El Ibex sube un 2% semanal y alcanza máximos de 2018
La inercia alcista continúa en las Bolsas europeas en el arranque de diciembre
Noviembre ha inyectado un soplo de aire fresco en los mercados. Con el mercado de deuda de Estados Unidos registrando el mejor mes en casi 40 años (1985) y el S&P 500 anotándose un 8,9%, los inversores deben plantearse si hacer caso a las señales de ralentización económica o sumarse a la corriente alcista de la Bolsa de cara a prepararse para la recta final de año. La relajación de los rendimientos de la deuda ha apagado las incipientes señales de alarma mientras que el continuo goteo de datos macroeconómicos ha permitido, a los más optimistas, ver más cerca el cambio de ciclo de la política monetaria de los bancos centrales y el regreso de las subidas en las tasas rectoras.
En esta ocasión una de las formas tradicionales de inversión bajo la que se mezcla un 60% de renta variable y un 40% de renta fija ha funcionado a la perfección, logrando una revalorización del 9,6% en noviembre, el mejor registro desde diciembre de 1991 en plena desintegración de la URSS, tal y como explican desde Bank of America.
El reto pasa ahora por prolongar la tendencia alcista de las últimas semanas. Los analistas de Macroyield apuntan que con una renta variable que cotiza a unos niveles “relativamente exigentes” –el Ibex repuntó un 11,5% y el Stoxx 50 avanzó un 7,91%–, y unas rentabilidades de la deuda que anticipan una notable relajación monetaria (el mercado está poniendo en precio una rebaja de 100 puntos básicos en 2024), para prolongar el rally es necesario que “los datos de empleo de EE UU subrayen con claridad la vía del aterrizaje muy suave”. Es decir, bajar la inflación sin provocar una recesión.
Por lo pronto, en las últimas cinco jornadas el selectivo español se anota un 2% y firma su quinta semana consecutiva al alza, algo que no sucedía desde abril. Entonces, la Bolsa estaba inmersa en la recuperación una vez que se confirmó que el rescate a Credit Suisse y la caída de la banca regional estadounidense tenía un impacto limitado. En las últimas cinco semanas las ganancias alcanzan el 13,7%, un comportamiento gracias al cual el Ibex ha conseguido superar varios hitos. Después de recuperar los 10.000 puntos, ha rebasado por primera vez en tres años el nivel previo al estallido de la pandemia y en la recta final de la semana ha superado los 10.100, máximos no vistos desde mayo de 2018.
El comportamiento del índice el viernes estuvo liderados por las turísticas y las acereras. A la espera de que el puente de diciembre ponga el broche de oro a un año récord del turismo en España, en la recta final de la semana IAG sumó un 2,87%; Meliá, un 2,32% y Amadeus, un 1,85%. Después de conocerse que el PMI manufacturero de China entró en terreno expansivo por primera vez desde agosto, Acerinox sumó un 1,49% y ArcelorMittal, un 1,58%. Telefónica logró, por su parte, conquistar los 4 euros por acción. La mejora de las valoraciones a los bancos pasó de puntillas por el mercado. En una jornada en la que conoció que Goldman Sachs había iniciado la cobertura de CaixaBank y le otorga un potencial del 25%, la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri cedió un 0,46%. Superiores a estos recortes fueron las caídas registradas por Fluidra (-0,9%).
El comportamiento del Ibex 35 se ha mantenido en línea con el resto de Bolsas europeas. El Dax alemán ha sumado un 2,3% en la semana, mientras que el Mib italiano ha ganado un 1,69% y el Cac, un 0,73%. El Stoxx 50 ha avanzado un 1%. Más modesto fue el desempeño de Wall Street. Después de que el S&P 500 firmara en noviembre su segundo mejor noviembre desde 1980, al cierre de los mercados europeos la Bolsa estadounidense cotizaba la semana en tablas. El viernes se conoció que el PMI manufacturero se contrajo por decimotercer mes consecutivo.
En Bank of America estiman que los fondos monetarios han sido los predilectos de los inversores esta semana, con entradas de 75.600 millones de dólares, seguidos a gran distancia por los fondos de deuda (3.700 millones) y los de renta variable (2.600 millones).
De cara a 2024 la banca de inversión y las firmas de análisis se afanan estas semanas en publicar sus estimaciones para los próximos meses. Entre los optimistas con las cotizadas europeas está Citi, que prevé que las Bolsas europeas registren récords en 2024 y que el Stoxx 600 alcance los 510 puntos, lo que implicaría una revalorización del 10%. Citi cree que el pesimismo de los inversores ante las perspectivas empresariales puede tener su lado positivo al dar más margen de sorpresas positivas.
En Admirals apuntan que “el sentimiento de mercado podría ser distinto en 2024, cuando los efectos de las políticas monetarias acaben por manifestarse de lleno en el mercado, no obstante, para el futuro más inmediato, podemos concluir que 2023 ha sido un gran año para los mercados, solo falta cerrar con broche de oro el rally de Navidad, el cual parece estar bien sustentado para manifestarse”.
Las rentabilidades de la deuda prolongaron los descensos, pero con menor intensidad que en días anteriores. Como ya apuntaban los analistas, el presidente de la Fed intentó rebajar el entusiasmo en torno a una eventual relajación de las condiciones financieras. En su última intervención antes de la reunión del próximo 12-13 de diciembre, Jerome Powell reiteró que el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC) procederá con cautela dado que los costes de endeudamiento se encuentran en máximos de 22 años, pero podrían subir un peldaño más. “Sería prematuro concluir que hemos logrado una postura suficientemente restrictiva o especular sobre cuándo podría flexibilizarse”, remarcó. El intento por moderar las expectativas no impidió que las rentabilidades de un puñado de referencias se desfondaran a mínimos de junio. El bono de EE UU a dos años bajó al 4,57% mientras la deuda española y alemana con vencimiento en 2033 cedieron 28 puntos básicos en la semana hasta el 3,36% y 2,36%, respectivamente.
Aunque en las últimas intervenciones de algunos de los miembros del banco central de EE UU se ha dejado la puerta abierta a la idea de que los tipos han tocado techo, el viernes Powell señaló que no se puede dar por descartada una subida adicional. Después de haber acometido el mayor ajuste en 40 años la Fed no quiere repetir los errores del pasado. En la década de 197-1980, el banco central de EE UU que se apresuró a bajar las tasas, no logró evitar una espiral de precios y salarios que disparó la inflación a los dos dígitos. Esto requirió fuertes subidas de tipos y se produjeron cuatro recesiones antes de que la situación se normalizara.
En el plano energético, el acuerdo de la OPEP+ de recortar la producción en un millón de barriles de crudo al día tiene un impacto nulo en el mercado. El Brent, que en las jornadas anteriores llegó a repuntar a los 83 dólares, se desfonda a los 81. Parte de este efecto limitado se explica porque las nuevas restricciones son voluntarias lo que, unido a la tradicional falta de compromiso de los miembros del cártel a la hora de cumplir con los recortes oficiales, genera una gran desconfianza entre los inversores. Los analistas señalan que a medida que se calme la inestabilidad, esperan que el acuerdo sea suficiente para evitar un superávit. Los organismos internacionales, entre los que se encuentra la Agencia Internacional de la Energía, esperan que la desaceleración en el crecimiento de la demanda se acentúe.
En el mercado de divisas, el euro ha llegado durante la semana a superar los 1,10 dólares. Desde Ebury consideran que “las expectativas de recorte de tipos en la zona euro podrían provocar nuevas caídas del euro y una corrección de la divisa a corto plazo”
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