 nuevos casos conjuntos (las cifras de colon y recto se contabilizan por separado desde hace varios años), según el informe Las cifras del cáncer en España 2023, elaborado por Redecan y SEOM, que pone el foco sobre este tipo tumoral por la baja adherencia de la población a realizarse las pruebas de detección de sangre oculta en heces. En algunos programas, la participación, sobre todo en los hombres, llega a ser inferior al 40%. Y, según la última Encuesta Nacional de Salud de 2017, siete de cada diez encuestados de 50 a 69 años reconocían que nunca se había hecho estas pruebas.
Aun con grandes diferencias autonómicas, una gran proporción de mujeres acude a su cita de mamografía para el de mama. Galceran habla de una horquilla de participación de entre el 74% y el 93%, sea en pruebas programadas o fuera de estos circuitos. “Teniendo en cuenta que el de colorrectal es el más incidente en la población española, los esfuerzos deberían dirigirse a concienciar más”, sentencia el epidemiólogo.
La SEOM alerta de “inequidades” territoriales y socioeconómicas en pruebas de cribado
El mismo informe calcula que la mortalidad de todos los cánceres supondrá un 41% (113.662 defunciones) de la incidencia total (279.260 casos). Los más letales, pulmón (72% del total de casos) y páncreas (83%), lo son, en parte, porque se diagnostican en fases muy avanzadas en las que ya no son operables. Por este motivo, el Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer insta a los Estados miembros a implantar el cribado de cáncer de pulmón a partir de 2025.
Bajo las siglas Cassandra (cancer screening, smoking cessation and respiratory assessment), la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) se adelantó a ese requerimiento e impulsa desde el primer trimestre de 2022 un proyecto piloto que reunirá la evidencia científica para que el cribado sea incluido en la cartera del SNS.
La doble lucha del paciente
El cáncer no es solo la manifestación física. Lo es también la lucha psicológica frente a la enfermedad. “Ansiedad, depresión, angustia vital” son, enumera la psicooncóloga Rosa Castellano, algunas de las patologías mentales que con más frecuencia suelen diagnosticarse en población oncológica.
Los cribados psicooncológicos sirven, en este sentido, para detectar precozmente síntomas como la “depresión severa”, que incrementa los pensamientos suicidas, tal como concluyeron en un estudio realizado en abril de 2022 y presentado en el último congreso de SEOM. Entre los principales resultados, observaron que hay una menor tendencia suicida en el cáncer de mama, y que tener metástasis no supone un mayor riesgo para que aparezca.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, Twitter y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días