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Un 'semáforo' para medir la pobreza escondida

Este sistema permite incluir a las personas afectadas como actor principal de la lucha contra la escasez Tiene en cuenta dimensiones hasta ahora obviadas y utiliza los colores del indicativo de tráfico para determinar el nivel de necesidad

Un niño espera en un vertedero en las afueras de Nueva Delhi, India.
Un niño espera en un vertedero en las afueras de Nueva Delhi, India. Reuters

La pobreza y la desigualdad tienen dimensiones en las que no se repara a la hora de medirlas. El estudio de estas es necesario para determinar el nivel de necesidad de un individuo, pero sobre todo para diseñar soluciones que lleguen de manera más efectiva. Para ello, la Fundación Paraguaya, en colaboración con el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y la Universidad de Oxford, han presentado este martes un innovador método de medición que ahonda en diferentes aspectos y utiliza los colores de un semáforo para identificar los niveles de carencia. 

A pesar del avance en materia social, "la brecha entre los problemas y las soluciones propuestas es cada vez más grande", ha dicho Ana Mercedes Botero, directora de innovación social en CAF. Para llenar esa distancia se recurre a la innovación y de ella nació el Semáforo de eliminación de la pobreza. La principal virtud de este sistema es que permite a las propias familias medir su cota de necesidad e identificar estrategias personalizadas para cubrirla. 

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Cada núcleo familiar evalúa mediante un patrón de colores, verde para situaciones de no pobreza, amarillo para pobreza y rojo para pobreza extrema, su situación en seis aspectos: ingresos y empleo, salud y medioambiente, vivienda e infraestructura, educación y cultura, organización y participación e Interioridad y motivación. 

Por ejemplo, una familia marcará el rojo si solo puede acceder a agua potable tras ir a buscarla a río o arroyo. El amarillo será la opción elegida si se tiene cerca un pozo o aljibe. Y el verde será el color de los que cuenten con un grifo de agua potable en casa.

De las respuestas a la encuesta, accesible y fácilmente identificable incluso para personas sin formación académica, se extrae un tablero con los resultados. A través de este tablero, se diseña un plan de acción basado en carencias específicas. Una persona puede no ser pobre en cuanto a ingresos y sin embargo, no contar con ahorros o una cobertura sanitaria eficiente. "Es una manera de incorporar a los pobres a la eliminación de la pobreza", ha afirmado Martín Burt, director de la Fundación Paraguaya.

Este método se ha implantado ya en 20 países de América, África y Asia y que, solo en Paraguay, ha ayudado a 3.285 familias a salir de una situación de escasez extrema. "Tardé 20 minutos en completar la encuesta y ahora sé qué significa no ser pobre y no es tan difícil de lograr", asegura Zelma, una microempresaria de la ciudada sudafricana de Ciudad del Cabo, cuyo testimonio recogió la fundación.

Las dimensiones olvidadas

Los organizadores del evento han utilizado las palabras de El Principito, la famosa novela de Antoine de Saint-Exupéry, para asegurar que "lo esencial es invisible a los ojos", por ello la pobreza va más allá de la carencia material o de lo que se ve a primera vista. Alrededor de 836 millones de personas viven en situación extrema y una de cada cinco vive con menos de un euro al día. Es necesario individuar su situación y combatirla "para no dejar a nadie atrás", ha asegurado Ana Mercedes Botero.

Y en cuestión de mediciones, lo que no se cuantifica, tampoco existe. Mireya Vargas, directora de Foco Sustentable y Centro Lyra, desveló otros aspectos que es necesario tener en cuenta cuando se habla de pobreza: empoderamiento, seguridad física, calidad del empleo, conectividad social, bienestar psicológico y la capacidad de ir por la vida sin sentir vergüenza por ser pobre. 

Vargas ha asegurado que estos aspectos son esenciales para la superación de este problema social, que ocupa el primero de los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, y las ha personalizado en una mujer moldava que al ser entrevistada aseguró que "la pobreza duele y carcome la dignidad". "El aislamiento empobrece", ha dicho Vargas tras argumentar que el 34% de los venezolanos encuestados aseguró que no contaban con ningún apoyo familiar. 

En Chad y Bolivia han puesto a prueba una de las dimensiones "olvidadas": la sensación de vergüenza o humillación por ser pobre. El 27% de los encuestados en el país africano sentían deshonra y el 60% se sentían humillados por el resto de la población debido a su condición. En Bolivia, dos de cada tres se sentían avergonzados y casi la mitad aseguraron sentirse humillados. 

A menudo, las personas que viven en condiciones de necesidad experimentan un malestar psicológico que se traduce en la carencia de un sentido vital, autorealización y felicidad. En Haití, por ejemplo, casi la mitad de los encuestados aseguraron que sus vidas tenían poca razón de ser. 

Tras las evaluaciones completas llegarán las medidas públicas para combatirla, que deben venir acompañadas de iniciativas del sector privado, "indispensable" en la opinión de Mercedes Botero. "Todos o la mayoría de pobres se pueden recuperar de la pobreza", ha sentenciado Mireya Vargas. 

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