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EL FARO DEL INVERSOR
Tribuna
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Navegando los riesgos del mercado en 2024

Las incertidumbres que sobrevuelan al mercado este año hacen preciso que los inversores tomen sus decisiones con prudencia y reflexión

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En el complejo universo financiero actual, la prudencia debe convertirse en guía fundamental para la navegación de los inversores en el mercado. Especialmente en 2024, porque en el año que acaba de comenzar acechan numerosos riesgos: económicos, geopolíticos, políticos y las valoraciones elevadas.

Entre los riesgos económicos, la sombra de una posible recesión se cierne sobre la economía. Las esperadas bajadas de tipos de interés, a menudo utilizadas como herramienta para mitigar los estragos de una recesión, generan gran preocupación, porque, normalmente, después de bajar los tipos llega una recesión. Teniendo esto en cuenta, podemos observar en la curva de futuros de los de tipos de interés que se espera que haya entre tres y cuatro recortes durante 2024. Esto se debe a que la Reserva Federal en Estados Unidos ya ha logrado reducir la inflación desde el 6,6% al 4,7%.

Aunque el optimismo respecto a un aterrizaje suave de la economía en Estados Unidos ha ganado terreno, la realidad en Europa es otra, donde la recesión es ya una realidad. En este contexto, si observamos la historia reciente y los indicadores adelantados de los que disponemos, no podemos descartar la posibilidad de un aterrizaje brusco en el corto plazo porque atravesamos la fase más complicada y peligrosa del ciclo económico. Una fase en la cual las subidas de tipos de interés comienzan a impactar en la economía y el mercado ya vislumbra la perspectiva de relajación monetaria por parte de los bancos centrales.

En el apartado de riesgos geopolíticos, los focos de tensión se multiplican. La guerra en Ucrania, la tensión en Oriente Medio y la situación en Taiwán, agravada por las elecciones previstas el 13 de enero en este país, aumentan el nivel de incertidumbre y podrían tener implicaciones en los mercados financieros globales. Son factores que no solo amenazan la estabilidad regional; también desencadenan ondas expansivas en unos mercados globales muy interconectados entre sí. Las repercusiones de la guerra de Ucrania en la economía europea son el recordatorio más cercano en el tiempo de los desequilibrios que un conflicto geopolítico puede originar. Además, solo con la incertidumbre ya hay suficiente munición para generar desequilibrios en los mercados. Los inversores tienden a buscar entornos estables y predecibles, y cuando hay tensiones geopolíticas, crece la incertidumbre, lo que impulsa la venta de activos financieros y aumenta la volatilidad.

Uno de los temas a analizar este año es el riesgo de sobrevaloración del mercado. El mercado se encuentra sobrevalorado en Estados Unidos y en algunos sectores que reflejan en sus precios un excesivo optimismo. La euforia de los inversores en ámbitos como el sector tecnológico y la inteligencia artificial podría haber generado burbujas que, al estallar, causarían estragos en aquellos inversores menos prudentes. Cuando hay sobrevaloración, no es solo una señal de una potencial corrección, sino también un toque de atención sobre la necesidad de evaluar cuidadosamente la relación riesgo/retorno a la hora de la toma de decisiones de inversión.

Valoraciones altas hoy pueden significar menores rentabilidades esperadas en el futuro. Los múltiplos a los que cotizan las compañías en el mercado son un reflejo de las expectativas sobre el crecimiento de las empresas a futuro. Por lo que múltiplos elevados, por encima de la media histórica, implican expectativas de crecimiento altas. Si estas expectativas no se materializan, la rentabilidad esperada de esas inversiones será inferior al promedio de rentabilidad histórica del mercado. Un ejemplo, el S&P 500 cotiza actualmente a un PER –número de veces que el beneficio está recogido en el precio de la acción– cercano a 25, mientras que la media histórica del índice oscila entre 17 y 18.

También será un año de riesgos políticos. 2024 será el año con más elecciones en la historia. Taiwán, Estados Unidos, Francia y Rusia vivirán procesos electorales, añadiendo algo más de incertidumbre a un escenario ya de por sí cargado de riesgos. Como sucedió en Turquía y Argentina, los resultados electorales podrían tener implicaciones significativas para la estabilidad política y económica global, afectando a las decisiones de inversión y generando volatilidad en los mercados. Un buen ejemplo es el rally tras los comicios en Argentina, que llevó la valoración de las empresas argentinas en Bolsa a más que doblar su capitalización.

Por tanto, dado el inestable panorama actual, es necesario que los inversores puedan navegar con éxito en aguas tan tumultuosas. Para lograrlo, la prudencia y la reflexión son criterios esenciales con los que deben dirigir su rumbo en medio de la tormenta. Aunque, a pesar de los riesgos inherentes al entorno económico, geopolítico y político, los inversores más cautelosos pueden estar en disposición de descubrir grandes oportunidades de inversión en la fase de incertidumbre que atraviesan los mercados y la economía.

John Tidd, director de Hamco Financial e Investment Advisor del fondo Hamco Global Value Fund.

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