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A Fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

De qué se habla (de verdad) en Jackson Hole

Los más influyentes en política monetaria y fiscal preparan un giro copernicano

Jackson Hole, sede del simposio sobre política económica que lleva su nombre, en Wyoming (EE UU).
Jackson Hole, sede del simposio sobre política económica que lleva su nombre, en Wyoming (EE UU).REUTERS

"Changing market structure and implications for monetary policy” (la cambiante estructura del mercado y sus implicaciones para la política monetaria) es la temática oficial del encuentro de los bancos centrales más importantes del mundo en Jackson Hole, Wyoming, desde hoy y hasta el domingo.

150 personas, algunas, las más influyentes en política fiscal y monetaria del mundo, más inversores institucionales y prestigiosos economistas van a hablar de un cambio copernicano en la política monetaria mundial. Obviamente, lo que acabo de decir es off the record. El encuentro de banqueros centrales en el parque natural de Jackson Hole es parecido al cónclave de cardenales que elige un nuevo papa en la Iglesia Católica. Siempre pasa lo mismo: las apuestas apuntan a un posible papa y, después, vienen las sorpresas, como sucedió con la eleccion de Juan Pablo II y Francisco.

Recientemente, expresidentes de bancos centrales (Inglaterra) y grandes inversores (Pimco, Blackstone), con poder para mover los mercados, han avisado del excesivo poder que, desde el estallido de la Gran Recesión (2007-2009) y hasta hoy, tienen los bancos centrales. En concreto, la Reserva Federal de EE UU, el Banco de Inglaterra y el de Japón. Cierto es que cada banco central ha decidido su política monetaria y fiscal en función de las circunstancias de sus economías y que no todos van al mismo ritmo.

La Fed, que hizo tres flexibilizaciones cuantitativas, comprando bonos del tesoro y fondos hipotecarios a razón de 40.000 millones en cada tipo de bono, durante ocho años, manteniendo los tipos de interés en mínimos históricos, cercanos a cero, hoy está revirtiendo dichas políticas y el balance de la Fed, en 4 billones de dólares, va reduciéndose conforme vende los fondos.

Y los tipos están subiendo. Este año dos veces, la última en junio, y el presidente de la Fed nombrado por Trump, Jerome Powell, ha sugerido otras dos posibles subidas este año, una en septiembre/octubre y otra en diciembre, para evitar el sobrecalentamiento de la economía americana. Como acaba de decir la anfitriona del encuentro de Jackson Hole, Esther George, presidenta de la Fed de Kansas City: “La economía es fuerte, el desempleo está en mínimos históricos, la inflación se acerca al objetivo de la Fed del 2% y, aunque hay riesgos para la economía, preveo un crecimiento sólido en los próximos dos años”.

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Precisamente, el saber que orientación va a tener la política monetaria a partir de ahora, con circunstancias nuevas y diferentes de las de la última década, tiene al mundo económico y empresarial en vilo, pendientes de lo que se diga oficial y extraoficialmente en Jackson Hole. Ya hemos dicho que la Fed aumenta los tipos, lo cual enfada al presidente Trump porque sabe que una subida de tipos es peligrosa para el crecimiento económico en el que el presidente ha basado toda su política.

Preguntado por Bloomberg el día 22 sobre si estaba contento con la forma en que Powell (¡nombrado por él mismo!) está haciendo las cosas, el presidente dijo: “Le responderé dentro de siete años”, que es tanto como decir que Trump está convencido de que estará en la Casa Blanca dos mandatos –eso, si gana las elecciones presidenciales en 2020 y, más cerca aún, si los demócratas no retoman el control del Senado y de la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas de noviembre: los demócratas ya han avisado de que, si ganan, habrá impeachment del presidente– y que Powell solo estará en el cargo un mandato de cuatro años, porque está siguiendo la misma política monetaria de Ben Bernanke (republicano) y Janet Yellen (demócrata), es decir, la política monetaria de Barack Obama que sacó America de la recesión, pero no la política que quiere Trump.

Aunque ahora Trump tiene otras preocupaciones que no incluyen Jackson Hole en su radar toda vez que su ex director de campaña, Paul Manafort, ha sido imputado en 8 de 18 acusaciones e irá a la carcel con tal de defender al presidente de la trama rusa, y el ex abogado personal de Trump, denominado The Fixer, porque se encargaba de arreglar todos los problemas del presidente, se ha autoinculpado, por ejemplo, de haber pagado 130.000 y 160.000 dólares, respectivamente, a una actriz porno y a una playmate de la revista Playboy para obtener su silencio sobre presuntas relaciones sexuales con el presidente, en 2016, en plena campaña electoral, algo que Trump ha negado publicamente, pero que si se demuestra cierto, lo pondrá en la misma situación que a Clinton, cuando mintió en televisión sobre sus íntimas relaciones con Monica Lewinsky.

El Banco de Inglaterra acaba de subir los tipos como medida preventiva ante la falta de acuerdo sobre el brexit con la UE y lo mismo ha hecho el Banco de Japón en su línea de “Abenomics”.

La economía americana crece al 4,1% anualizado; la tasa de paro está en el 3,9% o pleno empleo y aumenta la tasa de participación laboral porque cada vez son más los que buscan trabajo. El consumo interno crece al 3,7% y la inversión empresarial al 2,7%, mismo porcentaje que los salarios. La inflación está controlada.

El panorama no podía ser mejor, pero... en Jackson Hole, fuera del programa, se hablará mucho de la concentración empresarial en todos los sectores en manos de muy pocos actores, con sus nocivas consecuencias para la economía y el empleo. Hablarán de la ralentizacion de la economía china (6,7%, en China, es recesión) y el brusco descenso del consumo y del crédito.

Tratarán del monopolio de Amazon, que controla el comercio electrónico mundial y ahora se lanza a dominar el mundo retail físico: la compra de Whole Foods fue un aperitivo porque Amazon está abriendo tiendas para todo. Tras hundir las librerías físicas con venta de libros online más baratos, (Borders cerró sus 11.000 librerías en Estados Unidos en 2011 y Barnes&Noble ha pasado de 12.000 a 900), Amazon abre sus propias librerías físicas.

Lo mismo en el comercio local tras destrozar a Macy’s, Nordstrom y Sacks y, ahora a por el comercio de cercanía, donde Target, Home Depot o Walmart son las víctimas. Y, sobre todo, se hablará de la crisis en los mercados emergentes, como Turquía, encrudecida por las sanciones de Trump así como los efectos nocivos del proteccionismo de este para el comercio mundial.

Mientras, la música suena y todos bailan (frase relacionada con los felices años veinte, previos a la Depresión de 1929, cuando los mercados se fueron al garete y los ricos se tiraban por las ventanas de Wall Street): el S&P 500 alcanza su máximo histórico y el Dow Jones Industrial Average vive su más largo bull run desde la presidencia de Reagan, hasta el crac de 1987.

De todo ello hablarán en Jackson Hole, en un entorno en que economía, mercados de valores y empleo van de cine. Y también prestarán atención a la encuesta a 1.000 economistas hecha por su Biblia, el WSJ: el 67% prevé recesión para 2020.

Jorge Díaz Cardiel es socio director general Advice Strategic Consultants. Autor de ‘Hillary vs Trump’ y ‘Trump año uno’

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