¿Se puede ser optimista sobre la COP28?
La cumbre, que se celebrará en los Emiratos Árabes Unidos y será presidida por el CEO de una petrolera, genera inquietud y debate
Basta un repaso a la meteorología mundial de las últimas semanas para darnos cuenta de las consecuencias del cambio climático. Las temperaturas récord registradas en algunas zonas de Estados Unidos, el sur de Europa y China están afectando a más de 110 millones de personas que experimentan regularmente temperaturas superiores a los cuarenta grados centígrados.
En seis meses se celebra la COP28 en Emiratos Árabes Unidos, la cumbre de la ONU para abordar la forma en que los países miembros afrontan el cambio climático, y hay mucho que contemplar.
Una de las principales tareas de la COP28 será hacer balance a nivel mundial del Acuerdo de París, en el que los Gobiernos nacionales deben presentar los progresos realizados en relación con sus compromisos de reducción de emisiones. El presidente designado para esta cumbre, el Sultan Ahmed Al Jaber, ya ha advertido en una reciente carta de que “la comunidad mundial sabe que el GST [el inventario Global del Acuerdo de París] demostrará que no vamos por buen camino”.
Ante esta situación, exigió un “paquete de respuestas inmediatas [...] que necesitará un gran compromiso para hacerse realidad”. Con razón, lo que sugiere Al Jaber es que la credibilidad del proceso de la COP está en juego y pide a todos los que estarán presentes que “trabajen juntos para restaurar la confianza y cumplir con todas las promesas anteriores”.
Sin embargo, la celebración de la cumbre en los ricos Emiratos Árabes Unidos (EAU), con un presidente que también es consejero delegado de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC, por sus siglas en inglés), ha generado inquietud y debate. Es necesario que los países de Oriente Medio y la industria energética participen activamente en esta cumbre. Las empresas siempre han encontrado mayores oportunidades a través del compromiso y no de la desinversión, y este mismo principio debería aplicarse también a la COP28, a la lucha contra el cambio climático y por la transición justa.
Los EAU y otros países de Oriente Próximo y el Norte de África deben invertir –e incluso liderar– la transición hacia una actividad baja en emisiones de carbono. Estos países se verán obligados a cambiar ante la presión que ejerce un mundo en proceso de descarbonización sobre sus exportaciones de petróleo y gas y los graves efectos del cambio climático en esta región, principalmente la escasez de agua. Conscientes de ello, cabe destacar el anuncio realizado en julio por los EAU de invertir 54.000 millones de dólares en energías renovables en los próximos siete años, en su compromiso por alcanzar las emisiones netas cero en 2050.
El tiempo dirá si los EAU pueden responder a sus críticos de la COP28, pero si la presidencia de Al-Jaber es capaz de cumplir los compromisos de triplicar la capacidad de energía renovable, capturar las emisiones de gases de efecto invernadero y duplicar la eficiencia energética para limitar el calentamiento global, el mundo estará mucho mejor posicionado para mantenerse alineado con el objetivo de 1,5 grados de París, independientemente de quién organice el evento.
Hay dos hechos relevantes en esta COP28. En primer lugar, la transición justa será uno de los objetivos clave de la cumbre, teniendo en cuenta que los más pobres serán probablemente los que más sufran los efectos del cambio climático. Corresponde tanto a los Gobiernos como a las empresas apoyar a las sociedades más afectadas mediante la reconversión del mercado profesional y garantizando que la energía sea asequible para todos. No hacerlo, además de ser éticamente reprochable, pone en peligro el éxito de la transición hacia una economía verde.
En segundo lugar, y quizás uno de los aspectos más alentadores del programa de la COP28, es el mayor énfasis que se ha dado a la naturaleza. Ha quedado claro que la pérdida de biodiversidad es un peligro tan crítico como el cambio climático.
En esta cumbre se dedicarán dos días a abordar esta cuestión. Según Forest Trends, solo en América Latina y el Caribe, el 44 % de los bosques tropicales del mundo han sido arrasados para la agricultura, y se espera que la población mundial alcance los 10.000 o 12.000 millones de habitantes en 2050, frente a los 8.000 millones actuales; no hay tiempo que perder.
Como gestores de uno de los pocos fondos del mercado especializados en biodiversidad, sabemos lo importante que es este trabajo. Somos conscientes del enorme compromiso que supone ampliar el capital necesario para invertir en tecnologías y empresas circulares que mitiguen la pérdida de biodiversidad; un compromiso que requiere la colaboración sustancial entre Gobiernos, industria e inversores. Existen actualmente oportunidades de inversión muy interesantes en empresas y tecnologías en este sector, como, por ejemplo, aquellas que pueden aumentar drásticamente el rendimiento de los cultivos sin necesidad de más tierra, o tecnologías avanzadas de reciclaje que estimulan la economía circular.
El Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, firmado por 196 naciones en la Cumbre de Biodiversidad COP15 el pasado diciembre y diseñado para detener e invertir la pérdida de biodiversidad para 2030, fue un paso crucial. La COP28 se ha comprometido a desarrollar y hacer avanzar este marco, lo cual es tranquilizador.
Al Jaber afirmó que la COP28 “puede ser el punto de inflexión que necesitamos sobre la acción climática en esta década crítica”. El enorme potencial económico es real y sigo siendo optimista en cuanto a la viabilidad de una transición hacia un mundo con bajas emisiones de carbono. La COP28 será un paso importante para lograrlo.
Saker Nusseibeh es Comendador del Imperio Británico y CEO de Federated Hermes
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