Elon Musk y Twitter, en una encrucijada difícil para ambos
O las partes llegan a un acuerdo para rebajar el precio de la compra o es muy probable que el caso acabe en los tribunales en un proceso largo y costoso.
La compra de Twitter transcurre a golpe de sobresalto desde que el pasado 26 de abril la junta directiva de la red social aceptara la venta de la compañía a Elon Musk por 44.000 millones de dólares (unos 42.000 millones de euros al cambio actual). Pero el último incidente deja en evidencia que tanto el multimillonario empresario como Twitter están en una encrucijada difícil para ambos y que el desenlace de la operación plantea más incógnitas que nunca.
El pasado viernes, el fundador y CEO de Tesla provocó que el precio de las acciones de Twitter cayera con fuerza al anunciar que ponía en pausa su plan para apoderarse de la red social “a la espera de detalles que respalden el cálculo de que las cuentas falsas/spam realmente representan menos del 5% de los usuarios”.
Su argumento no convenció a nadie. Ni a los analistas, que rápidamente especularon con que el fundador de Tesla está buscando renegociar el precio e incluso abandonar la adquisición. Ni a los inversores, pues la caída de las acciones, que ni de lejos se acercaban a los 54,20 dólares ofrecidos por Musk, mostraban que el mercado está convencido de que el magnate no completará la compra. O al menos, no lo hará en las condiciones pactadas.
Es cierto que una cantidad de cuentas falsas en Twitter podría afectar a la capacidad de la red social de elevar sus ingresos publicitarios y las suscripciones a sus servicios de pago, pero no era algo desconocido para Musk cuando pactó la compra. La plataforma social lleva desde 2014 ofreciendo sus estimaciones sobre el número de cuentas falsas, advirtiendo siempre que el número podía ser más alto. También Twitter lleva años enfrentando acusaciones de que no hace lo suficiente para abordar este problema.
Entonces, ¿Cuál o cuáles son las verdaderas razones detrás de la táctica dilatoria de Musk? sobre todo cuando su principal motivación para la adquisición parecía ser “promover la libertad de expresión en lugar de centrarse en la creación de riqueza”, como apunta Susannah Streeter, analista de Hargreaves Lansdown.
Sin duda, el alto precio de la compra debe ser una. La cifra de los 44.000 millones es enorme, sobre todo tras semanas de turbulencias que han borrado miles de millones del valor de muchas empresas tecnológicas, y puede ser una estrategia para rebajar la cantidad que está dispuesto a pagar. Presionado también por otros inversores que le acompañarán en la compra de Twitter.
Musk podría usar la cláusula de cambio material adverso para obligar a Twitter a renegociar, pero está por ver el resultado
Pero para Enrique Dans, profesor de TI del IE Business School, la última decisión de Musk tiene más que ver con el temor de los accionistas de Tesla, que con el porcentaje de cuentas falsas que Twitter pueda tener. Como argumenta en su blog, las acciones de Tesla, utilizadas como colateral de la deuda asumida para la adquisición de Twitter, han descendido casi un 40% desde que Musk lanzara la oferta por la red social. Y, no solo porque se hayan visto afectadas por la coyuntura a la baja del mercado en su conjunto, sino también “porque temen la dilución que para Tesla puede suponer el hecho de que Musk tenga que dedicarse a gestionar ya no solo SpaceX y Tesla (además de otros proyectos más pequeños como The Boring Company, Neurlink y OpenAI) sino ahora, también, una compañía como Twitter, con muchas cosas que hacer en función de la cantidad de cambios que Musk ha ido insinuando en poco tiempo”, añade el profesor.
Al final, lo que hay detrás de la congelación de la compra de Twitter son las finanzas personales de Musk. Su estatus como hombre más rico del mundo está ligado a su participación en Tesla y había planeado depender de sus acciones en esta compañía para ayudar a financiar la compra de la red social. El magnate ha tenido que vender ya 8.500 millones de dólares en acciones de Tesla y ha aportado más títulos como garantía.
“Si la acción de Tesla baja más de un 40%, las condiciones que ha firmado para la financiación de la operación de Twitter establecen que, con la pérdida de valor del colateral, Musk debería pagar la totalidad de la deuda, algo que desequilibraría incluso las finanzas del hombre más rico del mundo”, remarca Dans, que califica de “sentido común” lo que ha hecho el empresario: “Twitter es, sin duda, un proyecto motivador, de los que le gustan a Elon Musk, pero no como para cargarse buena parte de lo que ya había construido antes”.
El caso LVMH y Tiffany
Avanzar si la compra de Twitter saldrá o no adelante al final es complicado. Haría falta tener una bola de cristal. Pero lo que parece claro es que Musk va a tener difícil argumentar que ha sido engañado con el tema de las cuentas falsas para romper el acuerdo. Y quizás por ello, parece que jugará también la carta del algoritmo de Twitter para hacer tambalear el acuerdo. Este fin de semana, insinuó en un tuit que su algoritmo del feed fue diseñado para manipular a los usuarios, algo que Jack Dorsey, fundador y ex CEO de Twitter negó rápidamente.
Las compras acordadas no son tan fáciles de suspender legalmente y seguramente el multimillonario y la red social acabarán en los tribunales si no son capaces de alcanzar otro pacto. Musk podría utilizar lo que se conoce como la cláusula de cambio material adverso para obligar a Twitter a renegociar y aceptar una oferta más baja. Se trata de una fórmula que no muchas empresas logran sacar adelante, pero sí otras como la francesa del lujo LVMH, que logró bajar el precio de compra de Tiffany durante la pandemia. El magnate parece que también jugará la carta del algoritmo de Twitter para hacer tambalear el acuerdo. Este fin de semana, insinuó en un tuit que el algoritmo del feed de Twitter fue diseñado para manipular a los usuarios (algo que Jack Dorsey, fundador y ex CEO de Twitter negó), e invitó a la empresa a recuperar el orden cronológico inverso.
Claramente, las complicaciones llegan para ambas partes. El magnate, que estaría obligado a pagar 1.000 millones de dólares si abandona la adquisición, podría aprovechar la baza de que la junta de Twitter piense que es más fácil renegociar que litigar con el (el crecimiento de la red social sigue cuestionado, ya perdió la oportunidad de ser comprada por The Walt Disney y la caída de las acciones tecnológicas pueden no darle tregua). Pero a Musk tampoco le resultaría tan sencillo romper el acuerdo y solo pagar esa tarifa de ruptura, pues la red social podría demandarle por incumplimiento de contrato. Y ganarle.
Según un abogado especializado en compras corporativas consultado por el FT, los tribunales de Delaware, que dictaminan sobre la mayoría de estos acuerdos, han sido casi siempre crueles con los compradores que han buscado alejarse de los acuerdos firmados. Además, una vez que la junta de Twitter acordara la compra, es muy difícil lograr que acepte otra oferta más baja. Los citados tribunales, añade este medio, rara vez han permitido que esto suceda, a menos que ambas partes lo pacten. La junta de Twitter se arriesgaría a ser demandada si acepta un precio más bajo sin una justificación seria. Así que el desenlace de la operación Musk-Twitter puede resolverse pronto si hay pacto –a la red social no le interesa enfangarse en un litigio costoso y prolongado, mientras está recortando las contrataciones para ahorrar en costes– o tardar mucho en dirimirse si llega a los tribunales.
Por lo pronto, el magnate ha sido acusado este fin de semana por la plataforma social de vulnerar acuerdos de confidencialidad. Pero a Musk no parece preocuparle ni el daño reputacional que le costaría romper el trato con la red social ni que crezca su historial de ser una persona que utiliza Twitter para manipular el mercado a su favor. Las acciones de la red social volvieron a bajar ayer un 8,18%, hasta los 37,39 dólares, y las de Tesla casi un 5,88% hasta cerrar a 724,4 dólares.