Los bonos corporativos europeos entran en positivo después de cinco años
De cara a 2025, el contexto macroeconómico invita a pensar en que se mantendrán los rendimientos positivos, aunque no al mismo nivel que este año
Después de cinco años de calvario, el índice europeo de renta fija corporativa ha entrado en positivo dejando atrás pérdidas que alcanzaron casi el 15%. Este índice, que agrupa 3.785 emisiones con una duración media de 4,4 años, cuenta con una diferencial de crédito de 99 puntos básicos y quienes lo compren hoy pueden esperar una rentabilidad a vencimiento del 3%, con una cartera formada por bonos de calificación crediticia de grado de inversión. Este índice constituye una excelente representación del mercado de renta fija corporativa en Europa, que este año ha registrado un crecimiento del 5,56%, aunque aún por detrás del 9,5% alcanzado por el Euro Stoxx 50.
El rendimiento de un bono depende de tres factores principales: la evolución de los tipos de interés, los cambios en el spread de crédito y, naturalmente, el cupón que paga. Este año, la rentabilidad del 5,56% del índice puede desglosarse en un 2,24% proveniente de los cupones, mientras que la variación combinada de los tipos de interés y los spreads aportó un 3,21%. Cuando los tipos de interés suben se produce un efecto negativo. Para ilustrarlo, consideremos un ejemplo sencillo. Una subida de los tipos de 50 puntos básicos, combinada con una duración de cinco años, supone una caída del 2,5% en el precio del bono. Un recorte de los tipos tendría el efecto contrario. En el lado de los spreads, este año ha habido un efecto muy positivo gracias a la reducción del diferencial de crédito, que ha pasado de 138 puntos básicos a finales de 2023 a 99 puntos básicos actuales. Este diferencial, que mide la distancia entre el rendimiento de los bonos corporativos y los bonos gubernamentales, ha sido una fuente clave de rentabilidad.
El spread actual de 99 puntos básicos se encuentra significativamente por debajo de la media de los últimos años, que ronda los 133 puntos básicos, y lejos de los 220 alcanzados en otoño de 2022. Sin embargo, aún está por encima del mínimo histórico de 82 puntos básicos registrado en junio de 2021. Este entorno de spreads tan bajos, se debe en gran medida a la mejor situación financiera de las compañías, así como al efecto de la baja volatilidad en el mercado de acciones y otros factores como el menor número de emisores y una creciente demanda por parte de los inversores.
De cara a 2025, a la hora de estimar qué puede hacer la renta fija corporativa en Europa, el panorama parece equilibrado. Por la parte de los spreads, no parece haber mucho margen de mejora y e incluso podríamos ver un efecto ligeramente negativo, pero que podría verse compensado por una reducción en los tipos de interés, que unidos al cobro de los cupones, hace que se puedan mantener los rendimientos positivos en este índice, aunque no al mismo nivel que los de este año. Es importante recordar que un inversor que compre ahora este índice, obtiene una rentabilidad del 2,99%, lo que puede desincentivar al compararlo con la rentabilidad por dividendo de entre el 5% y 6% que ofrecen algunos sectores defensivos de la Bolsa.
Todo lo expuesto anteriormente se refiere exclusivamente a los bonos en grado inversión. En el caso de los bonos de alto rendimiento (high yield) el comportamiento ha sido excepcional este año, con retornos cercanos al 9,2%. Sin embargo, en este segmento se percibe cierto exceso de optimismo y en los últimos cinco años el rendimiento ha sido del 16,8% lo que invita a la prudencia en este tipo de inversiones.
Alberto Espelosín es gestor de Renta 4 Alpha