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Ruta accidentada: los inversores se asoman a un semestre volátil

El mercado está sorteando hasta el momento los sustos y obstáculos que plantea la drástica subida de tipos, aunque los riesgos siguen latentes. Más alzas de tipos, la tensión geopolítica y los apuros inmobiliarios de China son los grandes retos para los próximos meses

Bump sign
jamievanbuskirk (Getty Images)
Leandro Hernández

La Peste Negra, la Primera Guerra Mundial y la Gran Depresión tienen más en común que lo que parece. En términos económicos se les conoce como ‘cisnes negros’: riesgos devastadores que detonan la estabilidad y sacuden totalmente la realidad establecida. Dicho de otra manera, la peor pesadilla para un inversor adverso al riesgo. Por ejemplo, la caída de Lehman Brothers fue un episodio de este tipo, que desencadenó la crisis financiera más importante en lo que va del siglo. La quiebra repentina del Silicon Valley Bank y el Signature Bank, dos pequeños bancos regionales estadounidenses, en marzo y la sacudida del Credit Suisse fueron dos fuertes recordatorios de que el riesgo de un nuevo cisne negro es permanente. Desde entonces, los analistas están atentos a nuevos acontecimientos que puedan provocar el pánico y vigilan muy de cerca estos días al sector inmobiliario chino, el gran elefante en la habitación. Aunque el sentimiento generalizado de mercado siga siendo positivo, como demuestra el rally acumulado en Bolsa hasta ahora.

“Los acontecimientos recientes nos recuerdan los retos que plantea la interacción entre las condiciones monetarias y las vulnerabilidades acumuladas desde la última crisis global”, apunta en una nota reciente Tobias Adrian, consejero financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI). El organismo internacional destaca que los riesgos no están solo en la banca comercial, sino que también el aumento en las tensiones geopolíticas, la fragmentación económica y la rápida difusión de la información son nuevos pilares para la inestabilidad económica. “Este año a los mercados no les han faltado factores de estrés”, resume un análisis de S&P Global.

Un ejemplo de esto es la reciente huelga de trabajadores en la industria gasista de Australia. Solo el anuncio de una protesta de poco más de 700 trabajadores hizo saltar el precio del gas natural en Europa un 40% en una jornada y generó que los analistas del banco suizo Julius Baer retrasasen el fin de crisis energética al menos “por un par de años”. Un par de semanas atrás, un amotinamiento de las tropas rusas había provocado algo similar. La tensión está en el aire.

La mirada de los expertos económicos se combina con el sentimiento inversor. Una encuesta de la firma CoreData a 100 grandes inversores estadounidenses a finales de junio revela que “existe un acuerdo generalizado en la alta probabilidad de que se produzca un evento de alto riesgo” financiero, aunque no hay acuerdo de cuál será la sorpresa.

Tipos de interés

Al subir agresivamente los tipos en poco más de un año, la Reserva Federal estadounidense y el Banco Central Europeo han logrado aplacar la inflación, dejando atrás los picos de octubre y noviembre pasado. Los bancos centrales están ganando la batalla, parece, pero puede que no la guerra. Incluso a pesar de que el escenario base que ahora maneja el mercado es de un aterrizaje suave de la economía .”Históricamente, cada vez que la Reserva Federal y los bancos centrales del resto del mundo subieron las tasas rápidamente, en algún momento tuvieron que frenar porque hubo un accidente en alguna parte”, comenta Thomas Schuessler, responsable global de renta variable de la gestora DWS.

En el ojo del huracán quedan los bancos. La agencia de calificación crediticia Moody’s ha rebajado a comienzos de agosto la nota de solvencia de la deuda de una decena de pequeñas y medianas entidades bancarias de EE UU, mientras que ha colocado en revisión a otros seis bancos de mayor tamaño. Aunque el gran bofetón de las agencias de rating ha llegado estos días por parte de Fitch, que ha arrebatado por sorpresa la calificación de triple A a EE UU por el “deterioro fiscal”.

Un análisis reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI) llama a los reguladores a aumentar el control más alllá de las entidades bancarias, “Hacemos hincapié en los riesgos que los cambios en los mercados de bonos suponen para las empresas no bancarias. Muchas de ellas tienen grandes inversiones en bonos y sufren pérdidas de valoración”, destaca una nota de los economistas del FMI Tobias Adrian y Hirojo Oura.

La mirada está puesta entonces en los efectos secundarios de esta rápida alza de tipos. Lucas Meric y Alexandre Drabowicz, estrategas de Indosuez (filial del gigante francés Credit Agricole), destacan una contracción en el crecimiento esperado en EE UU durante el segundo semestre, auspiciado por el menor ahorro y consumo de los hogares. Esto se suma a un consumo debilitado del otro lado del Atlántico, que podría promover aún más la ralentización del crecimiento mundial. Sin perder de vista, una vez más, lo que suceda en China.

El nuevo entorno de tipos más altos ha calado también en la política. La rápida salida de la primera ministra británica Liz Truss en octubre pasado tras una bajada de impuestos considerada demasiado agresiva es una lección aprendida por los dirigentes mundiales. La conservadora solo pudo mantenerse en Downing Street 45 días, pese a haber ganado holgadamente las primarias del partido Conservador. El sorpresivo impuesto a la banca anunciado por el gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni en Italia y su rápido revés es una nueva escenificación de la rapidez de corrección que esperan los mercados.

Las débiles expectativas a futuro, con un crecimiento previsto para 2023 de solo 2,1% según el Banco Mundial, también pueden generar una reacción negativa en los mercados emergentes, que se mantuvieron a flote pese a los cambios de política monetaria. La gestora italiana Eurizon resalta un fuerte deterioro de la balanza por cuenta corriente en buena parte de estos mercados debido a la evolución negativa en las exportaciones de materias primas, lo que lastra las reservas de divisas y debilita las monedas locales.

“No es de extrañar que muchas de estas economías más débiles, como Egipto, acudan al FMI en busca de ayuda. Estas economías se ven aún más obstaculizadas por la falta de potencia de los bancos centrales locales que ven limitadas su capacidad de recortar los tipos de interés”, comenta Stephen Li Jen, responsable ejecutivo de Eurizon.

Miedos globales

Pero, como si de un zoológico se tratara, hay más que cisnes negros. Los economistas también destacan la figura de los ‘rinocerontes grises’, amenazas muy probables, pero fuertemente ignoradas. Es el caso del gigante de la construcción chino Evergrande, que desde 2021 se mantiene en la lista de los posibles cataclismos económicos y acaba de declararse en bancarrota en EE UU. La firma mantiene un déficit de financiación de más de 44.000 millones de dólares, con más de 800 proyectos residenciales sin terminar. El temor es que, si los accionistas no pactan un plan de reestructuración serio, la totalidad de las iniciativas se paralice y eso hunda la confianza de los consumidores.

El desafío de Pekín es castigar a los promotores inmobiliarios que “se han portado mal” sin dañar toda la economía, destaca Li Jen. “El problema clave es que se trata de una burbuja y lo ha sido en los últimos 15 años. Los precios de las propiedades son altos; los promotores inmobiliarios están apalancados; los gobiernos locales dependen cada vez más de la venta de terrenos para obtener ingresos y, cuando esta se detiene, se quedan sin ingresos; y el consumo está en función de la riqueza percibida”, apunta este experto.

La mayor preocupación no está solo dentro de China, sino también fuera de sus fronteras. Las tensiones geopolíticas son la principal preocupación de las grandes empresas, según una encuesta de la agencia Oxford Economics. El 36% de las grandes compañías muestra su preocupación por conflictos en algunos puntos calientes del planeta, como Ucrania, Taiwán y Corea.

Una intensificación de las tensiones podría generar un aumento de la deglobalización del comercio, pero también de las finanzas. Li Jen estima que es posible que, además de las medidas de represalia en el campo de la tecnología, Estados Unidos decida imponer restricciones en las inversiones financieras. Claro que estas serían muy distintas a las que Occidente mantiene con Rusia desde el comienzo de la guerra en Ucrania.

Aquí aparece uno de los conflictos bélicos con mayor potencial disruptivo. Aunque Europa ha podido superar el cierre de los principales gasoductos que la conectaban con Rusia, el grifo no se ha cerrado por completo. Los envíos de gas ruso a través del Mar Negro no han dejado de aumentar desde finales de 2022, a la vez que las conexiones que pasan a través de Ucrania siguen recibiendo combustible desde Rusia. Cualquier cambio en este sentido puede sembrar el pánico en los mercados energéticos y, en consecuencia, sobre los precios.

La alianza de Moscú y Pekin tiene otro as bajo la manga. China representa el 70% del crecimiento de la demanda de petróleo estimada para este año, según la Agencia Internacional de Energía. Esto ha ajustado al máximo los mercados mundiales, con inventarios muy por debajo del promedio de los últimos cinco años, a la vez que el Kremlin y sus socios saudíes se ponen firmes en el recorte de la producción.

Rusia se ha convertido además en el último año en una ‘potencia cripto’, especialmente gracias a su capacidad de minería de bitcoins. Además, la firma Chainalysis destacaba el uso de las monedas digitales para burlar las sanciones al igual que para cobrar estafas en otros puntos del mundo.

Más allá de las estafas, inversores y autoridades miran con atención los próximos pasos en la implementación de la regulación europea sobre criptoactivos. Los grandes bancos españoles preparan ya carteras seguras de estos activos para sus clientes, aunque prefieren mantenerse en silencio al respecto . “Existe un miedo a que los criptoactivos se utilicen como medio de pago generalizado y las autoridades no puedan controlarlo”, apunta Mariona Pericas Estrada, asociada principal de la consultora finReg360.

En una sociedad donde las personas y las inversiones son cada vez más globales, los riesgos parecen multiplicarse y no tener límites geográficos. Desde las grandes capitales hasta las carteras digitales de los consumidores, los puntos de interés no tienen límites. La clave, destacan los analistas, pasa por evitar el exceso de información y entender los ciclos macro, más allá del minuto a minuto. Y por no perder la perspectiva y la cautela cuando se es inversor a largo plazo.

¿Y qué le preocupa a los consumidores?

  • Dudas. El éxito de la Reserva Federal y el BCE para contener la inflación parece no ser tan claro para los consumidores. De acuerdo a una encuesta de julio realizada por la OCDE, 90% de los encuestados reconoce que siguen muy preocupados por la inflación y el alza de precios en su país. Incluso, cinco de cada diez consultados reconoce su preocupación para pagar por productos esenciales.
  • Bienestar. Desde la consultora Deloitte resaltan que las perspectivas a futuro de los consumidores se mantienen pesimistas. Seis de cada diez encuestados a nivel global en junio consideran que su situación financiera no va a mejorar, mismo porcentaje cuando se les consulta sobre sus perspectivas para los próximos cinco años.  
  • España. El informe Perspectivas del Consumidor de la firma Kantar destaca que en el segundo trimestre del año solo el 54% de los españoles cree que puede mantener su nivel de consumo. Por el contrario, un 38% dice que es mejor reducir gastos. La compañía destaca, como positivo, que “los hogares han aprendido a manejar situaciones económicas complejas”.
  • Ahorro. El Banco de España estima que, solo en depósitos bancarios, los españoles aún conservan 50.000 millones de euros en ahorro extraordinario acumulado en la pandemia.  Sin embargo, la institución afirma que “no cabe esperar que esta bolsa de ahorro proporcione un impulso muy significativo al consumo en los próximos trimestres”.
  • Crédito. Los préstamos al consumo de la banca española han pasado de una media del 7,96% TAE en junio de 2022 al 10,24% actual, superando el doble dígito por primera vez en los últimos doce meses, según datos recientes que ofrece el Banco de España. El organismo también señala que el crédito concedido por las entidades financieras a las familias se contrajo un 2% en junio, respecto al mismo mes de 2022, hasta los 699.234 millones. Igualmente, los préstamos a empresas cayeron un 2,7% hasta los 923.447 millones.

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Sobre la firma

Leandro Hernández
Periodista económico. Interesado en entender más de criptoactivos, transformación digital y energía. Se incorporó a este periódico en 2022 después de haber trabajado en diferentes países de América Latina y en Estados Unidos. Estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Torcuato Di Tella (Argentina), y el Máster de Periodismo UAM-El País.

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