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¿Por qué las subidas de tipos no han surtido todo el efecto esperado 18 meses después?

Los expertos esperaban que la economía de EE UU se frenara más y que cayera el consumo

Los tipos de interés de la Fed se disparan desde 2022
Belén Trincado Aznar
Miguel Moreno Mendieta

Los manuales de macroeconomía aseguran que los efectos de la política monetaria presentan un decalaje de 18 meses. Desde que se empiezan a subir los tipos hasta que esta decisión despliega todos sus efectos suele transcurrir un año y medio. Sin embargo, esta vez no ha sido así. O al menos no tanto como se esperaba.

Fue el mes pasado cuando se cumplió el plazo. Ya han pasado más de 18 meses desde que el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, anunció las primeras subidas de tipos para contener la inflación. Pero la economía estadounidense está aguantando mucho mejor de lo previsto. “Se suele pensar que la política monetaria funciona con retardos largos y variables. De hecho, hay una sólida y larga literatura académica que muestra que esos decalajes son bastante largos”, explicaba Powell hace un año.

Recapitulemos. Tras el confinamiento, la posterior reapertura y los problemas en las cadenas de sumunistros, los precios se dispararon en todo el mundo. En Estados Unidos llegaron a crecer a una tasa del 8,5%. ¿Cómo atajar esta inflación disparada? Subiendo con fuerza los tipos de interés. Si los consumidores tienen que pagar más por la hipoteca y las tarjetas de crédito, consumen menos. Si las empresas tienen mayores costes financieros, invierten y contratan menos personal.

En un abrir y cerrar de ojos el precio del dinero pasó en EE UU del 0% al 5,5%. Las hipotecas ya pagan tipos de más del 8% TAE. El Banco Central Europeo (BCE) siguió a la Fed un poco después. Esta purga debería haber bastado para enfriar a la economía nortemericana y a la europea. Pero ambas están encajando los golpes muy bien.

“Es indudable que la resiliencia continuada de la economía americana ha pillado a muchos por sorpresa”, explican desde el equipo de análisis de M&G, una gestora británica que gestiona activos por valor de 400.000 millones de euros.

A pesar de los malos augurios, el PIB de EE UU está creciendo al 2,4% y la tasa de desempleo está en el 3,8%, cerca de sus mínimos históricos. La inmensa mayoría de expertos pensaba que ya tendría que haber entrado en recesión. La buena marcha del empleo, las subidas salariales y la renta disponible están haciendo que el comercio minorista siga muy fuerte.

En la eurozona el PIB también sigue creciendo, aunque por los pelos. Aunque, eso sí, los datos de desempleo se mantienen en mínimos históricos, en el 6,4%.

Las causas

Para los especialistas de M&G, las principales causas de esta resistencia están en los ahorros acumulados por los consumidores durante la pandemia y el menor grado de endeudamiento.

“Tanto las familias como las empresas tienen unos balances mucho más sanados de lo que tenían antes de 2008. Además, muchas compañías y propietarios de viviendas aprovecharon el largo periodo de bajos tipos de interés para refinanciarse a largo plazo”, apuntan. Esto hace que la política monetaria no sea tan efectiva.

Con todo, la mayor parte del ahorro acumulado tras el Covid-19 se está ya agotando y ya empieza a haber algún síntoma de que los hogares se tendrán que apretar el cinturón. En octubre, por ejemplo, la reanudación de las devoluciones de préstamos concedidos a estudiantes comenzará tras una moratoria de tres años, lo cual podría reducir el gasto discrecional de los hogares.

También se está viendo un aumento de la amortización de deudas de tarjetas de crédito, lo cual sugiere que algunos consumidores se están preparando para una tormenta.

Además de la buena situación financiera, la propia inflación ha contribuido a disminuir la deuda. La subida del coste de la vida ha ayudado a erosionar el valor real de la deuda de familias y empresas (mejoran sus ingresos, pero lo que deben sigue estable). De este modo, el impacto real sobre la economía ha sido menos pronunciado de lo que sugieren las cifras generales.

Diego Fernández-Elices, director de inversiones de A&G Banca Privada, reconoce que la fortaleza de la economía estadounidense ha sorprendido a todo el mercado. “Hasta hace no mucho, la recesión parecía inevitable, pero ahora ni está ni se la espera”, afirma.

Ahora bien, desde la firma de inversión llaman a la prudencia. Recuerdan que el nivel de endeudamiento de la economía estadounidense es muy elevado y subrayan que dentro del panorama empresarial hay una gran variedad de compañías, algunas que sí se están viendo muy afectadas por las subidas de tipos de interés.


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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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