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El S&P 500 sube un 17% desde el fin de los tipos cero con la ayuda de la tecnología y la solidez económica

Las expectativas de la inteligencia artificial y las promesas de un aterrizaje suave ayudan sortear el mayor endurecimiento monetario en 40 años

S&P500 Gráfico
Belén Trincado Aznar
Gema Escribano

Los exuberantes resultados de Nvidia han servido para apuntalar las subidas de las Bolsas. A punto de cumplirse dos años desde que la Reserva Federal pusiera fin a los tipos cero, los pronósticos que apuntaban a una recesión no se han cumplido. La economía estadounidense ha seguido creciendo a un buen ritmo (2,5% el año pasado), la tasa de desempleo (3,7%) está mínimos de 50 años, los consumidores han seguido gastando y la demanda de viviendas continúa creciendo. Un escenario bien distinto a los nubarrones negros que llegaron a vaticinar los expertos. A principios de 2023, 40 de los 44 economistas consultados por Bloomberg preveían a una recesión económica.

El camino no ha sido sencillo y los inversores han tenido que hacer frente a conatos de crisis (turbulencias de la banca regional, crisis energética, presiones inflacionistas y tensiones geopolíticas) que traían a la mente muchos fantasmas del pasado. Superados los obstáculos, Wall Street ha continuado la senda alcista y la semana pasada sus índices de referencia marcaron récords. Por encima de todos, sobresale el comportamiento del S&P 500, el selectivo más seguido por gestores y analistas, que se anota un 17% desde el 16 de marzo de 2022 -jornada en la que la Fed inició la normalización monetaria-. Tras superar en este arranque de año la barrera de los 5.000 puntos, las firmas de análisis empiezan a rehacer sus estimaciones y revisan al alza sus previsiones. Con una campaña de resultados en la que se ha registrado el mayor crecimiento del beneficio por acción desde el cuarto trimestre de 2021, el departamento de análisis de Goldman Sachs fija como objetivo para los próximos meses los 5.200 puntos.

Patricia García, directora del máster en finanzas de ESIC y responsable de Macroyield, afirma que la Bolsa estadounidense ha ido haciéndose a unos datos económicos que elevaban las esperanzas de que si finalmente se producía una recesión esta iba a ser suave. Este sentimiento de fondo ha contribuido a que los inversores elevaran su apetito por el riesgo y se ha visto apoyado, además, por el buen comportamiento por las grandes tecnológicas de EE UU, las denominadas siete magníficas (Apple, Amazon, Microsoft, Alphabet, Meta, Nvidia y Tesla). “La mayor parte de estas cotizadas continúan reportando resultados muy positivos, superando expectativas en la mayoría de los casos y aportando noticias que alimentan el optimismo respecto a las posibilidades que representa la inteligencia artificial (IA)”, remarca.

La fuerte generación de caja que registran estas cotizadas y la publicación de unos beneficios de 2023 con crecimientos de dos y hasta tres dígitos han servido para capear el endurecimiento monetario. Cuando la Fed comenzó su cruzada contra la inflación los analistas advertían del riesgo de corrección después de la eclosión que experimentaron durante el Gran Confinamiento. Sin embargo, tras correcciones puntuales, han retomado las subidas en Bolsa y, como señalan desde Berenberg, el 58% de las alzas registradas por el S&P 500 en 2023 (24,2%) corresponden a los siete magníficos. Su peso en el índice alcanza ya el 30%, la mayor concentración en 50 años. Antonio Castelo, analista de iBroker, afirma que la concentración no es exclusiva del S&P 500 sino que también implica un aumento del peso de la Bolsa estadounidense en la renta variable mundial, ponderando ahora el 65% del total. “Esto implica una dependencia muy importante ya no solo de la renta variable estadunidense sino de las Bolsas mundiales de los siete magníficos”, apunta.

Con la vista puesta en el corto plazo la expectativa de haber logrado un aterrizaje suave (bajar la inflación si dañar el crecimiento) y la eventual normalización monetaria son vistas con optimismo. Aunque la Reserva Federal ha reafirmado que la rebaja de las tasas no será inminente, el hecho de que los tipos hayan tocado techo es interpretado como un balón de oxígeno por parte de la comunidad inversora.

Aunque la elevada incertidumbre puede ser un aliciente para seguir apoyando a las grandes capitalizadas, desde Berenberg aconsejan a largo plazo rotar las carteras hacia empresas de calidad con perspectivas de crecimiento a tres y cinco años. “La IA no es el único juego de crecimiento. En la industria de la salud, los nuevos productos dirigidos a crisis sanitarias mundiales, entre las que se incluyen la diabetes y la obesidad, tiene un enorme potencial”, remarcan. Los expertos de la firma alemana consideran que los mercados no han recompensado a estas firmas. “El entusiasmo por las acciones de los siete magníficos ha sido tan desenfrenado que los precios de sus títulos siguieron subiendo incluso cuando las ganancias se revisaban a la baja. Esa exuberancia no puede continuar indefinidamente”, subrayan.

Hasta el momento las expectativas generadas por la IA se están traduciendo en beneficios e ingresos sólidos, pero cualquier traspiés puede acelerar la corrección Junto a esto, Juan José Fernández Figares, director de inversiones de Link Gestión, señala como principal amenaza que la economía estadounidense deje de comportarse tan bien como hasta ahora y que el mercado laboral se enfríe. “Con una Fed que todavía no puede bajar los tipos ya que su inflación sigue por encima del 2%, el enfriamiento económico tendría un impacto muy negativo”, sostiene.

La banca regional estadounidense, que ya el año pasado generó un sobresalto, sigue estando en el punto de mira. En 2023 la caída de Silicon Valley Bank sacó a la luz las debilidades de unas entidades pequeñas que amasaban grandes cantidades de deuda pública en su cartera, unos activos que se depreciaron por la fuerte subida de tipos y tuvieron que vender a pérdida. Ahora la amenaza está en la depreciación del mercado de oficinas en EE UU, cuyo impacto se ha dejado sentir en entidades financieras de todo el mundo. New York Bank, cuya calificación ha sido degradada a bono basura, es el mejor exponente.

La lista de amenazas la completan la inestabilidad política. Al temor de la evolución de los acontecimientos en Oriente Medio y Ucrania se suma el recrudecimiento de las relaciones entre China y EE UU y las restricciones que se están interponiendo a la tecnología, el motor de las Bolsas en los últimos años. Las tensiones entre ambas potencias podrían ir a más si el candidato republicano, Donald Trump, es reelegido. En sus últimas declaraciones el aspirante a la Casa Blanca reiteró su determinación de imponer una subida de más del 60% de los aranceles que soportan las importaciones chinas con destino a EE UU. Esto se produce, además, en un momento en el que las autoridades del gigante asiático trabajan para recuperar la confianza de los inversores y espantar la debilidad que arrastra desde el estallido de la pandemia.

Javier Molina, analista sénior de eToro, recomienda cautela. Aunque espera que el S&P 500 finalice 2024 al alza, apunta que el consenso sugiere que el mercado de valores podría encaminarse a una corrección importante. “La historia ha demostrado que cualquier aterrizaje forzoso parece un aterrizaje suave hasta que no lo es, y dada la curva de rendimiento del Tesoro altamente invertida y los principales indicadores negativos de la economía, el riesgo es elevado desde estas alturas de los 5000 puntos del S&P500.”, remarca.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.
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