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Brasileños que rompen pesos para burlarse de los argentinos: el agujero económico del que surge Milei

El país tiene más de diez cotizaciones de dólares diferentes y los expertos prevén que la inflación mensual se duplique en agosto. Los restaurantes no se atreven ni a poner precios en sus menús

Hinchas en Argentina rompen billetes
Leandro Hernández
Manu Granda

Argentinos Juniors, de cuya cantera salió un tal Diego Armando Maradona, se enfrentó el pasado 8 de agosto a Fluminense, un gigante del fútbol brasileño, en el Maracaná. Era el encuentro de vuelta por los octavos de final de la Copa Libertadores (el equivalente a la Champions League en Sudamérica) y Argentinos, pese a ser claramente inferior a su rival en cuanto a nombres, estaba aguantando bien el resultado tras empatar en Buenos Aires en la ida. La torcida del Flu estaba callada ante un partido que no estaba saliendo como esperaba, hasta que hacia el final, el brasileño Xavier cazó una pelota en una jugada extraña en el área y gritó gol. En ese momento de euforia, mientras el lateral corría hacia su hinchada para celebrar el tanto, la televisión enfocó a un aficionado brasileño que esgrimía un billete argentino con un gesto soez. Rápidamente cambiaron de plano, pero se trata de un hecho que se ha normalizado en los últimos meses: en los cruces entre equipos brasileños y argentinos, los primeros rompen billetes de pesos como burla hacia el rival. También lo hicieron los chilenos de Colo Colo. Los campos de fútbol son reflejo de que la moneda argentina no vale nada.

Estas no son las únicas escenas inverosímiles que han provocado la inflación y la brutal depreciación de la moneda en Argentina. En los restaurantes porteños, por ejemplo, los menús muestran las comidas sin el precio. “Cuando escaneas el código QR, te avisa de que los precios pueden modificarse al momento de pagar, ya que pueden aumentar desde que te sientas hasta que pides la cuenta”, explica Victoria Leo Murias, una argentina de 27 de años que vive en Buenos Aires.

Situación de la moneda y la inflación argentinas
Carlos Cortinas Cano

El país lleva muchos años con una inflación muy alta, pero esta se ha disparado especialmente en la presidencia de Alberto Fernández. El presidente, que ganó las elecciones con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta, asumió el poder el 10 de diciembre de 2019. Ese día, el dólar del que están pendientes los argentinos, el blue, que es el que pueden comprar en negro en las conocidas como “cuevitas” (lugares donde una persona va a adquirir o vender dólares) y en los “arbolitos” (vendedores en la calle), cotizaba a 69,50 pesos, según el histórico del diario económico Ámbito Financiero. La semana pasada, el blue cerró a 605 pesos. Tras las elecciones primarias del domingo, en las que el candidato de ultraderecha del partido La Libertad Avanza, Javier Milei, sorprendió a las encuestas alzándose como el más votado, el dólar blue voló hasta los 685 pesos el lunes y el miércoles marcó el récord de 780 pesos.

El dólar oficial, por su parte, que interesa bastante menos a los argentinos (no se puede acceder a él libremente), pasó de 300 pesos antes de las elecciones a 350. Hay otros tipos de dólar, como el MEP o Bolsa, que es el usado para la compra de bonos en pesos en el parqué porteño y la venta de los mismos en dólares. El descalabro de la moneda es tal, que hay más de diez tipos de cotizaciones diferentes frente a la divisa norteamericana.

El terremoto Milei

El fenómeno de Milei se alza en un contexto económico pésimo, con un país que cerró julio con una inflación interanual del 113,4%, según datos del Indec, el Instituto Nacional de Estadística y Censos. Pero agosto está siendo claramente peor: tras la mencionada devaluación poselecciones que decretó el ministro de Economía, Sergio ­Massa (exopositor de Kirchner, con la que ahora comparte Gobierno), y que arrastró al blue, los expertos esperan una inflación mensual del 14% (entre agosto y julio), es decir, más del doble de lo que marcó en julio, en el que la tasa mensual fue del 6,3%.

Ante el pánico bursátil tras la victoria de Milei, que se autodenomina “anarcocapitalista” y se muestra a favor de liberalizar la compraventa de órganos, el candidato de ultraderecha se desligó del desplome de la divisa argentina. “¿Yo emití pesos? ¿La Libertad Avanza tiene un programa que implica aumentar la emisión de pesos? [...] Cuando generas exceso de oferta porque emites, cae la demanda de dinero y el peso pierde valor”, dijo Milei en Radio Rivadavia. “Es un oxímoron decir que el mercado sube porque gana un tipo promercado”, añadió el candidato, que es un aliado internacional de partidos como el de Bolsonaro en Brasil o Vox en España.

Milei apuesta por cortar la inflación de raíz dolarizando el país, algo que no es sencillo, según explican varios expertos, ya que una de las condiciones previas es contar con una importante reserva de la moneda estadounidense. En el Banco Central argentino, descontados sus compromisos de pagos, las reservas netas en dólares son negativas en 5.000 millones.

En caso de dolarizar, no sería el primer país latinoamericano en hacerlo, pero sí el de mayor tamaño. Hasta ahora, el más grande fue Ecuador en el año 2000. El motivo fue el mismo, una inflación descontrolada, y una de las principales consecuencias fue la pérdida de autonomía del país para devaluar o intervenir en la moneda. Milei afirma que quiere “dinamitar” el Banco Central.

La victoria del pasado domingo, si bien no significa nada ya que solo sirve para determinar qué candidato representará a cada formación, dejó un escenario en el que tres partidos han quedado prácticamente igualados. La Libertad Avanza fue el más votado, con el 30,04%; seguido de Juntos por el Cambio (formación dominada sobre todo por el PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri), con un 28,27%, y Unión por la Patria (la formación del partido del Gobierno peronista), con un 27,27%. Todo esto dibuja un escenario de casi triple empate entre estos partidos de cara a las elecciones del próximo 22 de octubre, en el que para ganar hay que sacar el 45% de los sufragios o más del 40% y superar en más de diez puntos al segundo.

El ganador deberá tomar los mandos de un país arrasado, que a su vez tiene que cumplir con los objetivos de déficit que le impone el FMI por un préstamo de 57.000 millones de dólares. Para 2023, BBVA estima que Argentina acabará con un déficit del 2,6% del PIB (con el FMI se había acordado un 1,9%), y JPMorgan espera que el país cierre el ejercicio con una inflación internanual del 190%. Esto agitará aún más la pobreza que ya afecta a un 43% de los argentinos, según la Universidad Di Tella.

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Sobre la firma

Manu Granda
En la actualidad cubre la industria del automóvil en la sección de Empresas. Previamente pasó por el área de Economía, donde escribió de laboral. Como 'freelance', cubrió la temporada de incendios del verano 2019-2020 en Australia para EL PAÍS. Es graduado en periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y cursó el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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