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Las recetas de los gestores para lograr un 4% con la renta fija ahora que las letras se apagan

La resistencia de la inflación y los desequilibrios fiscales anticipan un año de alto voltaje para la deuda. Los expertos sobreponderan los bonos corporativos de calidad con duraciones de dos a tres años para amarrar rentabilidad

Donald Trump, en 2017, en su primera presidencia de EE UU, observa a Jerome Powell, que acababa de ser elegido presidente de la Fed, en la Casa Blanca. Getty images
Donald Trump, en 2017, en su primera presidencia de EE UU, observa a Jerome Powell, que acababa de ser elegido presidente de la Fed, en la Casa Blanca. Getty images
Gema Escribano

La avalancha de emisiones propia del arranque de año y unos datos macroeconómicos que vienen a confirmar que la Reserva Federal no va a tener prisa por bajar los tipos se han traducido en un aumento de las rentabilidades de la renta fija. Una tendencia que se ha dejado sentir con más fuerza en los plazos más largos. Superados los momentos de mayor estrés en los que la deuda EE UU a diez años se ha acercado peligrosamente al filo del 5%, las declaraciones del próximo secretario del Tesoro, Scott Bessent, en favor de reducir la inflación y un dato de IPC estadounidense en línea con lo previsto han ayudado a templar los nervios.

Con mucho año todavía por delante, la volatilidad de las primeras sesiones es una señal de lo que puede depararle en 2025 al mercado de renta fija, un ejercicio en el que las políticas arancelarias de la nueva administración estadounidense, su incidencia en los tipos y las dificultades de numerosos gobiernos para poner coto a los desequilibrios fiscales que arrastran las economías desarrolladas —con el foco estos días en Francia y Reino Unido— pondrán a prueba la paciencia de los inversores.

Si por algo se caracterizan quienes invierte en renta fija es por su perfil más conservador. Preservar el patrimonio y lograr la rentabilidad suficiente para batir a la inflación son los principales objetivos. La historia reciente demuestra que la deuda puede ser muy volátil. Después de una recta final de 2024 en la que el repunte de los rendimientos echó por tierra parte de las ganancias registradas al calor de la rebaja de tipos, los gestores no tiran la toalla. Más allá de las turbulencias y del ruido geopolítico, los expertos apuntan a que con una selección adecuada centrada en bonos corporativos de alta calidad y duraciones de entre dos y tres años existen opciones para lograr entre un 3% y un 4% de rentabilidad con la apuesta en deuda. Junto a la diversificación, los expertos aconsejan llevar a cabo una gestión activa para hacer frente a los sobresaltos.

Evolución del índice Bloomberg global de deuda desde 2022

Alex Everett, responsable de inversiones para Abrdn considera que la predisposición de los Gobiernos a incurrir en mayores déficits y desregular la economía son un arma de doble de filo. Los expertos advierten que las políticas fiscales expansivas como la rebaja de impuestos que planea Donald Trump pueden ayudar a la estimular el crecimiento, pero son una amenaza para la inflación. Después de los esfuerzos efectuados por devolver la estabilidad a los precios, los bancos centrales no van a estar dispuestos a darse por vencidos y en las últimas semanas el mercado ha asistido a un nuevo reajuste de las expectativas de tipos. En un escenario de tasas más altas como el que ya se descuenta en EE UU (el mercado a duras penas ve una rebaja del precio, frente a las dos previstas por la Fed), los gestores ven en los bonos corporativos a corto plazo el principal aliado. “La diferencia de rendimiento de estos activos con respecto a la deuda pública es históricamente estrecha y siguen ofreciendo una ventaja significativa respecto a los fondos del mercado monetario”, destaca Everett. Para lograr sacar el máximo partido a la inversión en renta fija desde Abrn aconsejan implementar estrategias flexibles. Es decir, no estar vinculados a ningún índice de referencia y ajustar la duración en función de las necesidades.

Una de las señas de identidad de Buy & Hold es su reticencia a hacer apuestas macroeconómicas porque como señala su consejero delegado y gestor de renta fija, Rafael Valera, “es casi como tirar una moneda al aire”. Valera considera que los más adecuado es alejarse del ruido que generan las declaraciones de los responsables de los bancos centrales y construir carteras con la vista puesta en el medio y largo plazo. “Manteniendo unas duraciones conservadoras y una elevada calidad crediticia, en Buy & Hold seguimos dando protagonismo a los bonos de las empresas en nuestras carteras”, remarca. Esta estrategia le ha dado sus frutos. Según datos de Morningstar, el fondo B&H Bonds LU cerró 2024 con una rentabilidad del 8,3%, muy similar al 8% que registró su vehículo B&H Renta Fija.

“Elegimos cada una de nuestras posiciones en renta fija estudiando cada emisor y operación, pero vemos oportunidades en algunos bonos high yield del sector energético, especialmente de la industria petrolera y compañías especializadas en el transporte de materias primas”, destaca Valera. Esta apuesta se combina con la inversión en emisiones de bancos que van desde la deuda sénior a la subordinada. “Si con los tipos de interés en negativo han sobrevivido y han logrado mejorar su solvencia y solidez, ahora a la banca le toca florecer con los tipos más elevados”, remarca. Aunque todo apunta a que la rebaja de tipos podría ser más intensa en la zona euro por el temor a un enfriamiento de la economía, las tasas no van a regresar a los mínimos registrados entre marzo de 2016 y julio de 2022.

A pesar del ruido de las últimas jornadas, José María Lecube, director de renta fija en Dunas Capital AM, ve posible lograr entre un 3% y un 3,25% sin mucha dificultad. “Nuestros fondos más conservadores ya tienen una cartera de bonos con devengos para este año por encima del 3,15%”, apunta. Para un 2025 en el que la volatilidad se dejará sentir, el experto apuesta por una estrategia prudente con duraciones que van desde los 12 meses (un año) a los 36 (tres años). Por sectores, Lecube se decantan por los bonos de bancos y entidades financieras con calidad sénior y grado de inversión que todavía dan rentabilidades superiores al 3%. “Pagan entre 70 y 100 puntos básicos más que el bono alemán a dos años. Si bajan más los tipos, que lo harán, estos bonos pueden ofrecer un retorno más razonable”, afirma. El gestor se muestra optimista y cree que además de los cupones, los inversores pueden lograr un extra de rentabilidad con la revalorización asociada la rebaja de los tipos. El descenso en los rendimientos supone la revalorización del precio de los bonos. Este es el escenario que cabría esperar en un contexto de tipos de interés reales más bajos. Según las estimaciones de Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa, el BCE seguirá bajando las tasas hasta alcanzar el 1,5%. Es decir, desde los niveles actuales espera un recorte de 150 puntos básicos.

Conservadoras son también las estrategias de los gestores de renta fija de Mutuactivos. Emilio Ortiz, responsable de inversiones de la firma, reconoce que el exceso de endeudamiento público supone un riesgo para la sostenibilidad de la deuda pública a largo plazo. “El mercado ha empezado a exigir más para compensar ese riesgo y forzar el cambio hacia una política fiscal más ortodoxa, pero la probabilidad de que en los próximos años veamos un evento de impago por parte de países como EE UU o Francia es remota”, subraya. Para el gestor, el principal riesgo a largo plazo para la deuda pública continúa siendo la inflación. Aunque los datos de diciembre de la eurozona y EE UU muestran que el proceso desinflacionista se ha frenado, unas respectivas tasas del 2,4% y del 2,9% están lejos del 10% que se llegó a registrar en 2022, cuando el aumento de los precios de la energía llevó a los bancos centrales a mostrar su cara más dura. “Parece que este riesgo está controlado”, sostiene Ortiz. El gestor cree que para reducir el impacto de la subida de los rendimientos la mejor opción pasa por invertir en deuda a corto plazo o bonos con cupón flotante. Es decir, en aquellos instrumentos cuyo interés varía en función del índice al que esté referenciados. Este ajuste periódico permite adaptarse a las fluctuaciones. Dentro de este grupo destacan los bonos ligados a la inflación. Pero por encima de todo, Ortiz escoge a la deuda corporativa de alta de calidad. “La prima de riesgo de crédito es relativamente baja, así que estamos reduciendo la exposición a la deuda privada de menor calidad crediticia a la espera de una oportunidad más clara para volver a entrar”, apunta.

En la misma línea se mueven los analistas de Beka Finance, que eligen a la deuda corporativa con grado de inversión denominada en euros. “Estamos cómodos con la concesión de préstamos a pymes y con el crédito en el sector inmobiliario, aunque evitamos la exposición a oficinas, un segmento que sigue enfrentando dificultades. También observamos oportunidades en grado de inversión y duración media, que puede ofrecer estabilidad en un contexto de ajuste de tipos”, puntualizan.

En un entorno en el que la fortaleza de la economía estadounidense, las expectativas de menores de recortes de tipos por parte de la Fed y las políticas proteccionistas seguirán impulsando al dólar, los gestores dejan de lado la deuda de países emergentes. Aquellos que sí están dispuestos a asumir algo de más riesgo creen que las referencias en dólares son la opción más segura. “Las divisas son el activo más afectado por las políticas proteccionistas”, señala David Ardura, director de inversiones de Finaccess Value. Aunque desde la gestora se muestran más confiados con la deuda corporativa europea con duraciones de entre dos y tres años, para aquellos que estén dispuestos a asumir algo de más riesgo y quieran incorporar deuda emergente, creen que las emisiones en dólares de empresas de países emergentes pero con un negocio internacional pueden aportar un extra. “Pagan más por tener su sede en un país emergente, pero su negocio es global”, destaca Ardura.

El regreso de la disciplina fiscal

Junto a la apuesta por deuda corporativa en grado de inversión y las duraciones medias, el consenso avisa de que 2025 será un año de constantes idas y venidas. Los analistas de Singular Bank creen que los mercados se van a mover en función de los efectos positivos de la mayor desregulación y bajada de impuestos que plantea la nueva administración estadounidense, sus políticas arancelarias inflacionistas, la reacción de la Fed y los desequilibrios que acumulan las economías desarrolladas. La firma, que confía en que la Fed baje los tipos en medio punto a lo largo del año, prevé una rentabilidad de entre el 4% y el 6% en 2025 para la renta fija.

Después de años en los que los bancos centrales han apoyado a las economías y al mercado de bonos con compras de deuda y tipos cero, los inversores ya están empezando a exigir a los gobiernos que tomen medidas para reducir sus déficit y deuda. Al castigo que desde mediados de 2024 vienen sufriendo los activos franceses por la falta de acuerdo para enderezar sus finanzas, se han sumado en las últimas semanas la presión que los grandes inversores están ejerciendo sobre la deuda de EE UU y Reino Unido. Mientras el bono a 10 años estadounidense se aproxima a la barrera del 5%, la referencia británica al mismo plazo ha alcanzado niveles de 2008, previos al estallido a la crisis financiera, y la deuda a 30 años ha subido a máximos de 1998.

La primera economía del mundo sigue creciendo a buen ritmo y su tasa de paro cerró 2024 en el 4,1%, pero a partir de ahora los inversores van a exigir un mayor control del gasto. Fuentes del mercado recuerdan que las anteriores ocasiones en las que el bono de EE UU ha superado la barrera del 5%, la economía ha terminado cayendo en recesión. Con un déficit que supera el 6% del PIB y unas previsiones que apuntan a que seguirá aumentando, EE UU se verá obligado a emitir más deuda para financiarlo. Hasta ahora los inversores han digerido sin problema la avalancha de papel, pero puede que en algún momento se atraganten. Con una deuda global que ronda los 100 billones de dólares, el FMI ya instó el año pasado a los países a activar el recorte del gasto.

Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.
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