El coste de los futuros almacenes nucleares obligará a subir un 12% la tasa por residuos a las eléctricas
El Plan de Residuos Radiactivos estima que serán 1.200 millones más caros que el ATC
El séptimo Plan General de Residuos Radiactivos elaborado por Enresa y que el Consejo de Ministros tiene previsto aprobar hacia mediados de este año, opta por la construcción de siete almacenes temporales descentralizados (ATD), que custodiarán en el futuro los residuos radiactivos y el combustible nuclear gastado. De esta manera, el Gobierno dará carpetazo al polémico almacén temporal centralizado (ATC) que se propuso en el plan aún vigente (el sexto) que se remonta al año 2006.
Esta alternativa de siete ATD (integrado por los actuales almacenes individuales o ATI, que en algunos casos deberán ampliarse, y nuevas instalaciones complementarias para realizar las operaciones de mantenimiento y reparación de los contenedores) será 1.200 millones de euros más cara que la del ATC proyectado en el municipio conquense de Villar de Cañas, que el Gobierno paralizó en 2018.
El Ministerio de Transición Ecológica publicó en abril del año pasado una primera versión del nuevo plan que determina, entre otros, la gestión de los desechos radiactivos del parque atómico español. Ya en noviembre, previa consulta pública, el departamento que dirige Teresa Ribera dio a conocer una versión revisada del primer documento, donde queda patente que la opción menos conflictiva es también más onerosa.
De esta manera, se calcula que el coste de la gestión de los residuos repartidos entre siete ATD ascendería a 26.571 millones de euros entre 1985 y 2100, lo que supone 2.125 millones más que si se contara con una única instalación, cuyo presupuesto ascendería a 24.436 millones, según cálculos de Enresa.
Fuentes políticas advierten que el escenario de los ATD obligará al Gobierno a subir la tasa que las grandes eléctricas propietarias de las centrales pagan para financiar su desmantelamiento y la custodia futura de los residuos atómicos, que en estos momentos se sitúa en 7,98 euros/MWh. Estas calculan que la subida podría rondar un 12%, esto es, unos 9 euros/MWh. A finales de 2019, el Ejecutivo subió esta tasa por primera vez desde 2011, hasta un 19%, de 6,69 euros/MW a 7,98 euros/MWh. Así, Enresa pasó a recaudar 480 millones de euros (para una producción de 60.000 MWh al año) 80 millones más.
Las mismas fuentes recuerdan que aquella revisión es ahora insuficiente porque se hizo teniendo en cuenta el ATC, no los siete ATD que figuran en el nuevo proyecto. Además, la situación cambiará radicalmente a partir de ahora, porque, además de almacenes dispersos (que requerirán siete planes de seguridad, en lugar de uno), Enresa se enfrenta al grueso del desmantelamiento del parque español, que comenzará con el cierre de los dos grupos de Almaraz en 2027 y 2028 y concluirá con el de Trillo, en 2035, según el protocolo firmado en 2019 por la empresa pública, tutelada por Transición Ecológica, y las eléctricas propietarias de las plantas: Iberdrola, Endesa, Naturgy y, en menor medida, EDP. Estas también asumen los impuestos municipales a las nucleares y las ecotasas de Extremadura, Castilla y León y Cataluña.
Y es que, según las mismas fuentes, aunque esta tasa se subió en 2020, aquel incremento se hizo previendo la construcción de un ATC no de siete ATD. Enresa gestiona un fondo para sufragar el desmantelamiento y la gestión de los residuos, que asciende en la actualidad a casi 8.000 millones. Las necesidades de financiación se estimaban en 15.000 millones a 2035.
Las siete centrales en funcionamiento cuentan con un ATI, excepto Vandellós II, que lo tiene proyectado para 2027. Sin embargo, algunos tienen una capacidad insuficiente, como el de Almaraz, diseñado para albergar 20 contenedores, cuando necesitará hasta 100 contenedores. Además, para el desmantelamiento se contará con una celda caliente, instalación para el manejo a distancia de materiales radiactivos.
El nuevo plan recibió en diciembre el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), que lo consideró apto desde el punto de vista de la seguridad. Al Gobierno solo le queda escuchar a las comunidades autónomas afectadas y, una vez aprobado por el Consejo de Ministros, se dará cuenta a las Cortes. Los ATD serán una solución provisional, en tanto se construya a muy largo plazo un Almacén Geológico Profundo, que el futuro plan prevé para 2073.
Entre la latencia de Vandellós I y los cierres de Zorita y Garoña
Piscinas. Además de la gestión de los residuos de baja y media actividad, para lo que cuenta con la planta de El Cabril (Córdoba), Enresa es la responsable de la custodia de los de de alta actividad, los residuos especiales y el combustible gastado. Para ello, cada central cuenta con un ATI (excepto Vandellós II) que se construyeron para almacenar los desechos una vez que se llenaran las piscinas del interior de las plantas.
Garoña. En estos momentos, siguen funcionando cinco plantas (Almaraz I y II, Trillo, Cofrentes, Ascó y Vandellós II) y cada una contará con un ATD. También se construirá otro en Garoña, cuyo desmantelamiento comenzará este año. Vandellós I, que se cerró 1989 debido a un accidente, se encuentra en estado de latencia. Enresa está a la espera de que Francia, que custodia los residuos de la vieja central de grafito, encuentre una solución para esta vieja tecnología. Vandellos contará con un ATD, que compartirá con su grupo gemelo, para sus residuos, aún en Francia.
10 años. La única nuclear que se ha desmantelado es la de Zorita (José Cabrera), un proceso que ha durado 12 años. Enresa calcula que, con la curva de aprendizaje, en el futuro dichos plazos se reducirán a 10 años.