El BCE prepara hoy la primera pausa de su escalada de tipos en 15 meses
La desaceleración de la inflación y la actividad, la reciente subida del interés de los bonos, el riesgo geopolítico y la falta de acuerdo sobre las reglas fiscales apuntan de forma unánime a una parada
La sugerencia lanzada en septiembre se hará realidad hoy. El mercado apunta de forma unánime a que el Consejo de Gobierno del BCE, que se reúne en Atenas, decidirá mantener sin cambios los tipos de interés. Será la primera pausa tras una carrera desenfrenada de ascensos del precio del dinero: diez consecutivos desde julio de 2022 con los que los tipos han pasado de cero al 4,5% actual. El BCE avanzó en septiembre, tras esa décima subida, que los tipos había alcanzando un nivel lo bastante elevado y restrictivo como para alcanzar el objetivo de inflación, siempre y cuando se mantuvieran ahí un tiempo “suficientemente largo”. Y aunque el BCE no puede dar por ganada la batalla a la inflación, y la posibilidad de un alza de tipos adicional no pueda darse por enterrada, el momento para la pausa ha llegado.
Son varios los factores que justifican la parada en las subidas de tipos, a pesar de que en las últimas semanas ha surgido una nueva amenaza. La guerra en Gaza tiene el potencial de extenderse por Oriente Próximo y provocar un aumento del precio del petróleo que terminaría por causar un nuevo aumento de la inflación. Se prevé que Christine Lagarde aluda al riesgo geopolítico, aunque sea pronto para estimar su impacto económico y en la evolución de los precios.
Ante ese nuevo riesgo –capaz de reactivar la inflación y también de acelerar la contracción económica–, la mayor parte del mercado defiende que el BCE ha llegado al punto y final en esa escalada. “En este nuevo escenario económico, el inicio del cambio de sesgo del BCE se aleja en el tiempo, y es difícil que veamos una bajada de tipos antes de finales de 2024″, afirma Cristina Gavín, jefa de renta fija de Ibercaja Gestión.
A favor de la pausa en los tipos de interés juega en primer lugar que la inflación se está desacelerando en la zona euro y ha pasado del 5,2% en agosto en tasa interanual al 4,3% en septiembre, el nivel más bajo en casi dos años. Además, el índice de gestores de compras (PMI) de octubre ha mostrado que la economía de la euro zona se ha situado en terreno contractivo, encabezada por Alemania, que lleva dos trimestres en recesión, mientras que la demanda de préstamos de empresas y hogares ha seguido disminuyendo con fuerza. “Las rentabilidades reales a vencimiento de la deuda soberana a largo plazo han aumentado en paralelo a las de los bonos de EE UU y las estadísticas sugieren que el crédito se contrae. Pensamos que el BCE ha concluido su ciclo de subidas de tipos”, defiende Nadia Gharbi, economista para Europa en Pictet WM.
A favor de una pausa en las alzas de tipos juega también el hecho de que los líderes de la UE no han alcanzado aún un acuerdo para la reforma de las reglas fiscales, que debería estar cerrado antes de fin de año. El BCE ya ha advertido del riesgo que puede suponer un retraso a 2024 de ese pacto, que los inversores aguardan como pieza clave para la sostenibilidad de la elevada deuda pública de la zona euro.
El plan antipandemia
Esa demora también es un obstáculo para la otra pieza que aún tiene pendiente mover el BCE en su política monetaria antes de plantear un recorte de tipos: la reducción del balance. El debate sobre si hay que acelerar el fin de la reinversión de la deuda que vence del programa antipandemia PEPP –que acumula 1,7 billones de euros– ya está abierto en el BCE.
Hasta ahora lo previsto es que esa reinversión se extienda hasta al menos finales de 2024, pero el banco central deberá ir afinando el calendario y avanzando necesariamente novedades sobre la reducción de balance antes de plantear una primera bajada de tipos. “La decisión de poner fin a la reinversión del PEPP llegará probablemente en diciembre como muy pronto. Vemos pocas razones para que el BCE toque su primera línea de defensa contra la fragmentación financiera en un momento de discusiones presupuestarias apuntaladas por una consolidación fiscal limitada, mientras sigue sin haber perspectivas de acuerdo sobre las futuras normas fiscales de la zona del euro. No tiene sentido avivar el fuego”, defiende Gilles Moëc, economista jefe de AXA IM. En Bank of America esperan que Lagarde se muestre “muy poco comprometida” con el debate sobre el final de la reinversión del PEPP.
Algunos expertos sí apuntan a que el BCE podría anunciar novedades sobre el coeficiente de reservas que se exige a la banca, ahora en el 1% pero que históricamente, y hasta 2012, estuvo en el 2%. Un aumento a ese 2% contribuiría a drenar el exceso de liquidez y a encarecer el coste de financiación, aunque “cualquier movimiento más significativo tendría consecuencias distributivas potencialmente peligrosas en toda la zona euro. Pensamos que el BCE evitará “agitar el barco” en las actuales circunstancias”, añade Moëc.
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