Lo que pesa la obesidad
El 40% de los españoles tiene sobrepeso y el 22% es obeso. Se da más en hombres que en mujeres La crisis ha acentuado esta tendencia en España, al consumir alimentos más calóricos y azucarados
Es Navidad. Época familiar, de reuniones con amigos, de mucha fiesta y, sobre todo, de atracones. Pero la ingesta de grandes cantidades de comida con un alto contenido calórico –¿este año no comeremos cordero, cochinillo ni polvorones?– se convierte cada vez más en hábito en España, con las graves consecuencias que supone este cambio alimentario para la salud y que puede terminar en mortalidad precoz.
No se trata de demonizar la cena navideña –una vez al año no hace daño, reza el popular refrán–, sino de aprovechar la ocasión –en noviembre se celebró el Día Mundial contra la Obesidad– para advertir sobre el auge de esta enfermedad, hasta el punto de considerarse crónica y epidémica.
En España, donde se presumía de la dieta mediterránea, la tendencia es creciente. La prevalencia de sobrepeso (índice de masa corporal igual o superior a 25) en adultos de 25 a 64 años es del 39,3%, mientras que la de obesidad (mayor a 30) es del 21,6%, según el último estudio de nutrición –Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE)– de la Sociedad Española de Cardiología, con mayor incidencia en hombres que en mujeres.
La obesidad no solo incrementa las probabilidades de padecer diabetes, hoy se asocia a tumores y a la demencia
Un patrón que se produce desde la década pasada y que afecta también a adolescentes. El informe Estado de la salud en la UE de 2017, con datos de 2014, desvela que uno de cada seis adultos sufre de obesidad, cuando en 2001 era uno de cada ocho, ligeramente por encima de la media europea (15%) y que llega al 20% en jóvenes de 15 años.
Otro cambio. Si bien en Murcia, Andalucía y las islas Canarias predominaban los kilos de más, ahora se suman Asturias, Galicia y Aragón. “Creemos que la crisis económica ha influido mucho en la cesta de la compra. Muchas veces, los productos más económicos son obesogénicos, es decir, tienen más contenido de grasa, azúcar, harinas refinadas, y la falta de recursos hace que disminuya el tiempo libre activo”, explicó en 2016 el doctor Javier Aranceta, autor del estudio ENPE y profesor de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Navarra.
De hecho, el informe de la UE alerta de que las familias con menor nivel educativo tienen el doble de probabilidades de ser gordas que aquellas que cuentan con una formación superior. Y no es la única razón. “Los cambios en la alimentación experimentados por nuestra sociedad y la reducción de la actividad física debido a un estilo de vida cada vez más sedentario, facilitado por los avances tecnológicos y el transporte, son las principales causas”, añade la doctora Nuria Vilarrasa, coordinadora del área de obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Así, la dieta mediterránea (pescado, frutas, verduras frescas o legumbres) ha sido reemplazada por comidas de mayor contenido energético, ricas en grasas y azúcares añadidos, y ha disminuido la ingesta de fibras y carbohidratos complejos, señala Vilarrasa. O el estrés, que hace que comamos por y con ansiedad.
Riesgos
La superabundancia de grasa corporal es uno de los factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas muy comunes en el país, avisan desde la SEEN. La hipertensión arterial, la dislipemia (colesterol) o la diabetes mellitus tipo 2 (hiperglucemia o elevado nivel de azúcar en sangre) son algunas de ellas. Y acentúa los padecimientos de isquemia coronaria, accidentes vasculares cerebrales, síndrome de hipoventilación (oxígeno bajo y dióxido de carbono alto), apnea del sueño, esteatohepatitis (hígado graso), osteoartrosis e infertilidad.
Aunque también influye en la aparición de tumores, de acuerdo con advertencias recientes de investigadores del área oncológica, que se muestran preocupados por la falta de prevención ante una epidemia que puede ser igual o peor que el tabaco.
Y en los últimos años se asocia al deterioro cognitivo a los 50 años. “Los pacientes con obesidad en la etapa media de vida presentan un riesgo superior de padecer demencia comparados con sujetos normopeso”, indica la doctora Irene Bretón, presidenta de la SEEN.
Igualmente, la distribución de la grasa es importante. “Hay datos que sugieren que su predominio abdominal podría exponer a un individuo a esta lesión, agrega. Esto se debe a que presentan resistencia a la insulina, situación que hace que se incrementen los niveles de la proteína beta-amiloide, conocida por su relación con el alzhéimer. Se calcula que el 6,3% de los españoles mayores de 60 años sufre algún grado de enajenación.
Niños más gordos
“Antes era raro ver a un niño gordo en España, ahora los ves a montones”, comenta una familia a pie de playa en verano. Paradójicamente, la obesidad infantil aumenta de forma acelerada tanto en países desarrollados, en los ricos, como en los menos. “Los hábitos alimentarios de este colectivo se han visto especialmente modificados. Su dieta se caracteriza por un exceso de carnes, embutidos, lácteos y alimentos de gran contenido energético, como dulces, bollería industrial y refrescos carbonatados, con grasas y azúcares refinados”, explica Vilarrasa como consecuencia inicial.
Pero, además, lo achaca a un estilo de vida que casi excluye las actividades deportivas. “Los niños juegan menos en las calles y parques y dedican un número de horas cada vez mayor a jugar con ordenadores, consolas o videojuegos. Está demostrado que la prevalencia de grasa es mayor en infantes que dedican más de dos horas al día a ver la televisión y que no practican ningún deporte, frente a los que lo hacen tres veces o más a la semana”, alerta.
La talla grande es mayor entre los chicos (24%) que entre las chicas (15%), señala el informe del estado de la salud de la UE, unas cifras que superan la media europea del 18%.
La televisión, los videojuegos, los ordenadores y la bollería industrial están detrás del aumento de grasa infantil
Pese al aumento, el Gobierno español aprobó una nueva ley con el foco puesto en la población más joven. Entre las medidas, se incluía la prohibición en las escuelas de comidas y bebidas con porcentajes altos de ácidos, grasos, sal y azúcares y la regulación del menú de los infantes. Un ejemplo de esta presión nacional e internacional es que, desde el pasado 1 de mayo, Cataluña aplica un impuesto –entre 8 y 12 céntimos por litro– a las bebidas azucaradas para reducir su consumo.
La Agencia Española de Consumo también ha puesto en marcha el programa NAOS (nutrición, actividad física y prevención de la obesidad), que fomenta desde 2005 dieta saludable y ejercicio y que forma parte de la mencionada Ley 17/2011, de 5 de julio, de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
Las comunidades autónomas están favoreciendo, a través de los ayuntamientos, los productos locales, incluidos en sus planes de prevención. La propia SEEN lidera la iniciativa Alianza de ciudades contra la obesidad, en colaboración con la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo). Además de otros proyectos público-privados que abarcan a los sectores educativo, sanitario, de asistencia primaria, especializada, así como empresas y compañías farmacéuticas.
Datos relevantes
La obesidad aumenta con la edad, pero también los niños y adolescentes comienzan a exhibir cada vez más michelines.
En el mundo. Más de 1.900 millones de adultos de 18 años o más tienen sobrepeso, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2016. De este monto, 650 millones son obesos.
En los niños. En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años con sobrepeso u obesidad, según recoge la OMS. En España, el 18% de los jóvenes de entre 15 y 17 años tiene kilos por encima de lo considerado como normal, apunta el último informe del INE.
Coste sanitario. Se calcula que los costes directos e indirectos relacionados con el exceso de peso suponen el 7% del gasto sanitario total en España.
Fármacos. Tres son los fármacos más populares registrados y autorizados por la AgenciaEspañola del Medicamento para adelgazar: Xenical, cuyo principio activo es orlistat, de Roche; Saxenda (liraglutida), de Novo Nordisk, y Mysimba (naltrexona/bupropion), de Rovi. Su administración debe ir acompañada por una dieta, actividad física y monitorización de un médico, sugiere la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Cirugía. En casos de índice de masa corporal por encima de 35-40 kilogramos, se puede contemplar una cirugía bariátrica (reducción de estómago), cuyos riesgos quirúrgicos han disminuido con la tecnología, asegura la doctora Nuria Vilarrasa, de la SEEN.
Opciones personalizadas. Con un examen genético puede conocer los nutrientes que necesita su cuerpo. La empresa española NIMGenetics acaba de lanzar el test GoGood Vital, que analiza 86 variantes relacionadas con el 75% de las vitaminas (A, D, E...) que puede asimilar el ser humano.
Talla saludable. La prevención es lo primero. Controle el tamaño de las raciones, mastique despacio y evite hacerlo delante del televisor.Camine, al menos, 30 minutos al día, eluda las comidas rápidas, precocinadas, fritas, los dulces y bebidas azucaradas.Ingiera frutas y verduras diariamente, hidrátese bien y descanse lo suficiente por la noche.
La prevención es la mejor arma para combatir esta enfermedad, coinciden los expertos. Un régimen alimentario variado y equilibrado, que incremente la ingesta de frutas, verduras y hortalizas, es lo que aconsejan los nutricionistas.
Y que se combine, a la vez, con ejercicio de manera regular, con un mínimo diario de 30 minutos. “Esto solo será alcanzable con una estrategia en la que exista un compromiso político, social y de la industria alimentaria, con más educación, etiquetaje claro, creación de espacios verdes y deporte”, opinan desde la SEEN.