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SVB y Credit Suisse: Alarma bancaria de impacto asegurado en el crédito y la inversión

La ola de desconfianza hacia los bancos no se frena pese a las medidas de las autoridades y aunque no se prevea una crisis como la de 2008. Los préstamos serán más caros y el crecimiento menor

Nuria Salobral
Oficina de Silicon Valley Bank
Oficina de Silicon Valley BankRobert Gauthier (Los Angeles Times via Getty Imag)

El sistema financiero y la economía global no van a irse de rositas tras las fulminantes subidas de los tipos de interés de los bancos centrales. Es la gran bofetada de realidad que deja esta semana. Los efectos del vertiginoso incremento del precio del dinero se han materializado de forma inesperada en el colapso del estadounidense Silicon Valley Bank y con la crisis, cada día más grave, de Credit Suisse. La desconfianza hacia la banca ha aflorado, causando una profunda sacudida en los mercados financieros que promete tener impacto en el crecimiento, los tipos de interés, el crédito y la inversión.

La magnitud y el alcance de la crisis bancaria declarada estos días aún se desconoce. Los expertos insisten en descartar la comparación con la depresión causada con la quiebra de Lehman Brothers en 2008: los bancos están mucho mejor capitalizados y regulados que entonces y no se teme por una crisis bancaria sistémica, que arrastre a la banca en su conjunto y con ella al resto de la economía. Pero la mecha de la desconfianza ha prendido y los esfuerzos de las autoridades y de los bancos centrales por restaurarla tienen por ahora un efecto limitado. Su reacción esta vez ha sido rápida, muy distinta a los titubeos frente a turbulencias financieras anteriores.

Aun así, la semana concluye con muchas preguntas y no tantas certezas sobre la situación de la banca. “La realidad es que los mercados ya han visto signos de estrés bancario, y cualquiera que haya sufrido los efectos de la crisis financiera mundial no se convencerá fácilmente de que todo va bien por lo que digan los responsables financieros, a menudo responsables de los extremos de liquidez que causan muchos de estos problemas. Ahora que la pasta de dientes contra el estrés bancario está fuera del tubo, no va a ser tan fácil volver a meterla”, afirma James Athey, director de inversiones de la gestora abrdn.

La semana comenzó con la resaca monumental de la intervención, el pasado domingo, del Silicon Valley Bank y de Signature Bank. El Tesoro de EE UU y la Fed también lanzaron de línea extraordinaria de liquidez para entidades en apuros. Fue la fórmula con la que intentar frenar la rápida retirada de depósitos que se había puesto en marcha entre las entidades regionales de EE UU y que se había llevado por delante a SVB. La solución se demostró insuficiente pocos días después, cuando un grupo de 11 grandes entidades inyectó 30.000 millones de dólares en depósitos en el First Republic Bank, el tercer banco en problemas en menos de una semana.

Mientras, en Europa las alertas se han disparado con Credit Suisse, un banco que arrastra dificultades desde hace meses y que, ante el derrumbe en Bolsa y la fuga de depósitos, ha recurrido a un préstamo de liquidez por hasta 50.000 millones de euros del Banco Nacional de Suiza. El gigante suizo sufre la pérdida de sus clientes de grandes patrimonios y no cuenta con que su principal accionista, el banco saudí SNB, aporte más capital.

Inversores y clientes se preguntan de forma inevitable estos días si los bancos en los que invierten y depositan sus ahorros son sólidos. El BCE insiste en afirmar que sí. Tras una reunión extraordinaria celebrada este viernes para detectar posibles focos de debilidad en el sistema financiero, el supervisor de la banca europea no aprecia riesgo de contagio por lo sucedido con SVB y Credit Suisse. Economistas y autoridades insisten en que los bancos europeos están bien pertrechados para resistir al contagio de la desconfianza desatada desde EE UU, donde tampoco prevén un colapso bancario generalizado que sí tendría sin remedio un impacto arrollador a nivel mundial.

“Vemos muy poca repercusión de la quiebra de Silicon Valley Bank en los bancos europeos, que tienen una menor concentración de depósitos, siguen registrando flujos de depósitos saludables, operan con grandes carteras de liquidez y siguen estando bien capitalizados”, aseguran desde Citi. Para Sam Theodore, experto de la agencia de rating Scope, “no estamos asistiendo al inicio de otra crisis bancaria. SVB no es sintomático de la situación de la banca estadounidense o europea. La confianza del mercado en la mayoría de los grandes bancos europeos se recuperará a su debido tiempo y más pronto que tarde, porque no hay razón para que no lo haga. La mayoría de los grandes bancos europeos, salvo un número mínimo de casos atípicos, mantienen unos parámetros prudenciales tranquilizadores, tanto para el capital como para la liquidez”. Son esos mínimos casos atípicos, los de los bancos más vulnerables a los que se refirió en vicepresidente del BCE Luis de Guindos esta semana en su reunión con el Ecofin, los que impiden devolver la calma a inversores y ahorradores y apuntan a modificar el horizonte más inmediato para la economía y el mercado financiero.

El impacto en el crédito

Por lo pronto, las turbulencias bancarias prometen encarecer aún más el crédito. Los tipos de interés que pagan empresas y particulares ya están en franco ascenso con las alzas de tipos de interés, un proceso que va a acelerarse. La desconfianza en la banca es sinónimo de aumento en el coste de financiación: cuando la banca tiene apuros de liquidez, prefiere protegerla antes que prestarla.

Según señala Philipp E. Bärtschi, director de inversiones de J. Safra Sarasin Sustainable AM, es improbable que las quiebras bancarias en Estados Unidos provoquen una crisis financiera mundial, dado que los balances de la mayoría de los bancos globales son mucho más sólidos que hace 15 años. “Sin embargo, el aumento de los costes de financiación y el endurecimiento de las condiciones financieras provocarán probablemente una disminución del aumento del crédito y tendrán un impacto negativo en el crecimiento de la economía en los próximos trimestres”.

Anna Stupnytska, macroeconomista global de Fidelity International, también advierte de un crédito más caro, tal y como ya revela la última encuesta del BCE sobre préstamos bancarios del primer trimestre de este año. “Ahora esperamos que las vulnerabilidades del sector bancario que han salido a la superficie tengan un impacto directo en la disposición de los bancos a conceder créditos, lo que llevaría a unas condiciones de financiación aún más restrictivas que, a su vez, afectarían a la economía real potencialmente antes y con más dureza de lo esperado”, avisa la economista.

En un principio, las declaración del estado de alarma en la banca ha enfriado las expectativas de subidas de tipos de interés para los próximos meses. Un dinero más caro no haría sino echar más leña al fuego. El BCE sí subió tipos este jueves en medio punto, tal y como ya había anunciado en febrero que haría, y más como un gesto con el que no desdecirse de sus propias palabras y de su compromiso en combatir la inflación. Un alza inferior habría sido la forma de reconocer la gravedad del problema de la banca, por no hablar del pánico que podría haber desatado la decisión de no subir nada las tasas de interés, según reconocen fuentes financieras. Pero el BCE renunció a dar indicación alguna de próximas subidas, que van a estar estrictamente sujetas a los indicadores económicos y a la intensidad de las turbulencias financieras.

La caída de SVB y los apuros de los bancos regionales de Estados Unidos también van a influir en los próximos pasos de la Fed. Firmas como Goldman Sachs no descartan incluso que renuncie a subir tipos en su reunión de esta semana. Enterrada queda la expectativa previa al colapso del Silicon Valley Bank de un alza de tipos de hasta medio punto este próximo miércoles.

Pero el hecho de que no se esperen alzas de tipos tan rotundas como antes no significa alivio alguno para la economía. Aun al contrario, una crisis bancaria es la vía más rápida y fulminante para enfriar la escalada de precios que persiguen la Fed y el BCE. A costa, eso sí, del crecimiento.

Tipos no tan altos y riesgo de recesión

“Estos acontecimientos pueden muy bien conducir a una recesión. De hecho, un evento de desapalancamiento como el de 2008 no es esencial para que la economía caiga en recesión”, argumenta Tiffany Wilding, economista de PIMCO. De nuevo, la contracción del crédito sería el detonante. “Hay muy buenas razones para creer que el crecimiento del crédito, que ya se estaba ralentizando, se ralentizará aún más como consecuencia directa de estos últimos acontecimientos, a pesar de las medidas adoptadas por los funcionarios y la Reserva Federal”.

En Nomura también advierten de la posibilidad de que otros bancos se sumen al goteo de colapsos bancarios e insisten en que el consiguiente endurecimiento de los préstamos podría llevar a la economía a una recesión a partir del segundo semestre de 2023. El riesgo ya existía con la súbita subida de tipos de interés iniciada el pasado año pero ahora se acelera con la caída de SVB.

Los créditos prometen ser más caros. ¿Y qué pasará con los depósitos? ¿Va a pagar más la banca por ellos si teme que sus clientes puedan irse a una entidad que perciben como más segura?

Los grandes bancos de Estados Unidos están siendo estos días los grandes beneficiados de los apuros de liquidez de las entidades regionales del país. Los ahorradores buscan bancos de gran tamaño, demasiado grandes para caer y que además cuentan con requisitos de liquidez más estrictos. Van a estar mejor pertrechados para resistir un movimiento de retirada de ahorro de sus clientes.

En la zona euro los requisitos de liquidez también son aplicables a las entidades de menor tamaño. Una regulación más estricta hace ahora que las entidades europeas sean en líneas generales más seguras, una salvaguarda de la que está tomando nota la Reserva Federal. Pero, según advertía Moody’s esta semana, “estas diferencias críticas con EE UU no hacen invulnerables a los emisores europeos. Cuando la confianza se resquebraja, el contagio puede ser rápido”.

Fuentes bancarias españolas reconocen que sí podrían verse mejoras de la remuneración del ahorro entre entidades pequeñas y online. Los clientes podrían estar tentados de trasladar su dinero a bancos más grandes, de carácter sistémico. Pero cualquier banco que pague más deberá hacerlo de forma muy sigilosa: la búsqueda de depósitos de los clientes puede tomarse como una señal de debilidad, de apuros de liquidez.

La banca española no está en todo caso estos días en la primera línea de fuego de las ventas de los inversores. Sus niveles de liquidez están por encima de la media europea, según señalan en Citi. En concreto el ratio de cobertura de liquidez de la banca española, que mide la capacidad de un banco de convertir sus activos en efectivo y sin una pérdida de valor significativa, está en el 193%, frente al 163% de media europea y por encima del 148% de la banca alemana.

Inversores en guardia

Pese a las diferencias y matices por países, el castigo bursátil a los bancos está siendo generalizado. El colapso de SVB ha hecho añicos el hechizo alcista del que disfrutaban los bancos en Bolsa gracias a las subidas de tipos. Estaba siendo el ansiado momento de aumentar márgenes y beneficios después de años de tipos cero.

Los gestores no renuncian del todo a sus posiciones en valores financieros. En firmas como UBS, Barclays o Singular Bank mantienen su sobreponderación para la banca europea, en la que no pocos inversores ven ahora más atractivo que en la estadounidense. Pero la consigna es por encima de todo la cautela, la caída bursátil de los bancos aún no ha tocado fondo, un ajuste que se extiende al conjunto del mercado. “No es un contexto positivo para la Bolsa. Los beneficios empresariales se verán presionados y es probable que las valoraciones caigan, dado el mayor nivel de aversión al riesgo”, señala Philipp E. Bärtschi.

La semana ha mostrado el lado más oscuro de las alzas de tipos. Como sucedió con el colapso de FTX o con los fondos de pensiones británicos hace unos meses, han salido a la luz aquellas inversiones que solo eran rentables gracias a tasas de interés cercanas a cero. Un dinero más caro en poco tiempo ya se ha cobrado sus primeras víctimas en la banca.

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Sobre la firma

Nuria Salobral
Es jefa de la sección de Inversión en el fin de semana y redactora especializada en temas financieros y política monetaria. Trabaja en Cinco Días desde 2006, donde ha cubierto la quiebra de Lehman Brothers, el rescate a la banca española o las decisiones del BCE. Nacida en Madrid, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense.

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