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De Telefónica a El Corte Inglés: las emisiones corporativas aumentan un 52% y regresan a niveles de 2020

Las empresas aceleran la venta de deuda animadas por el apetito de los inversores y el temor a que las condiciones se estropeen a medida que se acerquen las elecciones en EE UU. Las colocaciones con grado de inversión alcanzan los 207.000 millones, récord.

Mercado de deuda en euros, deuda corporativa Gráfico
Belén Trincado Aznar
Gema Escribano

La resistencia de los bancos centrales a bajar los tipos no ha frenado la actividad de los mercados. Mientras las Bolsas han seguido subiendo, las empresas, los bancos y los gobiernos que se financian en euros han redoblado su apelación al mercado para financiarse. Según datos recopilados por Natixis, en el primer semestre del año los emisores han colocado deuda por valor de 966.451 millones, un 11% más que en el mismo periodo del año anterior y superior incluso a los 936.003 millones captados en los primeros seis meses de 2020.

A la actividad frenética que desde hace años vienen manteniendo los estados y la banca, se suman ahora las empresas. Las emisiones corporativas suben un 52% en la primera mitad del ejercicio, hasta los 254.537 millones, cifras que no se veían desde hacía cuatro años cuando la pandemia y los tipos cero espolearon la necesidad de captar liquidez. Jesús Sáez, responsable de mercados de capitales para Iberia de Natixis, destaca que solo en grado de inversión se han vendido 207.000 millones, cifra récord. “El 14 de mayo fue el día más activo de la historia en el mercado de bonos corporativos en euros con un total de 17 referencias por importe de 13.400 millones”, remarca Sáez.

Esta hiperactividad pone de manifiesto que a los emisores no les intimida el tono agresivo que desde hace dos años vienen manteniendo los responsables monetarios. En apenas cuatro años los tipos de la zona euro han pasado de 0% al 4,25% (era el 4,5% hasta el pasado 8 de junio) y desde julio de 2023 las reinversiones de la deuda que vence en manos del BCE se limitan a los bonos adquiridos bajo el programa antipandemia (PEPP). Lejos quedan ya las ingentes compras de activos que han acompañado al mercado desde 2014 y que tanto han ayudado a aliviar la carga financiera de emisores públicos y privados.

Francisco Chambel, director de mercado de capitales para Iberia de Unicredit, apunta a la reaceleración de la actividad económica de las empresas como una de las razones que justifican la efervescencia de las emisiones corporativas. En los últimos años las empresas habían paralizado muchas de las inversiones a la espera de ver cómo evolucionaba la macroeconomía y sus resultados. Despejados los temores de recesión y con el beneficio por acción de las cotizadas europeas camino de poner fin a cuatro trimestres de contracción, las empresas desempolvan sus proyectos. Un ejemplo de esta corriente lo ilustran las inversiones por importe de 41.000 millones de euros que tiene previstas Iberdrola para el periodo 2024-2026.

El aumento de las inversiones se combina el resurgir del mercado de fusiones y adquisiciones (M&A). A la batería de ofertas públicas de adquisición que están vigentes en la actualidad se añaden operaciones como la fusión de MásMóvil y Orange. Los colchones de liquidez acumulados en la pandemia y las desinversiones en activos no estratégicos no son suficientes para hacer financiar los nuevos planes y es preciso acudir al mercado de capitales.

El tercer factor que ha servido de impulso a las emisiones tanto corporativas como financieras o soberanas ha sido el apetito de los inversores. “El repunte de la actividad en el mercado primario fue impulsado por las expectativas de recortes de tipos”, remarca Sáez. Con el mercado llegando a descontar entre cinco y siete rebajas del precio del dinero, los inversores pusieron a trabajar el exceso de liquidez que acumulaban en sus carteras para garantizarse unos cupones que ya no estarían disponibles en la segunda mitad del año. A medida que los bancos centrales fueran flexibilizando la política monetaria las remuneraciones de los bonos bajarían un peldaño.

Además de lograr unos ingresos atractivos por el cobro del cupón, los inversores pusieron sus esperanzas en la revalorización de la cartera de deuda a medida que los rendimientos prolongaban los descensos. Escenario que de momento no se ha cumplido. La resistencia que siguen mostrando los precios a bajar al objetivo del 2% está obligando a los bancos centrales a extremar la precaución. En el simposio de Sintra celebrado esta semana, Christine Lagarde y su homólogo estadounidense, Jerome Powell, confirmaron que el proceso desinflacionista ha seguido su curso, pero a un ritmo más lento de lo esperando. La Reserva Federal y el BCE necesitan más confianza para bajar los tipos. A las presiones inflacionistas derivadas de un mercado laboral sólido se suma ahora el temor a que las políticas populistas que prometen agresivas de impuestos acaben triunfando. Un mayor estímulo fiscal tiene asociado una mayor inflación, el caballo de batalla de los reguladores en los dos últimos años.

Chambel señala que el interés de los inversores y unos todavía bajos diferenciales de crédito han animado a muchos de los emisores a acelerar y diversificar sus planes de financiación. “Las compañías que tenían entre sus objetivos dar el salto al mercado han aprovechado la fuerte demanda para hacer los deberes antes de que empeoren las condiciones en un ejercicio que viene marcado por los eventos electorales”, señalan fuentes del mercado. A las ya conocidas elecciones estadounidense se han sumado en las últimas del semestre los adelantos electorales de Reino Unido y Francia.

Según datos de Natixis, por sectores las utilities han continuado siendo las más activas (37.000 millones). En el mercado español Iberdrola es el mejor exponente. A comienzos de año, la eléctrica colocó 700 millones en deuda verde híbrida al 4,87%. Junto a ella se posicionan otros representantes españoles como Redeia (dos emisiones de 500 millones cada una en bonos verdes al 3% y 3,46%) o Enagás (600 millones en deuda a 10 años al 3,62%). La gasista, al igual que la turística Amadeus (500 millones en bonos a cinco años al 3,5%) y la empresa de distribución El Corte Inglés (500 millones en deuda a siete años al 4,25%) son tres ejemplos de emisores corporativos que han regresado al mercado después del parón de los últimos ejercicios.

Por debajo de las utilities se encuentran el sector de infraestructura y transportes con operaciones por valor de 34.000 millones de euros, seguido del sector consumo con 30.000 millones. “Hay que destacar también el importante incremento las emisiones del sector salud con 13.000 millones, un 5% más que en el mismo periodo de 2023″, apunta Sáez.

En referencia a los plazos, los vencimientos más populares han sido los ocho años. No obstante, en sintonía las operaciones de los tesoros nacionales a principios de año, muchos emisores han aprovechado la actividad para alargar vencimientos. Según datos de Natixis, el 11% de las emisiones corporativas registradas en el arranque de año han sido a plazos de 12 o más años. Como el Tesoro Público, que en febrero vendió deuda a 30 años por primera vez en 24 meses, los corporativos han tratado de exprimir al máximo el apetito de los inversores para alargar la vida media de la catera de deuda y reducir el riesgo de refinanciación.

La actividad de los emisores corporativos ha incluido esta vez la reapertura del segmento sin grado de inversión, un sector que en España se había visto penalizado por el escándalo protagonizado por Grifols. Las emisiones en euros de estos activos alcanzaron los 4.200 millones de euros. En el mercado nacional el mejor exponente de esta tendencia es Cirsa, que a comienzos de enero lanzó una emisión estructurada en dos tramos por importe de 600 millones para refinanciar su deuda.

Las emisiones financieras caen un 9%

Los emisores financieros han seguido acudiendo al mercado con la periodicidad de ejercicios pasados. Después de un 2023 en el que las exigencias regulatorias dispararon las colocaciones financieras a máximos de 13 ahora, ahora que la mayoría de las instituciones ya han alcanzado mínimo de fondos propios y deuda que pueda absorber pérdidas las necesidades de financiación son menores. En el primer semestre los financieros colocaron 295.670 millones de euros, un 9,5% menos que en el mismo periodo de 2023. Andrés Calzado, responsable de mercado de deuda para instituciones financieras de Nomura para el sur de Europa, señala que, por tipología de bonos, la deuda sénior preferente y senior no preferente siguen predominando. “La mayoría de las operaciones se han destinado a las refinanciaciones de las emisiones que dejaban de computar como capital de máxima solvencia”, remarca. El mercado de cocos, que en 2022 se vio conmocionado por el rescate a Credit Suisse, ha seguido demostrado un comportamiento que en Nomura califican de “robusto”. “Tras la inquietud provocada por la quiebra de la entidad suiza, hemos observado una reactivación en las emisiones de cocos por parte de importantes entidades como Santander, BBVA y CaixaBank. Este tipo de producto sigue captando un considerable interés por parte de los inversores debido a la atractiva rentabilidad que ofrece, situada en torno al 7%", remarca. A las emisiones de 750 y 1.500 millones efectuadas por Santander y CaixaBank para recomprar las emisiones que llegan a vencimientos, se suman los 750 millones que levantó la entidad que preside Carlos Torres. La operación de BBVA fue la primera que realizó el banco desde que lanzara una opa hostil sobre Sabadell.

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Sobre la firma

Gema Escribano
Periodista económica, con 13 años de experiencia como redactora. Formó parte de la web de Cinco Días desde 2010 hasta 2017 cuando pasó a integrar la sección de Mercados. Especializada en información bursátil y mercado de deuda. Estudió periodismo en Universidad Carlos III.
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