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Los bancos centrales separan sus caminos en el inicio de la presidencia de Trump

Tras la subida de tipos del Banco de Japón, la Reserva Federal hará una pausa, mientras que el BCE se dispone a rebajar el precio del dinero

Christine Lagarde
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE); Kazuo Ueda, gobernador del Banco de Japón, y Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, en el seminario de Jackson Hole. en Wyoming, en agosto de 2023.David Paul Morris (Bloomberg)

La Reserva Federal de Estados Unidos celebrará esta semana su primera reunión de política monetaria con Donald Trump como presidente. El regreso del republicano a la Casa Blanca ―con sus promesas de aranceles, deportación de inmigrantes, impulso a las energías fósiles y desregulación agresiva― supone un terremoto para la economía mundial que tendrá repercusiones en la política monetaria. Trump ya ha avisado de que reclamará rebajas de tipos “inmediatamente”, pero tendrá que esperar. Los principales bancos centrales separan sus caminos en el inicio de su mandato. Después de que el Banco de Japón subiera los tipos el viernes 0,25 puntos, hasta su máximo en 17 años, la Reserva Federal se dispone a hacer una pausa en sus recortes el miércoles, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) prepara una rebaja de 0,25 puntos.

Trump ha añadido incertidumbre a una hoja de ruta que no terminaba de estar clara. Sus amenazas de aranceles no se han concretado, pero siguen por encima de la mesa, mientras que las restricciones a la inmigración ya se han endurecido y las rebajas de impuestos y los recortes de gasto aguardan su turno. El Fondo Monetario Internacional (FMI) avisó de los potenciales ―aunque inciertos― efectos inflacionistas de esas medidas y de la posibilidad de que frenen o impidan nuevas rebajas de tipos.

El nuevo presidente, además, eleva la tensión entre la Casa Blanca y los miembros del banco central. “Creo que conozco los tipos de interés mucho mejor que ellos, y creo que sin duda los conozco mucho mejor que el principal encargado de tomar esa decisión”, dijo Trump en el Despacho Oval el jueves, en una aparente referencia al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell. “Si no estoy de acuerdo, lo haré saber”, añadió.

Los inversores dan por seguro que Powell mantendrá el precio del dinero esta semana en el rango del 4,25%-4,50%, tras tres rebajas consecutivas con las que los tipos de interés han bajado un punto desde septiembre. Para ser más precisos, lo que ha bajado es el tipo de los fondos federales, los que el banco central presta a los bancos. En cambio, los tipos a largo plazo, tomando como referencia los bonos del Tesoro tanto a 10 como a 30 años, lo que han hecho es subir en torno a un punto en ese periodo, dando un vuelco a la curva de tipos. Ese movimiento refleja el temor a las tensiones inflacionistas y la expectativa de que los tipos se mantengan altos por más tiempo.

Las actas de la última reunión de la Fed ya apuntaban cierta preocupación por la política económica de Trump. “Todos los participantes consideraron elevada la incertidumbre sobre el alcance, el calendario y los efectos económicos de los posibles cambios en las políticas que afectan al comercio exterior y a la inmigración”, señalaban. “Varios participantes indicaron que, en mayor o menor medida, incorporaban hipótesis de reserva a sus proyecciones”, añadían.

Los analistas de Bank of America creen que Powell tampoco se mojará sobre la reunión de marzo. “Es probable que siga haciendo hincapié en la dependencia de los datos. Creemos que argumentará que los datos de inflación de los últimos dos meses fueron alentadores, pero que la estabilización de los indicadores del mercado laboral significa que no hay urgencia para recortar”, señalan. Esperan que Powell reciba preguntas sobre las políticas de Trump, pero creen que se mantendrá firme en su postura de que todavía hay mucha incertidumbre sobre ellas y que la Fed no debería prejuzgarlas o adelantarse a ellas.

Aun así, no esperan más rebajas de tipos. “Seguimos convencidos de que el ciclo de recortes ha terminado. El mercado laboral ha resistido y la inflación se mantiene por encima del objetivo (a pesar de los mejores datos de noviembre y diciembre). Pero la Fed aún no está preparada para asumir ese compromiso”, argumentan.

Donald Trump y Jerome Powell, en noviembre de 2017.
Donald Trump y Jerome Powell, en noviembre de 2017.Carlos Barria (REUTERS)

Christian Scherrmann, economista jefe para Estados Unidos de DWS, discrepa: “Mantenemos nuestra expectativa de una Fed que probablemente bajará los tipos un poco más en marzo y quizá en junio, antes de esperar a ver qué pasa, en vista de que la inflación sigue resistiendo”, sostiene, aun admitiendo que los riesgos se inclinan al alza. Los datos de inflación y empleo de enero y febrero pueden dar la razón a unos u otros ante la reunión de política monetaria del 18 y 19 de marzo.

En Europa, mientras, muy pocos dudan de que este jueves el BCE volverá a recortar los tipos de interés en 25 puntos básicos (0,25 puntos porcentuales), la quinta bajada en seis reuniones. Ni la amenaza de aranceles de Trump, ni el repunte de los precios de la energía han hecho inmutarse a los mandatarios del banco, que la pasada semana, durante el Foro de Davos, trasladaron una imagen de calma y previsibilidad mientras el mundo político y económico examinaba con lupa los efectos de la oleada de órdenes ejecutivas lanzada por el presidente estadounidense en sus primeros días.

“La dirección es muy clara”, dijo la presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una entrevista concedida a la CNBC en el marco del foro celebrado en la ciudad suiza. “El ritmo que veremos depende de los datos, pero un movimiento gradual es ciertamente algo que me viene a la mente en este momento”.

A diferencia de los movimientos de la Reserva Federal, casi todos los pasos del BCE desde que el pasado junio rebajara el precio del dinero por primera vez en ocho años han seguido esa filosofía del gradualismo y la progresividad tranquila, bajando la escalera peldaño a peldaño, sin saltos ni apenas parones.

El camino parece expedito para que así siga siendo, al menos en las dos próximas reuniones. “Llevarlos al menos al extremo superior de las estimaciones para el tipo de interés neutral, es decir, el 2,5%, parece una obviedad. Sin embargo, si la economía de la eurozona sigue siendo más débil de lo que predicen las previsiones de diciembre del BCE, será inevitable recortar aún más las tasas”, señala Carsten Brzeski, jefe de macro de ING. “Los próximos dos recortes parecen estar consensuados ahora, el camino a partir de entonces, no”, coincide Rubén Segura-Cayuela, economista jefe de Bank of America para Europa.

François Villeroy, gobernador del Banco de Francia, fue más allá: aseguró en Davos que llevar los tipos al 2% este verano “es un escenario plausible”, dado que estima que esa es la tasa neutral en la que la política monetaria ni desacelera ni estimula el crecimiento. Cuanto más cerca de ese umbral, sin embargo, menos consenso y más debate suscitará entre halcones y palomas del BCE. Con la revalorización del dólar conteniéndose, y sin materializarse los aranceles de Trump, la primera reunión tras la victoria del republicano se presenta, por tanto, plácida, sin temor a un efecto contagio inflacionista ni a la previsible divergencia con la Reserva Federal.

El diferencial de tipos entre el euro y el dólar aumentará esta semana a 150-175 puntos básicos, la mayor desde marzo de 2023. Si se cumplen las previsiones del mercado, podría ampliarse a más de 200 puntos básicos, lo que no ha ocurrido desde antes de la pandemia. Esa ampliación explica en parte la fortaleza del dólar, aunque las reuniones de esta semana de los bancos centrales tendrán poco efecto a corto plazo en las cotizaciones. “El mercado de divisas está actualmente más centrado en los mensajes de la Casa Blanca que en los de la Fed”, sostienen los analistas de Bank of America.

El Banco de Japón, mientras, está inmerso en un ciclo de subidas de tipos que, en su caso, supone una relativa normalización de la política monetaria. Tras el alza del viernes de 25 puntos básicos, sus tipos se sitúan en el 0,5%, aunque eso suponga el nivel más alto desde 2008. Su gobernador Kazuo Ueda trata de combatir el repunte de los precios, después de que la inflación subiese al 3,6% en diciembre. Se esperan más subidas de tipos en los próximos meses.

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