Los analistas quitan hierro a la tormenta financiera: “Hay poca chicha para caídas tan fuertes”
Los expertos avisan del inicio de un periodo de mayor volatilidad, después de la tranquilidad que habían vivido los mercados en la primera mitad del año
Quienes hayan invertido en Bolsa sabrán que los mercados financieros pueden ser tan impredecibles como la tormenta que se forma tras un día de sol veraniego. Después de un año en el que los principales índices bursátiles habían marcado máximos históricos, la confianza y optimismo se vinieron abajo el lunes, deshaciendo en apenas una jornada lo que se había construido durante meses. Los mercados son sensibles a los estados de ánimo y el miedo de los inversores se propagó rápidamente tiñendo de rojo los paneles de las Bolsas en todo el mundo y provocando pérdidas millonarias. Pero superado ese momento de pavor, los analistas expertos del mercado quitan hierro a las profundas caídas.
“Hay un exceso de nerviosismo, pero no ha habido nada que sea muy preocupante. Llevamos un año alcista. Por unos datos macroeconómicos un poco peores de lo esperado en Estados Unidos, hay demasiado movimiento. Lo vemos como una corrección normal del mercado y hay que esperar aún a los datos macro de los próximos días. Hay poca chicha para caídas tan fuertes”, explica Ángel Olea, director de inversiones de Abante Asesores.
Los expertos indican que ese momento de nerviosismo ha servido para atacar a los valores que habían subido mucho durante el año. Por un lado, las empresas vinculadas a la inteligencia artificial (IA), por el optimismo casi inquebrantable del mercado en que esta tecnología cambiará el mundo. Por el otro, Japón, que venía experimentando un auge bursátil debido a la debilidad del yen en comparación con el euro o el dólar, hacían atractivos los precios de las acciones. “Si bien se podría argumentar que la reacción del mercado a un informe de empleo débil fue desmesurada, sirve como otro recordatorio de los riesgos de un posicionamiento unidireccional en medio de la complacencia”, señalan los analistas de Bank of America.
En la misma línea, explican que en periodos de volatilidad, los inversores institucionales (grandes fondos de inversión) venden carteras porque muchos de ellos se mueven por tendencias. Y al aumentar las oscilaciones de precios, buscan sectores más estables de forma automática. “Cuando aumentan los vaivenes en Bolsa, muchos fondos que apuntan a un nivel constante de volatilidad se convierten en vendedores. Y después de un periodo de baja volatilidad en los últimos meses, la complacencia de apalancarse en algunos sectores fue una vulnerabilidad”, apunta en un informe Gerry Fowler, el responsable de la estrategia de renta variable europea para UBS.
Tras la tormenta siempre llega la calma, y este martes las Bolsas han recuperado el color verde, señal de que el mercado no prevé un colapso. La Bolsa de Japón ha subido un 10,2% después de dejarse un 12,4% el lunes. En Europa, la Bolsa española, la francesa y la italiana ha vuelto a caer ligeramente, pero la alemana y la británica han cerrado en positivo. Y en Estados Unidos, el S&P 500 y el Nasdaq han subido más de un 1% y el Dow Jones un 0,76% recuperando buena parte de las pérdidas del lunes negro. “Correcciones como estas son parte del proceso inversor en renta variable. En promedio, desde 1928, el S&P 500 [el índice que agrupa a las 500 mayores empresas estadounidenses como Apple, Amazon, McDonald’s o Nike] sufre una corrección del 10% al año”, recuerda Ignasi Viladesau, director de inversiones de MyInvestor.
El momento de crisis se empezó a formar poco a poco la pasada semana después de que en Estados Unidos después de la publicación del índice ISM manufacturero. Se trata de un indicador de actividad económica en Estados Unidos, en el que un dato por encima de 50 indica expansión y por debajo de esa cifra contracción. La cifra fue del 46,8 y como los mercados son sensibles a los pequeños movimientos, empezaron a recelar. El recelo se convirtió en nerviosismo un día después, cuando se hicieron públicos unos débiles datos de empleo en mes de julio, con un aumento de la tasa de paro de dos décimas hasta el 4,3%. Y aunque los datos no eran funestos, alimentaron los temores de que se aplique la llamada regla de Sahm, una teoría que predice una recesión cuando la tasa de desempleo de EE UU de los últimos tres meses supera en 0,5 puntos porcentuales a su mínimo de los últimos 12 meses y que ya anticipó la crisis que siguió a la pandemia de la Covid-19.
Más volatilidad durante más tiempo
Una recesión en Estados Unidos, que era el mayor temor del mercado, no es el escenario central a ojos de los analistas, lo que debería devolver cierta normalidad al mercado. Pero los expertos sí advierten de que la volatilidad y las caídas en Bolsa podrían producirse más a menudo, anticipando el inicio de un periodo con mayores vaivenes después de la calma que habían vivido los mercados en la primera mitad del año. “La reacción fue exagerada, los rendimientos de hoy son positivos. El mercado sigue nervioso si nos fijamos en el índice de volatilidad. En mi opinión, estamos al principio de, digamos, mercados más nerviosos, y este tipo de episodios podrían tener lugar a corto plazo”, destaca Mabrouk Chetouane, el jefe de mercados globales de Natixis IM.
Entonces, ¿podemos esperar un mercado bajista? El gestor insiste en que sigue habiendo fundamentos de crecimiento en el mercado. Eso sí, con cuidado. “Los inversores están a la espera de nuevos informes de beneficios, y la cuestión es que quizá haya demasiadas expectativas en ese frente. Pero seguimos en territorio alcista. Existen algunas oportunidades en los mercados de capitales, especialmente en los de bonos. El mercado de renta variable se estaba comportando con fuerza, pero hay que ser extremadamente selectivos”, expone.
Desde el punto de vista de los pequeños inversores, mantener la calma en medio de la tormenta es una de las claves para navegar con garantías en momentos de turbulencias. “La probabilidad de perder dinero en el S&P 500 en un horizonte temporal de un día es del 46%, casi como tirar una moneda al aire. Pero si ampliamos el espacio temporal a diez años, según los datos que se remontan a 1929, la probabilidad se reduce al 5%. Y vender por pánico puede ser una mala idea, ya que los mejores días suelen venir después de los peores días”, apuntan desde Bank of America.
Hace algunos años, la gestora Fidelity, una de las más grandes del mundo, realizó un estudio interno sobre los resultados que habían obtenido sus clientes para contar con información sobre cuál era el perfil de los inversores más exitosos. Y los resultados revelaron que los fallecidos y los inactivos generaban las mayores rentabilidades. Más allá de lo curioso del dato, existe una explicación, y es que a largo plazo los vaivenes del mercado tienden a diluirse. Por ello, quienes no mueven sus posiciones acaban obteniendo mejores resultados. Aquello de comprar cuando las Bolsas suben y vender cuando bajan es una forma de dejarse llevar por los impulsos y de perder dinero. “Tener una cartera diversificada y rebalancear sistemáticamente son armas defensivas al alcance de cualquier inversor”, explica Ignasi Viladesau, el director de inversiones de MyInvestor.
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