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Enusa pone el foco en Europa del Este ante el apagón nuclear

La empresa pública diversifica su línea de productos para vender a nuevos mercados. En España ve negocio en el desmantelamiento de las centrales

Un operario introduce pastillas de uranio en las barras o tubos de circonio, formando tras su sellado los elementos combustibles.
Un operario introduce pastillas de uranio en las barras o tubos de circonio, formando tras su sellado los elementos combustibles.Cedidas por Enusa
Denisse Cepeda Minaya

Sorprende que algún salmantino desconozca aún que en Juzbado, un municipio de apenas 189 habitantes, a media hora de la imponente ciudad universitaria de Salamanca, opera desde 1985 la fábrica de elementos combustibles de uranio de Enusa. Una megainstalación –520 hectáreas de finca– discreta, austera, impoluta y con estrictas medidas de seguridad, que supone un tercio del PIB de la provincia y que genera unos 400 empleos.

“Su impacto es relevante. Pero son cifras que pueden ser un poco engañosas porque es un producto de muy alto valor añadido. El importe de las ventas es muy alto y son instalaciones sometidas a seguridad nacional. Es decir, a lo mejor hay otro tipo de industrias que, sin tener ese peso económico en cuanto a valor de facturación, acaban teniendo más impacto final sobre el entorno en el que se mueve”, matiza Pedro Calero Pérez, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca.

La fábrica genera un tercio del PIB de Salamanca

Esta empresa pública, participada por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), con el 60%, y el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (Ciemat), con el 40%, es la que gestiona el suministro de uranio enriquecido –por debajo del 5% o u-235 de concentración– de las centrales nucleares españolas, salvo Trillo (de tecnología alemana). Un negocio que supone el 40% de sus ingresos (295 millones de euros en 2023) y que se ve amenazado por el inminente calendario de cierre de los siete reactores en funcionamiento, el primero en 2027 (si el Ejecutivo no cambia su hoja de ruta como se reclama hoy día).

Por eso la compañía, perteneciente al grupo Enusa, que integra también a las filiales Etsa (transporte) y Emgrisa (medioambiente), con 750 trabajadores en total, está inmersa en los últimos años en un proceso de reconversión para compensar la pérdida del mercado nacional con la actividad exterior, reconoce Pablo Vega, director de la fábrica, durante una visita de prensa realizada en noviembre gracias al Foro Nuclear.

Pastillas sinterizadas de uranio (con solidez y dureza tras un tratamiento térmico) fabricadas en Juzbado.
Pastillas sinterizadas de uranio (con solidez y dureza tras un tratamiento térmico) fabricadas en Juzbado.Enusa

Esta instalación produjo el ejercicio pasado 270,06 toneladas de uranio, aunque su capacidad de fabricación autorizada es mayor, de 500 toneladas anuales. Aun así, “hay exceso de capacidad”, afirma Vega. Entre el 65% y el 70% de esa producción se vende fuera de España, a Francia, su principal cliente, Bélgica, Suecia y Finlandia. Y la intención es que esa tasa suba al 80% tras el apagón nuclear con el fortalecimiento de los mercados en los que está presente y el desembarco en otros de Europa del Este.

En cartera

El plan de conquista de Eslovaquia, República Checa y Hungría ha implicado la diversificación de su línea de productos en colaboración con el tecnólogo estadounidense Westinghouse, que tiene fábrica en Västerås (Suecia). Estos países utilizan un tipo de elemento combustible distinto al usado en España y en las demás naciones europeas, el VVER-440, que son para reactores de agua presión de diseño ruso, más pequeños, y cuyo principal suministrador es Moscú, “imbatible en precio”, admite el directivo.

Lo mismo sucede con Finlandia, que demanda este modelo y quiere dejar de importarlo de Rusia, y con el que Enusa tiene prácticamente cerrado un contrato de abastecimiento para 2025, avanza Vega. Los PWR, para reactores más grandes de agua a presión con tecnología de Westinghouse, y los BWR, para reactores de agua en ebullición diseñados por General Electric, son los más comunes en Europa Occidental.

La compañía espera suministrar en 2025 los elementos combustibles de diseño ruso a Finlandia

La fabricación de los VVER forma parte de la estrategia de seguridad y autonomía energética europea adoptada tras la invasión rusa en Ucrania. De hecho, Enusa participa junto a Westinghouse en el proyecto APIS, un consorcio de 12 empresas para su diseño, producción y abastecimiento en la UE. Esta iniciativa está coordinada por la Comunidad Europea de Energía Atómica (Euratom) y financiada con 10 millones de fondos europeos a través del programa Horizonte Europa. El objetivo es que se confeccione, se produzca (se aumente la capacidad) y se abastezca en la Unión Europea.

En los Veintisiete hay en total 16 reactores que operan con la tecnología rusa, más de 30 si se incluye a Ucrania. Sin embargo, algunos países como Hungría, se resisten a cambiar de suministrador –Bruselas no ha impuesto aún sanciones a la importación de combustible atómico procedente de Rusia, como sí ha sucedido en el caso del carbón, el petróleo y el gas licuado–.

Imagen de la instalación en Juzbado.
Imagen de la instalación en Juzbado.

Con todo, el responsable de la fábrica de Enusa insiste en que el foco es Europa porque “el transporte encarece mucho el producto”. Polonia está también en el radar por su interés en los minirreactores. Incluso, fuera de la UE, Emiratos Árabes, en Oriente Próximo. Para ello participa en la Alianza Industrial Europea para Pequeños Reactores Modulares (SMR, por sus siglas en inglés), impulsada por la Comisión Europea y que busca acelerar su despliegue a partir de 2030.

Vega reconoce, sin embargo, que es una apuesta a largo plazo, ya que la previsión de la entrada en operación de estas instalaciones en dichas economías es de entre 10 y 20 años.

Tratamiento de residuos

La otra pata para compensar el cese de la actividad local es entrar en el negocio de desmantelamiento de las centrales españolas. La compañía presidida por Mariano Moreno desde 2022 ha creado una nueva área para optar por estos contratos y ha invertido en tecnología para el tratamiento de los residuos radiactivos. Además, construye un centro de tecnología y mantenimiento de equipos (CTME) en terrenos próximo a su fábrica de Juzbado.

Por ejemplo, la firma ha desarrollado drones para la caracterización radiológica de parámetros y terrenos, puntualizan. Con el socio tecnológico Hovering, dispone de dos tipos de vehículos aéreos no tripulados con detectores que permiten realizar de manera automática y precisa la medida de radiación, incluso en aquellas superficies con niveles de contaminación inferiores a los límites fijados en la normativa para su liberación o desclasificación, detallan. O el Siscaren, un equipo que facilita la caracterización de los desechos de muy baja actividad utilizando contenedores de volumen superior a los actuales. Esto optimiza el proceso y su tratamiento previo, dicen.

Enusa ha creado un área y un centro tecnológico para optar por los contratos de desarme de las plantas

La empresa cuenta también con el proyecto de Instalación Portátil para la Gestión de Residuos Radioactivos (IPRE), que ayuda a descontaminar y acondicionar residuos de chatarras, aceites, entre otros, para introducirlos en contenedores adecuados para su gestión a través de Enresa –Empresa Nacional de Residuos Radioactivos– o su desclasificación y posterior gestión como desechos convencionales. Además, se ha especializado en la caracterización radiológica de instalaciones radioactivas no nucleares, como aquellas dedicadas a la producción de radiofármacos, que también necesitan modificarse o desmantelarse. Así como a las actividades de ingeniería asociadas como consecuencia de su operación, añaden.

Las empresas españolas vinculadas a la explotación del parque nuclear como Enusa, que emplean en total a unos 28.000 trabajadores, según la Sociedad Nuclear Española, se preparan así para un cambio en el tipo de servicios que ofrecen a las instalaciones: de uno centrado en el aprovisionamiento de combustible para la operación de las instalaciones a otro enfocado en su desarticulación. Y no solo.

Inspección de las barras.
Inspección de las barras.

Desde Enusa, puntera en I+D (desarrolla su propia maquinaria y ha invertido 45 millones en calidad y seguridad), destacan también los servicios de ingeniería, licenciamiento, inspección y medición y control radiológico ambiental y humano (en el último caso, su laboratorio de dosimetría recién creado espera su acreditación oficial para hacer bioensayos a terceros). “Esta situación de privilegio no es homologable a otros países donde se centran en la fabricación de los elementos combustibles para la operación de las centrales”, recalcan.

Por dentro

Seguridad. A la planta de Juzbado (Salamanca) se entra sin móvil ni ordenador. El visitante tiene que usar un equipo de protección individual con gorro, guantes y cubre zapatos de tela. Los guantes de tela se usan por ser el "material más cualificado" para manipular los elementos combustibles: evitan el contacto directo y preservan la calidad del producto, impidiendo que traspase, por ejemplo, el sudor, que puede manchar o erosionar las barras. También, un dosímetro para medir la radiación. Los trabajadores deben determinar el nivel tanto en la entrada como en la salida por la presencia natural de uranio en la zona. Antes se pasa por varios arcos de seguridad y se muestra un vídeo con protocolos de evacuación. En los distintos accesos hay que pasar la tarjeta de identificación por un lector para saber dónde se está si hay accidentes. El Consejo de Seguridad Nuclear realiza una inspección al mes y ocho más al año en áreas específicas, además de una media de cinco-seis anuales de Euratom y un inventario en el periodo de cierre estival.  

Fabricación. El proceso se divide en dos: cerámico y mecánico. El primero se centra en la fabricación de las pastillas –a partir de óxido de uranio en polvo que viene de EE UU, Reino Unido y Francia– que se introducen en las barras de circonio (caben unas 200). Y el segundo, en su ensamblaje, una vez cargados, presurizados y sellados, formando los elementos combustibles que usan las centrales. ETSA, filial de Enusa, la única en España, se encarga del transporte.

Acuerdos. Pedro Calero, profesor del Departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca, cuenta que la empresa tiene varios convenios de colaboración con esta universidad mediante los cuales ofrece becas para que los alumnos de grado y posgrado de las facultades de Física, Administración y Dirección de Empresas puedan hacer prácticas en sus instalaciones. "Tiene una implicación con la provincia y el entorno", comenta.

Sostenibilidad. Calero, también director de la Oficina Verde de dicha universidad, destaca otros proyectos de diversificación de energías renovables que ha puesto en marcha la firma. "Enfrente hay una planta de biogás, que la desarrolló Enusa para procesar biogás procedente del purín de granjas ganaderas y que lleva a cabo procesos de cogeneración. Es decir, ese biogás produce energía eléctrica con un motor de 800 kilovatios y el calor residual que genera ese motor se utiliza para calentar sus dependencias administrativas. Aunque, finalmente, la compañía la vendió a la empresa que le proporcionaba el purín, Jamones Blázquez, de la provincia de Salamanca". Enusa también apuesta por el autoconsumo. La empresa ultima la instalación de una planta solar fotovoltaica, a cargo del grupo Cobra (Vinci), para cubrir un tercio de la demanda eléctrica de la fábrica y todo su consumo en las horas centrales del día. La energía es uno de sus principales costes y con la crisis derivada de la guerra en Ucrania, la factura se multiplicó por cuatro.

Sobre la firma

Denisse Cepeda Minaya
Periodista especializada en energía, medio ambiente, cambio climático y salud. Máster en Economía verde y circular por el Inesem y Máster en Periodismo por la UAM/El País. Con más de 20 años de experiencia en periodismo económico. Anteriormente trabajó en República Dominicana como reportera de economía en los periódicos El Caribe y Listín Diario.
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