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El sueño frustrado de Corea del Sur por convertirse en un hub financiero

La rigidez de la regulación y la falta de transparencia y de incentivos fiscales lastran la entrada de las empresas extranjeras en el país, que ven a Singapur y Shanghái como mejor alternativa

Una calle de Seúl.
Una calle de Seúl.getty

Estabilidad financiera, dominio tecnológico y calidad de las telecomunicaciones son las palabras recurrentes que los analistas implementan a la hora de hablar de Corea del Sur. Basándose en esta descripción, el país asiático parecería un paraíso para empresas e inversores que quisieran diversificar su presencia global. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Corea, decimotercer país del mundo por PIB según los datos del Banco Mundial de 2022, todavía no se ha convertido en un polo financiero internacional, tal y como ocurrió con Singapur y Shanghái.

En el Índice de Centros Financieros Globales (GFCI 33) publicado el pasado marzo, que evalúa la competitividad futura y la clasificación de 120 centros financieros de todo el mundo, Seúl ocupó el décimo lugar. “Subió casi 20 lugares en cuatro años, pero aún hay margen de mejora”, explica Luis Berruga, consejero delegado de Global X ETF, una gestora de fondos cotizados, que fue adquirida por Mirae Asset Global Investments, con sede en Seúl, que gestiona activos por valor de más de 500.000 millones de dólares. El directivo identifica problemas de rigidez de la regulación, falta de transparencia e incentivos fiscales, que empujan a los inversores extranjeros y a las empresas a optar por otros centros que ofrecen recortes agresivos de impuestos.

Entre estos, cita Singapur, que ocupa el tercer puesto en el GFCI 33. La isla asiática ofrece beneficios a nivel de paraíso fiscal, con exenciones de impuestos sobre el capital financiero. “Ofrece una tasa de impuesto corporativo preferencial de hasta el 13,5% sobre los ingresos provenientes de servicios bancarios y financieros, gestión de fondos y servicios de asesoramiento en inversiones, y una tasa impositiva del 0% sobre las ganancias de capital. Las empresas fintech pueden acceder a subsidios para cubrir el costo de salarios, de alquiler y otros gastos. Seúl también brinda apoyo a empresas de inversión extranjera con sede en la ciudad, pero faltan exenciones sistemáticas de impuestos sobre las ganancias de capital”, apunta Berruga.

Atraer inversión extranjera es uno de los retos para Seúl aunque también necesita normativas dirigidas a retener talento de alta calidad. En este sentido, el directivo pone de ejemplo a Shanghái, en el séptimo lugar del GFCI 33, que ofrece residencia permanente al talento extranjero tras residir unos años en el país y, en otros casos, alquila viviendas a precio fijo a foráneos con habilidades especializadas.

La falta de transparencia es otro de los problemas que aleja al inversor extranjero. Berruga explica que algunas regulaciones resultan poco detalladas y están sujetas a interpretaciones divergentes por parte de los funcionarios. Además, en ocasiones, “las autoridades regulatorias emiten directrices orales o internas u otros dictados legalmente exigibles que son gravosos para las empresas extranjeras”, afirma. Los planes del Gobierno para promover la desregulación y para eliminar las directrices orales no han llevado a cambios sustanciales hasta hora. “Los problemas de transparencia siguen siendo persistentes”, advierte.

Por estos motivos, la entrada de firmas financieras globales ha estado estancada durante mucho tiempo y el sueño frustrado de convertirse en un hub financiero ha llevado a un tira y afloja entre Seúl y Busan. La segunda ciudad surcoreana ha reclamado en los últimos años mayor protagonismo y una reubicación de instituciones financieras hacia otras ciudades. Si la intención de lograr una distribución geográfica más equilibrada suma más apoyos, el sueño de desarrollar un polo financiero global se alejaría aún más.

Para Berruga es poco probable que Corea se convierta en un centro financiero a menos que el país ofrezca beneficios fiscales similares a Singapur. “Corea tiene otras áreas importantes que requieren asistencia más urgente como los semiconductores”, concluye.

Liderazgo tecnológico

Pese a no haberse afirmado como polo financiero internacional, Corea del Sur mantiene un fuerte potencial en el sector tecnológico, que atrae a las empresas innovadoras. Para explicarlo, Yoojeong Oh, director de inversiones de renta variable asiática de Abrdn cuenta una anécdota. “El tiempo de carga de las superaplicaciones coreanas en un smartphone es de menos de un segundo, mientras que la misma aplicación en el extranjero tarda entre dos y tres segundos”.

Corea es líder mundial en la producción de chips de memoria y entre los principales productores de semiconductores junto con Taiwán. Anjali Bastianpillai, especialista en inversión temática en Pictet AM, remarca que son la columna vertebral de la innovación tecnológica. “Se espera que conformen una industria de un billón de dólares para 2030, que impulse la industria automotriz (sobre todo vehículos eléctricos), almacenamiento de datos y tecnología inalámbrica”, afirma. Por ese motivo, el mercado financiero coreano resulta atractivo. Su posicionamiento en la industria tecnológica atrae inversiones en un momento de pleno frenesí por los semiconductores y la Inteligencia Artificial. Esto, según los analistas, permitiría a Corea del Sur posicionarse como competidor estratégico de China en el sector tecnológico. Javier Molina, analista sénior de eToro, considera que, debido a las tensiones entre el gigante asiático, EE UU y Hong Kong, algunas empresas pueden replantearse su presencia en China y ver Seúl como una de las alternativas.

Louis Kuijs, economista jefe de S&P Global Ratings en Asia, coincide con esta lectura y añade que los esfuerzos de EE UU por desvincularse de China están llevando a muchas empresas surcoreanas a reubicar la producción en su país, y al revés. “Las restricciones estadounidenses a las importaciones desde China están llevando a algunas de las principales empresas chinas de energía verde, como los fabricantes de baterías, a establecer instalaciones de producción en Corea del Sur”, afirma.

Una posibilidad, sin embargo, que se podría ver lastrada por los costos laborales más altos, que dificultan el traslado de grandes cantidades de producción manufacturera al país por parte de empresas extranjeras que buscan reubicar su producción desde China.

Escenario macroeconómico

Crecimiento. El PIB de Corea del Sur ha crecido un 0,9% interanual en el segundo trimestre del año. Según el equipo gestor de mercados emergentes de Schroders, la ralentización del crecimiento mundial ha sido un lastre para la economía del país. Las exportaciones surcoreanas cayeron un 16,5% interanual en julio, más de lo previsto por los mercados. Aunque las exportaciones de automóviles y maquinaria están creciendo, las de semiconductores y productos petroquímicos fueron débiles. En cambio, las importaciones cayeron un 25%, lideradas por la energía. 

Inflación y subida de tipos. La inflación cayó al 2,3% interanual en julio, desde el 2,7% anterior. La subyacente bajó al 4,1% desde el 4,3% anterior. La política restrictiva del Banco Central de Corea parece haber tocado techo, aunque sigue manteniendo el tipo oficial en el 3,5%, tras subirlo desde el 0,5% de 2021.  

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