Claves para invertir ante el freno de los tipos de interés
El precio del dinero seguirá marcando el paso del mercado en 2024 y su esperado descenso da especial atractivo a la deuda de más calidad, que se codeará en rentabilidad con la Bolsa
Noviembre ha puesto un broche de oro a la recta final del año en el mundo de la inversión con el que muy pocos se atrevían a soñar en el inicio de 2023. La temida recesión con que comenzó ejercicio se ha evitado pese a las rotundas subidas de tipos de interés de los bancos centrales, que también han ido más allá de lo que cabría esperar. Octubre dejó un último susto, ante la posibilidad de que la Fed no hubiese dicho la última palabra en el aumento del precio del dinero. Noviembre, sin embargo, ha conjurado todos los temores y los inversores no solo descuentan ya ampliamente que se ha alcanzado el pico en las subidas de tipos sino que ya avanzan sin pudor descensos en las tasas el próximo año, con un primer recorte por parte de la Reserva Federal en mayo.
2024 promete ser un año de nuevo marcado a fuego por los bancos centrales, aunque en esta ocasión para alivio de los inversores. Las gestoras y firmas de análisis avanzan estos días sus previsiones para el próximo año, partiendo de la idea de que el precio del dinero no se encarecerá más. Y ese punto y final va a activar una onda expansiva que recorrerá de arriba a abajo el mercado y que deja una clara apuesta para 2024: la inversión en deuda de calidad. Mientras, las previsiones para la Bolsa son más cautelosas, con un posicionamiento más neutral.
“La renta fija se encuentra ahora mismo en un momento francamente bueno. A día de hoy, el mejor activo para comprar es la deuda pública”, defiende Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad de la Abogacía. Las alzas de tipos han permitido un rotundo incremento del cupón que los gobiernos pagan por emitir deuda, del 3,4% en el caso del bono español a 10 años y del 4,3% para el de EE UU. Además, la expectativa ya completamente descontada en el mercado de que los tipos no subirán más ha permitido un descenso de las rentabilidades que ha hecho de noviembre el mejor mes para la deuda en 15 años. El precio de los bonos ha subido y con ello cae el interés que los gobiernos se ven obligados a ofrecer a los inversores, un fenómeno que irá a más en 2024 gracias al nuevo ciclo que ha comenzado para el precio del dinero. Así, quienes compren deuda soberana contarán en 2024 con el cupón anual más la ganancia latente de un activo que va a revalorizarse.
Félix Lópex, socio director de atl Capital, también destaca el atractivo que presenta la deuda de cara a 2024. En concreto, la soberana y la corporativa de máxima calidad crediticia. Después de todo, estos dos activos son los que podrían servir de refugio ante la desaceleración económica que se espera y que se materializará el año próximo por el efecto acumulado de un dinero más y más caro. “Si los tipos de interés bajan en 2024, será porque la economía flojea”, advierte López. El escenario que manejan de forma mayoritaria las gestoras para 2024 no es de recesión y sí de desaceleración de la economía. Pero en cuanto al motivo para el descenso de los tipos hay cierta división. Por un lado están quienes confían en que la inflación seguirá dando tregua y permitirá a los bancos centrales abrir la mano con las primeras rebajas y quienes creen que será la debilidad económica la que acabará forzando un abaratamiento del precio del dinero. De hecho, sí se prevén unos beneficios empresariales más modestos, después de que los márgenes hayan alcanzado máximos.
Los retornos de los bonos
La promesa de rentabilidad en la deuda –gracias al fin de las subidas de tipos y la expectativa de bajadas– llega a equiparar la ganancia que algunas firmas de inversión estiman para la renta fija y la renta variable. Es el caso de Deutsche Bank, con una posición neutra en Bolsa para 2024, que calcula una revalorización de aquí a finales del próximo año del 8,24% para el S&P y del 7,37% para el Euro Stoxx 50. Para la deuda corporativa estadounidense de grado de inversión, y mayor calidad crediticia, estima un retorno del 9,61% y del 8,14% para el bono soberano de EE UU a una década. De nuevo, contando con el pago del cupón más la revalorización del bono. Para Europa, la previsión de Deutsche es de un retorno en 2024 del 3,66% para el bono soberano alemán a una década y del 7,15% para la deuda corporativa de grado de inversión. Como explica Ignacio Dolz de Espejo, director de soluciones de inversión y producto de Mutuactivos, “para batir al euríbor, ahora no hace falta estar en Bolsa, se puede hacer con renta fija. Quien quiera un 4% de rentabilidad no necesita estar en renta variable, a diferencia de lo que sucedía años atrás”.
Dolz de Espejo también destaca la oportunidad que presenta adquirir ahora bonos de buena calidad crediticia, antes de que su rentabilidad descienda y el cupón que se cobre a futuro sea menor. “Es el momento clave de empezar a alargar la duración de los bonos en cartera, de asegurar el cobro de un cupón más elevado durante más tiempo”, explica. En Mutuactivos ya están ampliando esa duración a un plazo de entre tres y cinco años. Y esta misma semana han lanzado dos nuevas carteras de fondos de inversión, dentro de su servicio de gestión discrecional de carteras. “Con las condiciones actuales del mercado, podemos alcanzar una rentabilidad neta no garantizada de en torno al 3,5% con bajo riesgo y puede superar el 4,5% con algo más de volatilidad”, defiende Emilio Ortiz, director de Inversiones de la gestora. La deuda de peor calidad crediticia, aunque ofrece más rentabilidad, es vista como una opción más arriesgada. “Preferimos claramente el crédito de calidad frente al high yield, ya que no compensa el riesgo que el high yield tiene actualmente frente a los bonos investment grade”, añade Pedro del Pozo.
Optimismo contenido en Bolsa
La renta fija apunta a recuperar en las carteras el próximo año el lugar que perdió durante los largos años de tipos cero, cuando las rentabilidades eran mínimas o bajo cero, y tras la debacle sin precedentes para este activo de 2022. Pero los gestores no renuncian a la Bolsa, aunque el optimismo sea más contenido tras la buena cosecha que va a dejar 2023.
El mercado se mueve no en vano en la paradoja de esperar más subidas bursátiles, aunque de menor intensidad, en un año de menor crecimiento económico y beneficios empresariales más modestos. Y ante el que sigue sin estar muy claro si los tipos de interés bajarán gracias una inflación más encauzada o por culpa de una anemia de crecimiento.
En Goldman Sachs dan un potencial de subida del 7% a la Bolsa europea para 2024, partiendo de “un buen contexto económico, una valoración razonable y una perspectiva prácticamente plana para los rendimientos de los bonos a largo plazo”. Pero el banco estadounidense también recuerda que la renta variable europea suma casi dos años de reembolsos por parte de los fondos de inversión. “Dudamos de que se produzca un brusco retorno a la renta variable europea, sobre todo teniendo en cuenta que otros activos ofrecen ahora un buen rendimiento”, añaden en la firma. Goldman Sachs sí aprecia en todo caso atractivo en valores que se han visto especialmente castigados por las alzas de tipos y cuya suerte en Bolsa está empezando a cambiar con el fin de las subidas y la perspectiva de recortes. Así, esta semana ha elevado su recomendación para la socimi española Merlin a comprar desde neutral y le da un potencial de subida cercano al 10%.
En Mutuactivos reconocen que también ven valor en Bolsa, si bien “nuestra exposición está orientada hacia los sectores más defensivos, entre otros”, apunta Ignacio Dolz Espejo. La gestora señala a las compañías de consumo, farmacéuticas y a las utilities y a sectores que han sufrido con especial dureza un precio del dinero más caro: las renovables fotovoltaicas, fuertemente endeudadas para sacar adelante sus proyectos de generación.
Desde Atl Capital, Félix López señala que su posición en Bolsa para 2024 es neutral, al igual que la de Deutsche Bank, donde destacan el potencial que ofrece la renta variable europea por la resistencia de sus beneficios y una valoración más atractiva que la Bolsa de Estados Unidos. Japón es también un mercado que atrae la atención de los gestores para 2024 y donde el índice Nikkei ya ha registrado una revalorización en lo que va de este año del 30%. Pero no todo son expectativas de revalorización, los riesgos siguen ahí fuera para 2024 y la experiencia reciente demuestra que el guion se puede torcer en cualquier momento. Un año de más tensión geopolítica, en que pueda repuntar el precio del petróleo, y plagado de elecciones –algunas con dimensión planetaria como las presidenciales en Estados Unidos– son factores de riesgo que no hay que desdeñar y que van a añadir volatilidad, ante lo que el oro es también un activo a tener en cuenta.
El valor del oro
El metal precioso cotiza estos días por encima de los 2.000 dólares la zona y se acerca a territorio de máximos históricos. El reciente descenso de la cotización del dólar lo pone más a tiro de las compras de los bancos centrales, deseosos de diversificar sus reservas, y la caída de rentabilidad de los bonos también reduce el coste de oportunidad de tener este activo en cartera. Para Diaphanum, el oro puede llegar a ser el activo estrella de 2024. “Los mercados deberían prestar más atención, porque el oro se perfila para romper al alza. El precio del oro suele moverse en sentido inverso a los tipos de interés reales. Y allí donde va el oro, la plata le sigue”, avisan en Jupiter AM.
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