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El tejido empresarial nuclear saca pecho

Ante el apagón, las firmas se plantean exportar más

Simulador de una sala de control de Tecnatom para el programa nuclear chino.
Simulador de una sala de control de Tecnatom para el programa nuclear chino.

A primera vista, en el horizonte del sector nuclear español solo se atisban nubarrones. El protocolo para el cierre ordenado de las siete plantas todavía en funcionamiento prevé arrancar el proceso en 2027 y acabarlo ocho años después. Si por un momento la mirada dejara de focalizarse únicamente en las centrales nucleares, se descubriría que detrás de la generación de energía se encuentra una industria potente que no desaparecerá solo porque se vayan a clausurar esas unidades. Su provenir, aseguran algunos de sus principales actores, se escribirá a golpe de exportaciones, diversificación y prometedores proyectos de innovación.

“Gran parte de la facturación de la industria procede de las plantas que están operando todavía, por lo que el apagón tendrá un impacto fuerte”, admite el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce. No obstante, las obras de desmantelamiento de Almaraz I y II, Ascó I y II, Cofrentes, Vandellós II y Trillo permitirán mantener, en el largo plazo, muchos de los 8.500 empleos directos y los 28.000 indirectos con los que cuenta este sector, que aporta el 0,25% del PIB.

La diversificación y la innovación serán claves

Una experiencia muy larga –España fue uno de los primeros países en apostar por la energía nuclear en los años sesenta del siglo pasado– avala e impulsa también su presencia en otros mercados. “El sector nuclear se está expandiendo, aunque los focos de su implantación se están desplazando desde Norteamérica y Europa hacia Asia”, subraya Araluce. “La ventaja de nuestras empresas es que ya están en el extranjero”, añade.

Experiencia en el exterior

Es el caso, entre muchas otras, de Enusa (combustible) y ENSA (componentes), dos empresas de las que el Estado tiene la mayoría de las participaciones. La primera –cuya cifra de negocio ascendió el año pasado a 226,6 millones de euros– destinó más del 70% del uranio fabricado en Juzbado (Salamanca) a la exportación hacia Francia, Suecia, Bélgica y Finlandia. A finales de 2020, Enusa consiguió también su primer contrato para suministrar un equipo de inspección de combustible irradiado para Corea del Sur y está negociando otros acuerdos con China, Emiratos Árabes, Argentina y México.

En cuanto a ENSA, este año la compañía entregará a sus clientes los anillos de vasija de la nueva central nuclear de Hinkley Point C, en Reino Unido, los presurizadores para la misma planta y los generadores de reemplazo para las unidades francesas de EDF. Su estrategia es proveer al mercado chino, coreano, americano, francés e inglés, pero también abrirse a las nuevas oportunidades de negocio vinculadas con el desmantelamiento de instalaciones o el desarrollo de la nueva generación de reactores nucleares (modulares pequeños, avanzados o microrreactores).

Una reconfiguración del panorama nuclear en la que juega un papel protagonista también Idom, una empresa de ingeniería, arquitectura y consultoría, cuya facturación superó los 300 millones de euros el año pasado. Desde la firma destacan que seguirán participando en los proyectos de reactores de fusión nuclear, dando soporte para la gestión y supervisión de la construcción y en diseños avanzados.

En el mayor de ellos, el proyecto europeo ITER, colabora también Tecnatom, una empresa tecnológica que en las últimas décadas ha invertido alrededor del 10% de sus ingresos en I+D+i, según fuentes de la compañía. Ello le permite estar presente en numerosos planes interdisciplinares en el campo nuclear y aeroespacial a escala internacional.

"El sector se expande, aunque los focos de su implantación se desplazan desde Norteamérica y Europa hacia Asia", comenta Ignacio Araluce, presidente del Foro Nuclear

Trabajador de Enusa.
Trabajador de Enusa.

La patronal pide reducir la carga fiscal

Pérdidas. “En 2020, por primera vez, el flujo de caja del parque nuclear ha sido negativo, ya que los impuestos y las tasas sobre este tipo de generación han supuesto el 61% de los ingresos”, denuncia el presidente del Foro Nuclear, Ignacio Araluce.

Coyuntura. La pandemia hizo que bajara el precio medio de la electricidad, mientras subía la presión fiscal.

Revisión. Para la patronal, la entrada de una gran cantidad de renovables en los próximos años podría empeorar las cosas. Araluce pide “una revisión de los impuestos que haga viable la nuclear”.

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