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La punta del iceberg
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Por qué nos hemos equivocado los economistas: el reto de entender las contradicciones

El analista de coyuntura valora la realidad en un contexto con señales cada vez más contrapuestas y, pese a todo, trata de acertar en el diagnóstico

Una trabajadora, en un laboratorio científico.
Una trabajadora, en un laboratorio científico.PACO PUENTES (EL PAÍS)

Vivimos en una época tumultuosa, y esta agitación se manifiesta en la complejidad de prever y estimar los acontecimientos. El analista de coyuntura se enfrenta al desafío del análisis, utilizando herramientas que, aunque variadas en sofisticación, requieren cierta estabilidad en las relaciones económicas para extraer las señales pertinentes. Cuando esta estabilidad falta, los errores cometidos por los analistas se magnifican, dejándonos prácticamente a merced de la espera, confiando en que las aguas vuelvan a su cauce.

Recientemente, abordé en una columna la dificultad inherente al análisis del tercer trimestre, que concluyera hace poco más de un mes. En un contexto de desaceleración económica, los indicadores reaccionan en momentos dispares, enviando información que podría parecer, aparentemente, contradictoria. Aquí, el desafío radica en interpretar esa aparente contradicción y situar cada indicador en su contexto adecuado. Este fenómeno no surge tanto de indicadores que señalen realidades divergentes, sino más bien de un proceso que es inherente al ciclo económico.

No obstante, en ocasiones, nos encontramos con que ciertos indicadores arrojan cifras que constituyen sorpresas significativas, inesperadas para la mayoría. Por ejemplo, y aunque no podemos catalogar los últimos datos como atípicos ni excesivamente sorprendentes, es innegable que la Encuesta de Población Activa (EPA) de octubre pasado nos proporcionó cifras de ocupación superiores a las expectativas (y no era la primera vez). Como consecuencia, numerosas proyecciones sobre el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para ese mismo trimestre quedaron rezagadas frente al dato final publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), apenas un día después.

Esto no ha sido una excepción. En los últimos trimestres, anticipar la evolución económica se ha convertido en un desafío poco habitual. Cambios, quizás apenas perceptibles para el analista centrado en el corto plazo, están influyendo en la trayectoria de diversas series, ya sea en sectores específicos, precios o el mercado laboral, lo que complica el proceso analítico. Aunque no es necesario detenerse exhaustivamente en todos ellos, alguno, por su relevancia, merece ser mencionado.

Volvamos al mercado laboral. Se espera que la subida de los tipos de interés y, por ende, de la economía en general, impulse un ajuste significativo y negativo en el mercado de trabajo. La Curva de Phillips, que ilustra el trade-off entre inflación y desempleo, sugiere que, para reducir la inflación, debería haber un aumento del desempleo. Esto se debe a que la subida de tipos de interés conduciría a una desaceleración económica, desincentivando los incrementos salariales, los márgenes y, en última instancia, los precios.

Aunque esta hipótesis ha sido respaldada por evidencia empírica a lo largo del tiempo, hemos trabajado con éxito en comprenderla y proporcionar un marco teórico. Sin embargo, las condiciones para que esta cadena de hechos se sucedan son diversas y, en la actualidad, evidencian un peso significativo. Tanto en España como en muchos otros países, el aumento de los tipos de interés y la desinflación no están afectando de manera significativa (según lo esperado) a un mercado laboral notablemente resistente. Por otra parte, el desempeño de las exportaciones en España, claramente afectado por la coyuntura internacional en esta segunda mitad del año, ha exhibido, no obstante, un comportamiento notable en los últimos dos años, con aumentos significativos concentrados, en parte, en sectores previamente menos destacados, al menos en términos de atención mediática: habló de los servicios a empresas. Aunque su impacto particular en la serie de exportaciones españolas no ha sido abrumador, ha aportado lo suficiente como para conferirle a dicha evolución un matiz mínimamente atípico.

Ambos fenómenos podrían estar vinculados a transformaciones profundas en lo que denominaría “fundamentales estructurales”, que influyen en los comportamientos de series coyunturales de manera, en ocasiones, imprevisible. Y es que desde el inicio de la pandemia, se han producido cambios importantes en ciertos comportamientos difíciles de anticipar y encajar en los modelos coyunturales. Por ejemplo, la transición del uso del efectivo a las tarjetas, que complica el análisis del consumo a partir de estos datos; el aumento de las horas no trabajadas debido a enfermedades, fenómeno relevante no solo en España sino también en gran parte de Europa; o el propio comportamiento del mercado laboral en términos de ocupación y actividad, mencionado anteriormente.

En los documentos que acompañan a los presupuestos generales del Estado, se presentan análisis sugerentes. En el “Plan Presupuestario”, concretamente en su evaluación de la situación macroeconómica, se destaca un recuadro que examina uno de estos cambios fundamentales que podría estar detrás de las dificultades para prever a corto plazo la evolución del mercado laboral y, de manera adicional, el aumento de la actividad y las exportaciones en el sector de servicios a empresas.

Este recuadro apunta al aumento significativo de la inmigración como la principal explicación del incremento en la población activa (debido a la llegada de personas para trabajar) y, como consecuencia, del aumento en la ocupación. Este fenómeno responde a los incentivos de un mercado laboral que enfrenta serias dificultades para cubrir ciertos puestos, una problemática que afecta a toda Europa, aunque con peculiaridades particulares en España a lo que se uniría la caída de los salarios reales que incentiva tanto a la contratación como a la activación de la mano de obra.

La inmigración está generando un aumento en la población que supera considerablemente la media de años anteriores. Si gran parte de esta inmigración llega con el propósito de trabajar, se desencadenan dos consecuencias significativas: un crecimiento de la ocupación y de la actividad a ritmos superiores a lo inicialmente previsto. El aumento en las nacionalidades concedidas respalda la percepción de que este fenómeno está teniendo lugar.

Además, a diferencia de lo ocurrido a principios del siglo XXI, parece que el destino sectorial de esta inmigración no está centrado en unos pocos sectores (como era el caso de la construcción en ese momento), sino que se extiende a muchos otros, especialmente en el ámbito de los servicios. ¿Pueden adivinar en cuáles? Exacto, en servicios a empresas. Esto también justificaría, en parte, la evolución de este sector y su papel destacado en el crecimiento de las exportaciones.

Así pues, hay numerosos factores subyacentes en la evolución de la economía que pueden explicar los cambios que observamos en sus fundamentos y que repercuten en el análisis coyuntural. Desde que superamos la pandemia, hemos sido testigos de una sucesión continua de estos cambios, lo que implica que los modelos de análisis deben ajustarse constantemente. Continuaremos esforzándonos por delinear las dinámicas a corto plazo para ofrecer explicaciones más frecuentes de lo que ha ocurrido, en lugar de tener que explicar por qué nos hemos equivocado.

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