El tratamiento de un infarto o un ictus cuesta 535 euros por español
Las mujeres están en el punto de mira por el auge de accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio. Los especialistas piden más prevención, sobre todo en atención primaria
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de hospitalización y muerte en España. Cada día fallecen 326 personas (5.000 en Europa), casi 120.000 anuales, sobre todo mujeres, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Sin embargo, en las últimas décadas, muchos Gobiernos han restado prioridad a dicho capítulo, con la consiguiente reducción de la inversión pública, advierte un informe reciente elaborado por PwC para las patronales europea y española Efpia y Farmaindustria.
En el Congreso Europeo de Cardiología celebrado en agosto pusieron cifras a una tendencia que, lejos de revertirse, como se cree por error, aumenta. Así, se calcula que el coste total ascendió en España a unos 24.000 millones de euros en 2021 –último dato disponible–, 535 euros per cápita. De este monto, el 46% recae sobre el sistema sanitario y el otro 54%, sobre la sociedad: los cuidados informales que requieren estos pacientes (28%), la pérdida de productividad por bajas laborales (17%) y el gasto de atención en casa (9%), detalla Héctor Bueno, cardiólogo del servicio de cardiología del Hospital 12 de Octubre y coautor del informe Hacia una mejor salud cardiovascular en España.
“Son costes astronómicos, y es un motivo más que suficiente para tomarse en serio la atención, como hemos hecho en la Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud [presentada en 2022 y en ejecución], y empezar a hablar de la prevención de la ateroesclerosis en hombres y mujeres desde la infancia y la educación para reducir este peso que tiene desde el punto de vista sanitario y económico”, insiste.
Disparidades
Las patologías que afectan al sistema circulatorio no son solo cosa de hombres. Mueren más mujeres (7.500, una cada ocho minutos) que varones por este motivo, algo que tiene que ver con la mayor esperanza de vida, señala Bueno, pero que Tomás Chivato, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad CEU San Pablo, achaca también al retraso en su detección. O al infradiagnóstico.
“Las mujeres han tenido más miedo al cáncer, sobre todo al de mama, pero la cardiovascular es la primera causa de deceso por encima de todos los tumores”, sostiene Bueno, también investigador del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC). Ellos fallecen más por dolencias coronarias, mientras que ellas por accidentes cerebrovasculares; aunque se desconocen aún las razones (se estudia), apunta. No obstante, en este caso pone el acento en el tabaquismo, que crece en este colectivo y en jóvenes. Julián Pérez-Villacastín, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), avisa además de que las isquémicas del corazón aumentan en aquellas por debajo de los 65 años.
“Más allá de los factores de riesgo clásicos, más prevalentes en edades avanzadas, las mujeres experimentan cambios hormonales a lo largo de su vida, lo que también puede afectar al riesgo padecer dichas enfermedades. La disminución de los niveles de estrógeno en la menopausia se relaciona con alteraciones en la función vascular y los cambios en el perfil lipídico, incremento de grasa abdominal (la más peligrosa) y de entre el 10% y el 15% de colesterol LDL malo y triglicéridos”, especifica. Además, entre el 30% y el 50% de ellas desarrolla hipertensión antes de los 60 años, agrega.
Cerca de 120.000 españoles mueren al año por enfermedades cardiovasculares, 326 al día, según el INE
Tampoco es una enfermedad de mayores. Pérez-Villacastín alerta de que cada vez es más frecuente en menores de 50, en concreto, el infarto agudo de miocardio. “El perfil tipo es de un varón con 42 años de media, según un estudio presentado hace un par de años por el hospital Virgen Macarena de Sevilla en el Congreso de la Salud Cardiovascular”, cita. Los niveles elevados de colesterol, la tensión arterial alta, el tabaco, el sobrepeso o la obesidad, la diabetes y la genética son algunos de los factores de riesgo que influyen. Lo que sucede también por autonomías si se incluyen dieta y estilo de vida, el desigual acceso a la atención sanitaria, la prevalencia de los factores de riesgo más en unos que en otras, el nivel educativo, de renta y la contaminación ambiental, agrega.
Por eso, la estrategia española pone el foco en estas inequidades para limitar su impacto y evitar su aparición. Los especialistas piden un mayor papel de la atención primaria en la detección precoz del colesterol, la hipertensión, la diabetes...; el seguimiento de los pacientes en secundaria tras el alta médica, y la mejora de las bases de datos clínicos.
El peso económico de esta patología asciende a 24.000 millones; el 46% recae en el sistema de salud
Algunos datos que sustentan este reclamo. En 2015, según el informe citado, los casos de emergencia y hospitalización alcanzaron el 37% (3.400 millones) del coste sanitario total de 9.240 millones, mientras que solo el 25% (2.350 millones) se gastó en la atención primaria y ambulatoria. En 2022, tan solo la cardiopatía isquémica supuso un gasto de hospitalización de 694 millones. Además, se calcula que tres millones de casos de hipertensión, el 6% de la población, están sin diagnosticar.
En la atención secundaria también preocupa que solo dos tercios de las unidades de cardiología ofrecen rehabilitación cardíaca y apenas una de cada diez personas son conscientes de sus niveles idóneos de colesterol. O que el 86 % de los pacientes con una dolencia ateroesclerótica no alcanzan niveles idóneos de colesterol en el transcurso de dos años tras el diagnóstico y que entre el 10% y el 12% de los enfermos con embolia o enfermedad arterial periférica mueren durante ese periodo, datos recopilados entre 2017 y 2020 que recoge el estudio.
Deporte, dieta mediterránea, reducir el consumo de tabaco y alcohol, control del sobrepeso, la ansiedad y el estrés son las recetas que más repiten. Promover, en definitiva, la salud cardiovascular.
Casos de éxito
Italia. Cardio 50 se estableció en 2014 para detectar hipertensión, altos niveles de glucemia y colesterol en personas mayores de 50 años, recoge el estudio Hacia una mejor salud cardiovascular en España. Una vez identificadas, se les recetaba cambios en los hábitos de vida, como dejar de fumar. El proyecto piloto detectó hipertensión y niveles de glucemia altos en el 12% de la población del estudio. Tras ser reconocida como buena práctica por la Comisión Europea, la iniciativa se está implementando ahora bajo el nombre Young 50 en Rumanía, Lituania y Luxemburgo.
Polonia. El programa de prevención secundaria de infarto cardíaco agudo KOS-zawał polaco se creó en 2017 para mejorar la atención posterior al alta de los pacientes con un infarto cardíaco y prevenir eventos repetidos. Esta iniciativa optimiza la intervención aguda, la rehabilitación cardíaca y el seguimiento a 12 meses en un centro para pacientes ambulatorios. Los primeros resultados indican un aumento considerable en la rehabilitación cardíaca (del 14 % al 98%), una reducción de los episodios cardiovasculares graves del 40% y un alto nivel de satisfacción de los pacientes.
Suecia. El país del nórdico ha puesto en marcha Swedeheart, un registro cardiovascular creado para desarrollar terapias basadas en evidencia para los casos agudos y crónicos, supervisar la calidad de la atención y desarrollar herramientas de predicción de riesgos. Para alcanzar sus objetivos, recopila una amplia gama de datos sobre pacientes con dicha enfermedad y configura la práctica clínica mediante estudios basados en el registro, a la vez que incentiva la calidad de la atención mediante informes públicos.
Irlanda. Farmers have hearts, un programa de intervención en el ámbito laboral, se lleva a cabo para los granjeros irlandeses, con un riesgo desproporcionado de padecer enfermedades cardiovasculares, pero que no reciben la atención necesaria. En el marco del programa, enfermeros visitan mercados agrícolas locales y ofrecen un examen de salud cardiovascular gratuito de 30 minutos de duración (medición de la tensión arterial, el colesterol, la glucosa, etc.), junto con consejos sobre los hábitos de vida. Los resultados: el 41% de los granjeros mejoraron su perfil de factor de riesgo después de un año.
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